"Han perdido el norte", se lamentaba el histórico dirigente de la izquierda abertzale Joseba Permach en referencia a Gazte Koordinadora Sozialista, las juventudes críticas con Sortu y EH Bildu, en plena resaca de los choques que mantuvieron en Donostia con Alde Zaharreko Gazte Asanblada a cuenta del intento de miembros de GKS de recuperar material de un antiguo gaztetxe. Este episodio derivó en acusaciones cruzadas de agresiones y en la visibilización más cruda hasta la fecha de la ruptura que la actual estrategia de la izquierda abertzale ha provocado en parte de sus bases.

Como consecuencia de ese fin de semana caliente, en los últimos días se han producido demostraciones públicas de fuerza desde los dos ámbitos, una guerra de comunicados con reproches de grueso calibre y, sobre todo, el intento de la izquierda abertzale de poner tierra de por medio y cortar cualquier vínculo con estos cachorros rebeldes. Primero fue el parlamentario de EH Bildu Iker Casanova el que negó incluso la existencia de un conflicto interno, al situar a GKS fuera de la izquierda soberanista. En un artículo publicado en Berria, Ernai, la organización juvenil de Sortu, acusó a los críticos de "haber dado el salto a la utilización de la violencia organizada" y de tratar de "desgastar" a la izquierda abertzale. El propio Permach calificó de "incomprensibles" las "palabras y acciones" de estos jóvenes de ideología de ultraizquierda.

Pero este conflicto y la posterior escalada se antojaban inevitables, según observadores conocedores de la situación. "En los últimos 10 años la izquierda abertzale ha dado un giro copernicano revolucionario, y si está trabajando para aprobar los presupuestos del Estado y al mismo tiempo hay un sector de organizaciones juveniles, alternativas o medioambientales que están en el gaztetxe, por fuerza tiene que haber fricciones", aseguran.

Estas fuentes añaden que "cuando tu actividad puramente política llega a ser clave para tramitar una ley de ayudas frente a la pandemia, o para que se mantenga un determinado partido en el Gobierno del Estado, no es hablar de cualquier cosa, estamos metiendo el dedo en la llaga". El punto de ruptura con esta dinámica lo personaliza GKS, que surgió en 2019 con un ideario comunista y anticapitalista, más que independentista, y que forma parte de Mugimendu Sozialista, un conglomerado de siglas críticas con la izquierda abertzale oficial. Entre ellas la histórica organización estudiantil Ikasle Abertzaleak, que antes de la crisis sanitaria renegó de la actual estrategia de Sortu y EH Bildu y pasó a la disidencia.

En las juventudes oficiales, Ernai, "no hay un cuestionamiento de los planteamientos de apoyo al Gobierno del Estado". Por el contrario, en la guerra que se libra en las redes sociales los afines a Mugimendu Sozialista reprochan que parlamentarios de EH Bildu acudieran al acto por el 40 aniversario de la Ertzaintza, el pasado 28 de marzo en el BEC. La Declaración de Aiete de octubre de 2021, en la que Arnaldo Otegi y Arkaitz Rodríguez dijeron sentir el dolor de las víctimas, que "nunca debió haberse producido", así como el llamamiento para limitar los ongietorris a presos al ámbito privado, han redundado a su vez en esta desafección. "Hace 10 años, sus líderes estaban en la cárcel y hoy sustentan al Gobierno del Estado", insisten los portavoces consultados.

El objetivo, las txosnas

Aparte de la pugna ideológica, en la que GKS acusó el pasado lunes en Donostia a Bildu y Sortu de emprender una "sucia campaña anticomunista" y les responsabilizó de lo que pueda suceder este verano, también hay codazos en la calle por garantizarse una mayor presencia social, al tratarse de agrupaciones muy enraizadas en los barrios y en las problemáticas vecinales. En el contexto precisamente del verano, la reactivación de las fiestas patronales tras dos años en blanco y la gestión de las txosnas como fuente de financiación son dos condicionantes clave.

