donostia - ¿Cómo ha sido su aterrizaje en el Gobierno foral?

-Estoy contenta pero es mucha responsabilidad. Llegas a un departamento en el que se habían hecho muy bien las cosas y en el que los índices de valoración por parte de la ciudadanía y de cumplimiento de los objetivos es muy alto. Me he sentido bien recibida.

Lurraldebus cerró el pasado año con un récord histórico de 25 millones de viajes. ¿Cómo se está trabajando para mantener esas cifras?

-No hay que bajar la guardia. El sistema debe ser viable y, además, debe tener unos objetivos sociales y medioambientales. A través de Mugi hemos conseguido ese equilibrio entre la movilidad integrada y sostenible. Cada vez tengo más clara la importancia de cuidar y blindar a Mugi, que permite la intermodalidad entre todos los transportes de Gipuzkoa y más allá del territorio; que es honesto, porque se paga solo por lo que se usa; y justo porque permite atender a colectivos.

¿Cómo se puede mejorar un sistema que obtiene un notable de media por parte de los usuarios?

-La excelencia puede venir de los cambios tecnológicos. Yo tengo una hija de 19 años y sé que lo que los jóvenes piden a la Mugi es que puedan llevar la tarjeta en el móvil, por ejemplo. Son cosas a las que esperamos dar respuesta pronto. Pero hay que mantener ese 85% de satisfacción, esa valoración media del servicio de 7,5, pero sobre todo hay que mantener el uso. El 65% de los ciudadanos de Gipuzkoa usan el transporte público a diario. Esa es la mayor prueba de que lo hacen en condiciones muy buenas.

El accidente sufrido por una joven tolosarra a finales de octubre ha dejado en evidencia algunas lagunas del servicio y un amplio margen de mejora.

-Tenemos un transporte público que es referente en Europa y en el Estado español, pero no quita que haya un margen de mejora. Se han pedido medidas relativas al control de la velocidad, que tiene que ser en colaboración interinstitucional con el Departamento de Tráfico del Gobierno Vasco; se ha pedido la instalación de tacógrafos, aunque su instalación no es obligatoria; se han solicitado otras medidas como la colocación de barras metálicas en las puertas, se va a renovar la flota... Pero, sobre todo, se va a implementar una nueva manera de trabajar en lo que respecta a la inspección y mantenimiento de los elementos, que va a dejar de ser un control puntual a ser continuado.

¿Para cuándo estarán en marcha estas medidas?

-Se irán implementando de forma progresiva y controlaremos para que se haga lo antes posible.

Además de todas estas cuestiones, ¿cuáles son las áreas de mejora que puede ofrecer el servicio?

-Veremos cómo podemos hacer que el sistema de movilidad que tenemos, que ya es bueno, atienda de forma más eficaz a las personas que viven en comarcas más sometidas a la exclusión social y qué pasa con las desigualdades de género. Estoy abierta a valorar todas aquellas cuestiones que pongan en equilibrio el servicio con las necesidades de la gente en función de cada comarca, pero creo que se ha hecho un buen trabajo como para que las mejoras que se hagan sean ya de gran profundidad.

La pasada legislatura se cerró con el hito de la puesta en marcha de Mugi Gaztea. ¿Qué repercusión han tenido estos nuevos descuentos para jóvenes desde su implantación?

-Ha sido un éxito tremendo. El descuento, que rondaba del 14% al 25% y que afectaba a 90.000 jóvenes, era ya un dato importante y destacable. Pero el hecho de que el uso sea en tan grandes cifras es un éxito rotundo. Los jóvenes valoran muy positivamente la Mugi porque son los que más la usan. Los jóvenes, con la intermodalidad, que es lo mejor de la Mugi, van por delante de todos y hacen exitosa hasta la integración de Renfe. Mugi tiene muy buena referencia entre los jóvenes, porque a la gente de fuera le sorprende que con una sola tarjeta podamos ir a todas partes. Hay cosas que la política guipuzcoana ha hecho bien y esta es una de ellas.

Tras la aprobación de Mugi Gaztea, desde la oposición se reclamaban pasos hacia la puesta en marcha de una tarifa plana para el transporte público. ¿Se ha dado algún paso al respecto?

-Creo que hemos confundido el debate. En Londres, todo el mundo habla de tarifa plana, pero tienen el mismo sistema que nosotros: un uso progresivo y bonificado del transporte público hasta llegar casi al coste cero, de forma que es viable y es posible. Otra cosa es que no te cierres a atender a otros colectivos que puedan resultar objeto de estudio para atenderlo mediante medidas especiales. Pero creo que hablamos de lo mismo. Nos separa más el nombre que la realidad.

La pasada legislatura las aguas bajaron revueltas con las concesionarias de Buruntzaldea y Tolosaldea. ¿Cómo se encuentra la situación?

-La mesa de contratación elevó un informe con propuesta y en base a eso la Diputación sigue los trámites pertinentes. Lo primero es solicitar la documentación acreditativa a la empresa que obtenía el primer lugar y seguir los trámites como en una concesión normal. El objetivo es atender a la ciudadanía de la zona para que disfruten con unas condiciones iguales al resto de guipuzcoanos del transporte público que merecen.

