donostia - La imagen del accidente todavía asalta la memoria. A su familia pero también a cualquier lector que la viera publicada la semana pasada. Se cumple una semana del trágico día en el que Mikel Manzano Altuna, un joven donostiarra de 21 años, perdió la vida en un accidente de coche en la carretera N-121-A, a la altura de Olagüe. Junto a él también falleció Xabier Taberna Telletxea, de 19 años y de Igantzi. Ambos viajaban en un BMW, que a las 19.53 horas colisionó contra un camión, lo que produjo el doble siniestro mortal.

La colisión que acabó con la vida de estos dos jóvenes fue brutal, pero no deja de ser una más en la macabra contabilidad de una carretera, la N-121-A, que comunica Pamplona con Behobia. Desde 2010 la N-121-A registra 31 muertes en accidentes de tráfico, siendo 2012 y 2015 los únicos años que no hubo que lamentar víctimas mortales en esta vía. Los padres de Mikel, Arantxa Altuna y Mikel Manzano, y su hermana, Naiara, aún rotos por el dolor, han querido sacar fuerzas de donde no las hay para alzar su voz y pedir mejoras y limitaciones en esta vía por la que transitan tantos guipuzcoanos. Saben lo que es el dolor y no desean que nadie pase por lo que están pasando ellos. El matrimonio donostiarra se puso en contacto con el programa Faktoria de Euskadi Irratia para pedirles ayuda y difundir un mensaje que llegue a las autoridades, con capacidad para tomar medidas. Conocen perfectamente la situación de esta carretera porque desde hace años poseen una casa en Arantza, a la que se trasladan todos los fines de semana. Además, Mikel residía en Lesaka con su novia y trabajaba en Salto Systems, en Oiar-tzun. Era una carretera también conocida para él, todos los días iba a trabajar por la N-121-A. Por las tardes, también hacía un curso de mecatrónica en Don Bosco.

La polémica por la falta de seguridad en esta vía viene de lejos. Pese a las reformas que se han realizado en los últimos años, con la ampliación de carriles o la construcción del túnel de Belate, su peligrosidad no ha disminuido, en buena parte por el elevado tráfico de camiones, que eligen esta carretera en su ruta internacional hacia Europa. Se calcula que unos 3.000 vehículos pesados transitan por ella cada día.

Tras la entrevista en Euskadi Irratia, la familia de Mikel atendió a NOTICIAS DE GIPUZKOA para recordar a su hijo, agradecer las muestras de cariño que han recibido estos días y difundir su mensaje para que se empiecen a tomar medidas que eviten desgracias como la que sufrieron el joven donostiarra y su amigo de Igantzi.

¿Cómo era Mikel?

-Mikel Manzano: Le encantaban las motos y los coches. Desde pequeño le ha gustado ese mundo y luego sacó primero el carné de la moto y después el del coche. También sacó el del remolque y hacía su vida, entre otras cosas y sobre todo, en torno al mundo de las motos. Ahora vivía en Lesaka, con su novia, conocía muy bien la carretera.

¿Hacia dónde se dirigían Mikel y Xabier?

-Arantxa Altuna: Llevaban en el remolque otro coche que habían comprado y al anochecer se dirigían hacia Lesaka para cenar con la cuadrilla: dejarían el nuevo coche en Igantzi y luego se irían a Lesaka para preparar la cena. Pero hacia las 20.00 horas se cortó todo el plan.

Ocurrió el terrible accidente y pasó a engrosar esa lista maldita de víctimas mortales.

-M.M.: Sí, todavía el atestado está por enviarse al juzgado. Yo no he hablado con los forales y prefiero esperar... pero tampoco creo que fuera culpa del camión. No voy contra los camiones.

¿Qué pasa con esta carretera?

-M.M.: Eso lo sabrán los especialistas. No sé, la verdad. Pero me temo que hay demasiado tráfico. El tráfico de los coches no se puede reducir, porque por ejemplo, si una persona de Erra-tzu trabaja en Iruñea tiene que ir allí y volver. Pero con los camiones, que la mayoría son internacionales, sí se puede hacer algo. La carretera no está preparada para que haya tanto tráfico pesado. Yo pienso que es posible bajar un poco ese tráfico y esa es mi lucha. Hay que reducir la peligrosidad, por favor.

Aun con la voz rota, alzan la voz para que no muera nadie.

-A.A.: Sí. A nosotros nos ha tocado esto y ya hemos perdido a nuestro hijo, pedimos ayuda para que nadie más muera en esta carretera. Hemos sacado fuerzas para acudir a los medios y también nos hemos puesto en contacto con el Defensor del Pueblo de Navarra, el equivalente al Ararteko de aquí.

¿Qué les ha respondido?