Pero la izquierda soberanista tiene esta maquinaria muy engrasada, ya que "su organización tradicional son los comités locales, es la base, como los batzokis para el PNV y las casas del pueblo del PSE", explican a este medio. A través del digital Gedar, Mugimendu Sozialista se ha quejado de la imposibilidad de montar txosnas en municipios como Hernani y Lazkao, de lo que ha acusado, de nuevo, a la izquierda abertzale. "Este tema está muy trillado y atiende a unos permisos concretos desde el punto de vista sanitario, la energía, los horarios... Sin luz no hay frigoríficos y ya no vale como en el año 77, cuando alguien se subía a un poste y hacía una toma de electricidad", señalan fuentes que gestionan habitualmente estas licencias.

Pelea por unos sofás

Sobre la posibilidad de que esta llama prenda en las próximas semanas en un marco de celebración y altas concentraciones de personas, portavoces policiales consultados son más que escépticos. "Estos episodios violentos se han magnificado, no representan ni la milésima parte de lo que se da en un fin de semana de actividad de ocio", señalan.

Recuerdan que no ha trascendido ningún parte de lesiones y valoran que "si la izquierda abertzale no estuviera manteniendo al Gobierno del Estado, esto no sería ni noticia. ¿A quién le importa una discusión por los sofás de un gaztetxe? Hay más violencia en los campos de fútbol en cualquier jornada de competición". Así, las "auténticas prioridades" en este inicio de la época estival se sitúa en otros muchos frentes: los robos, las agresiones sexuales, las peleas de bandas...

Lo que deparará la relación entre Sortu y sus escisiones es, como mínimo, un alejamiento cada vez mayor dado su divorcio total. "Hay sectores y conductas que a la izquierda abertzale le tienen que estorbar forzosamente", dicen fuentes que siguen de cerca esta evolución. "La dirección de Sortu está deseando que su juventud salga de este tipo de ambientes. ¿Qué les aportan?".

Quién es quién

Gazte Koordinadora Sozialista. El principal baluarte crítico con Sortu y EH Bildu se agrupa en torno al Mugimendu Sozialista, una amalgama de organizaciones de corte comunista cuya punta de lanza es precisamente el colectivo juvenil GKS. Fundado en 2019, el objetivo de GKS consiste en constituir un estado socialista vasco a través de la lucha contra el "poder burgués". En diferentes posicionamientos públicos, habla de la "derrota histórica" del MLNV y califica de "socialdemócrata" a la izquierda abertzale oficial. GKS mantiene una vinculación estratégica estable con otras siglas que operan en diferentes ámbitos culturales y sociales desde una perspectiva de extrema izquierda como Ikasle Abertzaleak -el sindicato estudiantil histórico de la izquierda abertzale- e Itaia, un movimiento feminista creado en 2020 que también se caracteriza por la perspectiva de clase. Aquí se incluyen otros colectivos como Erraki (red okupa), Unibertsitateko Indar Batasuna (UIB), Ekida (de carácter cultural en las redes sociales), LAS-RAL (organización sindical) y el medio de comunicación en internet Gedar.

Jardun. También críticos con la ortodoxia de la izquierda abertzale, pero enfrentados a su vez a GKS. Su marca juvenil, Jarki, también tomó parte en el conflicto en la Parte Vieja de Donostia. Fundada en marzo de 2017, no se hizo visible hasta el Gudari Eguna de agosto de 2019. Promulga la construcción de un estado independiente y socialista que agrupe a la CAV, Nafarroa e Iparralde y la consecución de una "sociedad basada en el poder de la clase trabajadora vasca, en la superación de la lucha de clases y en la socialización de los medios de producción". Reprocha a la izquierda abertzale oficial que está "agotada en parámetros revolucionarios" y se ha "sumido completamente en la vía institucional". Desde fechas recientes, bajo este paraguas se sitúa también Aske, que reivindica la amnistía de los presos de ETA.

Ernai. La organización juvenil oficial de Sortu, heredera de Jarrai o Segi. Actualmente le acompaña Ikasleria Martxan (Ikama), constituido como el movimiento estudiantil de la izquierda abertzale tras la espantada de Ikasle Abertzaleak. En enero, Ikama colocó pancartas en un instituto de Gasteiz llamando a boicotear el Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo, lo que el delegado del Gobierno en la CAV, Denis Itxaso, calificó de "despreciable". El pasado miércoles, Ernai arremetió contra GKS asegurando que "la violencia organizada no tiene justificación alguna".