¿Qué se va a hacer desde la dirección de Movilidad de su departamento para luchar contra el cambio climático?

-La Diputación de Gipuzkoa tiene en el transporte público el arma más eficiente y más eficaz contra el cambio climático. Los datos los conocemos todos: hasta el 40% de los gases de efecto invernadero provienen del transporte público. Gipuzkoa ha optado en toda su programación por la sustitución del diesel por los híbridos. En la flota de Lurraldebus hay ya diez autobuses híbridos. Se prevé que en 2020 haya 22 y que en 2030 el 65% de la flota sea híbrida. Y luego creo que el departamento de Movilidad tiene que integrarse en Mubil, el parque de la electromovilidad, y todo lo que tiene que ver con el vehículo eléctrico aplicado al transporte público.

¿Cómo están las relaciones con la Autoridad del Transporte?

-Ha habido problemas en el pasado, pero yo no los he tenido y espero no tenerlos porque el éxito del sistema está en la colaboración entre instituciones. Mi disposición a la colaboración es absoluta.

Hablando de movilidad sostenible. Con la construcción de la pasante de Donostialdea, la integración de Renfe en Mugi y la llegada del TAV a Donostia, cobra especial relevancia la estación intermodal de Riberas de Loiola. ¿En qué situación se encuentra el proyecto?

-El proyecto está, pero dependemos todos de la resolución del Gobierno en Madrid. Esto sí que va a demostrar para todo lo que sirve la Mugi, nos va a permitir conectar Eusko Tren, Renfe, Lurraldebus y Dbus. Eso, junto a la llegada del tren de alta velocidad, nos pone en una situación extraordinaria en el Estado y en Europa y va a ser una prioridad tanto de la Diputación de Gipuzkoa como del Gobierno Vasco.

En su mano está continuar desplegando el mapa de bidegorris de Gipuzkoa. A su compañera Marisol Garmendia se le achacó que había disminuido drásticamente el presupuesto dirigido a ampliar y mejorar esta red. ¿Cómo encara la legislatura a este respecto?

-Si cogemos el mapa de bidegorris, se ve que se ha hecho un refuerzo importante durante los últimos años. Quiero hacer una reflexión conjunta con todas las fuerzas políticas para replantearnos cuál es el coste que estamos asumiendo y el compromiso presupuestario. Porque construir un bidegorri supone en dificultad y coste económico un esfuerzo casi tan relevante como una carretera. Los bidegorris de Gipuzkoa tienen muy buena calidad en cuanto a firme, a seguridad... Tenemos que pensar si la red de bidegorris que proyectamos en su día está bien diseñada presupuestariamente. Tenemos que ajustarlo, porque no es una cuestión de falta de interés sino de actualizar cuánto cuesta, porque sobre que hay que hacerlo no hay discrepancia alguna. No es una cuestión de recortes, es que los costes son mayores que lo previsto y, entonces, hay que presupuestar más.

¿Cómo?

-Es muy importante la revisión, de acuerdo con todos los grupos junteros, del Plan Territorial Sectorial (PTS). Gipuzkoa ha cambiado mucho, hemos hecho del uso de la bicicleta uno de los instrumentos fundamentales y habrá que revisar el plan. Nos une más de lo que nos divide también en esto.

Dentro de las actuaciones previstas, ¿cuáles son las prioritarias?

-Uno importantísimo, que viene desde la legislatura de Larraitz Ugarte, es el de Eibar-Elgoibar. También Arrona y Txikierdi II.

Hablando de infraestructuras, hablemos del aeropuerto de Hondarribia. En febrero se recuperan los vuelos semanales a Barcelona y Vueling ha probado con éxito el A320neo, ¿Se abre una puerta a la esperanza?

-Hay que seguir peleando por un futuro que no pase por la desaparición del aeropuerto. Yo veo un compromiso de todas las instituciones en mantenerlo y conseguir que se aseguren los servicios que ahora se tienen y, en la medida de lo posible, incrementarlos. Hay que hacer un diagnóstico de todas las posibilidades de futuro que tiene el aeropuerto. Repensar con una visión estratégica con respecto a las nuevas necesidades de turismo que estamos viendo. Obviamente las limitaciones estructurales y económicas que tiene están ahí, pero vamos a mantener las cosas positivas que tiene y vamos a hacer un escenario de futuro.

También se ha logrado conexión con Londres durante los meses de verano.

-Es una buena noticia que las instituciones como el Gobierno Vasco y la Diputación foral sumen para dar viabilidad al proyecto del aeropuerto y reconocimiento a esta infraestructura. Y dar un margen cada vez más grande de futuro para la propia infraestructura y los propios trabajadores del aeropuerto.

Sin embargo, los retrasos y las cancelaciones se repiten un día sí y otro también, los precios no son competitivos... ¿Qué medidas se pueden tomar para mejorar el servicio y que los usuarios estén más satisfechos?

-Pedimos a las compañías que mejoren la información para que si se cancela un vuelo, tengas tiempo para irte a Loiu, coger un tren o alquilar un coche. Mejorar la atención al usuario actual es clave para que las cancelaciones y desvíos no tengan tantas consecuencias negativas. Ya hemos tenido reuniones al respecto.