donostia - "Se esperaba que el acuerdo pudiera llegar ahora", en la cumbre de Naciones Unidas para el Cambio Climático (COP25 Chile-Madrid). Era el momento de concretar las medidas necesarias para la aplicación del acuerdo climático de París 2015. A ello invitaban los "movimientos sociales" y los "brutales cambios" que se están produciendo, por ejemplo, en la capa de hielo ártico. "Evidencias científicas contundentes, impensables hace 20 años", pero que no han sido suficientes para alcanzar un acuerdo. Para María José Sanz, doctora en Biología y directora del Basque Centre for Climate Change (BC3), la "coyuntura" social y política a nivel mundial ha sido la que "ha impedido que se logre ese acuerdo, pero eso no quiere decir que no haya un convencimiento" sobre los efectos adversos del cambio climático y la necesidad de actuar para paliarlo.

Sanz ha vivido in situ la cumbre de Madrid. Y pese a esa sensación "frustrante" por el resultado final, valora los avances realizados en muchos aspectos de la negociación. La falta de acuerdo, dice, se ha producido en aspectos "complicados" como son los mecanismos de cooperación entre países para alcanzar las metas fijadas en el Acuerdo de París. El denominado mercado de carbono.

Sanz asegura que "se ha realizado un gran trabajo" que sienta la bases para un posible entendimiento en la cumbre de Glasgow, en noviembre de 2020, año en el que oficialmente el acuerdo de París estaría en fase de revisión para aplicarse en 2021.

El mercado de carbono se articuló en el protocolo de Kioto, aprobado en diciembre de 1997. Se trata de un mecanismo de intercambio de derechos de emisión que, sin embargo, solo ha estado operativo hasta ahora en la Unión Europea (UE). Establecer un mecanismo para regular "un mercado internacional es algo más complicado", reconoce Sanz. El Acuerdo de París, a diferencia del de Kioto, afecta a todos y no solo a los países desarrollados. Pero para ejecutarlo, hay que definir antes cómo.

"Se avanzó muy poco en Katowice, en Polonia (2018), y se ha avanzado mucho en Madrid, pero había unos escollos que son difíciles de soslayar. Es decir, para aceptar cosas que pueden dañar la integridad, mejor postergarlo", añade Sanz.

La directora del centro vasco de investigación defiende, sin embargo, que el convencimiento sobre los efectos del cambio climático es evidente a nivel mundial. "Hubiera sido deseable que EEUU no se hubiera salido y que países como China o India hubieran dado señales como la que ha dado la UE, que quiere lograr emisiones netas cero en 2050. Si China hubiera dicho eso, habría sido un mensaje muy potente. Pero esas economías emergentes no han dado señales".

Sin embargo, valora, "ha habido 84 países que sí han indicado que tienen intención firme de incrementar la ambición respecto a lo que dijeron que iban a hacer en París, lo que pasa es que no son las grandes economías", explica. De hecho, están fuera EEUU, China, la India y Rusia.

eeuu se mueve, pese a trump Sanz asegura que eso no quiere decir que esos países no estén haciendo nada. "Una cosa es lo que tú dices, lo que te comprometes en un acuerdo multilateral, y otra es lo que tú haces. Porque en EEUU, aunque esté Trump, hay Estados que hacen muchas cosas. Los negacionistas creo que lo son meramente porque no quieren cambiar, no por convicción", asegura.

"Esta COP es un poco frustrante, precisamente porque no se han enviado grandes mensajes. Sin embargo, en la zona verde se ha visto a muchos agentes sociales y jóvenes. Se ve que la sociedad se está movilizando y hay una convicción de que las cosas tienen que cambiar".

El gran valor del Acuerdo de París, si se consigue plasmar, es que todos tienen un objetivo de reducción de emisiones, no solo los países desarrollados, explica Sanz: "Pero esa meta no se la impone nadie, sino ellos mismos de forma voluntaria, y solamente la tienen que revisar cada cierto tiempo y llevarla siempre adelante. Eso es lo que es vinculante en el Acuerdo de París. Paso adelante que des, prohibido dar paso atrás. Y todo lo que hagas, lo tienes que reportar de forma transparente". Quizá por eso, reconoce la directora del BC3, algunos tienen "miedo a dar pasos, por si luego no pueden cumplir".

París marcó el objetivo de que la temperatura suba solo 1,5 grados hasta finales de siglo. Al ritmo actual de emisiones de CO2, sin embargo, sería de 3,2. Uno de los objetivos de paso para lograr esa reducción es reducir a cero para 2050 las emisiones globales netas. "Es ambicioso y requiere de cambios importantes, pero también genera oportunidades, incluso para solucionar problemas sociales como los actuales: de equidad, de diferencias de los ricos con los pobres. Es decir, una cosa que se busca es que estas transiciones sean justas". Lo malo, concluye, "es que ya nos queda menos tiempo".