donostia - Un análisis de los delitos cometidos por jóvenes en las poblaciones del País Vasco revela que la correlación entre las oportunidades de ocio de riesgo y la delincuencia juvenil que se da en otras sociedades y países europeos no existe en Euskadi y que factores como pertenecer a familias monoparentales o tener inestabilidad residencial tampoco caracterizan a los jóvenes infractores vascos.

El grupo de investigación en Criminología Aplicada (CRIM-AP) de la UPV/EHU ha estudiado los factores relevantes en los delitos cometidos por jóvenes en la Comunidad Autónoma Vasca para ver si coinciden con otros contextos geográficos y culturales y han comprobado que cuestiones como la oferta de ocio de riesgo, las familias monoparentales y la inestabilidad residencial, que están ampliamente reconocidos en la literatura científica como factores asociados a la delincuencia juvenil, no son los principales datos vinculados a la comisión de delitos por jóvenes en el País Vasco. El análisis de casi 2.000 casos de delitos cometidos por personas de entre 12 y 18 años en la CAV por parte del grupo de investigación del Departamento de Psicología Social y Metodología de las Ciencias del Comportamiento de la UPV/EHU ha permitido explorar los factores de situación y contextuales que acompañan a la delincuencia juvenil en nuestro entorno. "Como cualquier otro comportamiento, la comisión de delitos también requiere que confluyan una serie de elementos: es necesario que la persona infractora y la posible víctima coincidan en el tiempo y el lugar, y, asimismo, que no haya presente nadie que pueda prevenir ese delito", explica Alexander Trinidad, autor del estudio.

Bares y discotecas El objetivo de la investigación era cotejar en el contexto del País Vasco la información que proporciona la literatura científica sobre el tema de la delincuencia juvenil, "obtenida de investigaciones realizadas mayoritariamente en países anglosajones y noreuropeos -apunta Trinidad-. Según el investigador, uno de los factores frecuentemente relacionado con la delincuencia juvenil es el de las actividades de ocio de riesgo, entendidas como aquellas actividades que no cuentan con ninguna supervisión, en las que participan grupos de jóvenes y que vienen acompañadas con la posibilidad de consumir alcohol u otras sustancias. Estas actividades, en muchas ocasiones, se asocian con la oferta de locales como bares, discotecas y pubs, por lo que a mayor cantidad de locales de este tipo, cabría esperar una mayor tasa de delitos cometidos por menores en un municipio".

Los autores del estudio, que buscaba comprobar si los factores asociados a la delincuencia juvenil en otros países son extrapolables a la sociedad vasca, esperaban hallar una relación similar. Sin embargo, los resultados no mostraron esa coincidencia. "No encontramos un vínculo significativo entre la oportunidad de ocio de riesgo y la delincuencia juvenil -remarca Trinidad. Lo que esto indica es que los modelos teóricos no son universales. Eso no quiere decir que haya que desarrollar nuevos modelos teóricos, pero sí adaptarlos a las realidades de cada contexto geográfico y cultural. Partiendo de que entre los países del norte y del sur de Europa existe una diferencia notable en costumbres como los horarios de las comidas, las actividades de ocio o los horarios escolares, no es extraño encontrar diferencias también en la manera en que las variables situacionales afectan a la delincuencia juvenil".

Lo que se debe hacer es, según Alexander Trinidad, "buscar otras variables o indagar un poco más en las características del ocio de riesgo juvenil de nuestro entorno. Por ejemplo, el botellón está mucho más extendido en este colectivo que la entrada en los bares, o el reunirse en lonjas o locales que ellos mismos alquilan y gestionan. Tendríamos que profundizar en lo que sucede en estos lugares de ocio que no se citan en otros contextos geográficos".

En el estudio también se contemplaron otra serie de circunstancias que pueden facilitar o estimular la comisión de delitos, y analizaron su relación con los delitos ya cometidos. El que mayor relación mostró fue "la oferta de ocio sin riesgo, es decir, la cantidad de restaurantes, cafeterías, hoteles y ese tipo de instalaciones". El estudio ha sido realizado a nivel macro, a nivel municipal, y tal como aclara el investigador, "no se puede hablar de causa-efecto, o sea, la presencia de estos lugares no hace aumentar la delincuencia juvenil. Lo que está mostrando es que los municipios donde existen más instalaciones de este tipo son enclaves más metropolitanos, zonas que atraen a más gente, y teniendo en cuenta que la mayor parte de los delitos juveniles son hurtos, puede ser lógico que sea en esos lugares donde encuentran mayor oportunidad de cometerlos".

Otros de los factores estudiados que vieron que sí estaba relacionado con la comisión de delitos juveniles fue el tamaño de la población, y, sin embargo, no confirmaron relación alguna entre la delincuencia y el número de familias monoparentales ni la inestabilidad residencial (cambio de residencia, tanto dentro de la misma localidad como hacia otros municipios), factores que sí han mostrado tener relación en otros contextos. Trinidad considera que estos resultados "podrían ser utilizados por las administraciones para poner en marcha medidas de prevención de los delitos en las zonas con mayor prevalencia. Conocer los factores situacionales y contextuales siempre puede ser de ayuda, se trata de profundizar en la etiología del comportamiento delictivo".