-M.M.: Mandé un correo y el primer día no nos respondieron, así que ayer mandé otro. Y entonces sí recibí una llamada de una chica llamada Irati, muy maja. Hablé con ella y le comenté lo que pasaba. Me contestó que está dispuesta a reunirse conmigo, supongo que para hablar. Pero que yo vaya allí solo es un poco absurdo. Me responderán que muchas gracias y que ya lo mirarán y ya esta, se acabó. Y no quiero que se quede solo en buenas palabras. Creo que es importante que me acompañen los alcaldes de los pueblos afectados. Si no vienen conmigo los alcaldes, los concejales y la gente de los ayuntamientos de Bortziriak y no hacemos una piña, creo que no se arreglará nada. En mi opinión deberían venir conmigo para presionar y decir que basta ya. Ya ha fallecido mucha gente en esa carretera y aunque no sea posible solucionar el problema definitivamente, porque siempre habrá accidentes, por lo menos a ver si logramos que no sea tan peligroso y se reduzcan los accidentes. Que se salven vidas. No deseo lo que le ha ocurrido a mi hijo a nadie. A nadie.

¿Cuál puede ser la solución?

-M.M.: Las soluciones no son fáciles, supongo que será complicado. Ya pusieron dos carteles pare reducir el tráfico: uno en Iruñea y otro en Behobia...

-A.A.: (le interrumpe) Son de cuando se hizo la obra de Belate y los pusieron para que una semana circularan los camiones con matrícula par y la siguiente los de matrícula impar. Lo que pasa es que están tapados y así... pues nada.

-M.M.: Sí. Es que más o menos pasan 3.000 camiones todos los días. Si se reduce a la mitad ya no sería tan peligrosa. Pero me temo que es una cuestión de intereses económicos, como siempre.

¿A qué se refiere?

-M.M.: Si hacemos la multiplicación, si los 3.000 camiones llenan el depósito del gasoil, imaginemos, 1.000 euros y 400 euros son impuestos, esos 400 por 3.000 son 1,2 millones de euros diarios para Hacienda. Si eso lo multiplicamos por 365 días del año, recaudan 350 millones de euros. Entonces, si el trafico se recorta a la mitad, ganarían menos. Los políticos tienen que valorar qué prefieren: que se muera la ciudadanía en accidentes o el dinero. Yo qué prefiero: ¿tener vivo a mi hijo o la indemnización que me puedan dar? No tengo ninguna duda, quiero que mi hijo esté vivo. Pero yo no puedo elegir y el Gobierno sí. Basta ya, esto tiene que ser la gota que colme el vaso.

¿Han hablado con alguien más?

-A.A.: Ayer, a mediodía, pasamos un escrito a todos los ayuntamientos de Bortziriak, Malerreka, Baztan... a todos los que están en la zona. Les comunicamos que íbamos a ir a la radio para hablar sobre el tema para que ellos también comenzaran a movilizarse.

-M.M.: Pero no sé cómo saldrá esto. Empezarán a decir que tal alcalde no está y que por lo tanto la reunión se tendrá que retrasar. Pero esto o se hace ahora o no se hace. ¿Qué pasa si ocurre otro accidente mañana mismo y fallecen otras dos personas? ¿Otra desgracia más? Los siguientes pueden ser los hijos o los padres de cualquiera, incluso yo mismo. Es muy fácil. Hay carteles puestos, lo único que hace falta es abrir una orden foral y después tendrán tiempo para tomar medidas. Por ejemplo, si se rompe una tubería qué hacemos, ¿nos quedamos mirando? No, primero cerramos la llave general y luego lo arreglamos. Primeramente hay que activar los carteles de la carretera y luego se hará el resto. Lo que pasa es que si activan los carteles ganarán menos dinero de los impuestos y me temo que esa es la clave.

Entonces, lo imprescindible en este momento es activar de nuevo esos carteles...

-M.M.: No sé si es la solución, porque yo no soy un profesional de esto. Pero mientras no se adopten otras medidas, hay que activarlos. Después, los ingenieros podrán estudiar qué hacer. Eso cuesta dinero y tiempo; pero activar los carteles no, porque ya están puestos. Hace falta que los camiones con matrículas pares e impares se alternen y que el resto circule por la autopista. Para Gipuzkoa sería importante y podrían hacer un convenio para mejorar las carreteras porque, al final, Gipuzkoa entera suele estar en Nafarroa y al revés. Con estos temas no se puede andar con tonterías, es absurdo.

¿Cómo logran sacar toda esta fuerza?

-M.M.: Estamos sufriendo, pero fuertes para luchar. Lo de nuestro hijo no tiene remedio, lo tengo que aceptar, pero es necesaria una solución para esa carretera. Mi hijo se ha ido y ha sido un palo terrible y es necesario pasar el duelo. Nuestra reacción ha sido esta, la de luchar porque esa carretera está mal, pero igual mañana me vengo abajo y estoy tumbado, hundido en el cuarto.

¿Han recibido el apoyo de mucha gente?

-M.M.: Ha sido impresionante, nos hemos quedado asombrados. Los de la ikastola, la gente de Urnieta, los de Don Bosco ikastetxea, los trabajadores de Salto, todo Bortziriak, el pueblo de Arantza, toda Azpeitia, los amigos de Donostia... hemos recibido muchísimo apoyo. Incontables. Mi hijo, qué voy a decir, era el mejor.

-A.A.: Se ve que con el trabajo que hacía ayudaba a mucha gente y ahora entendemos por qué se ha puesto en contacto con nosotros tanta gente.