Pilar Garrido muestra especial interés en hablar de la política vasca, donde aboga por rearmar la izquierda de cara a las elecciones municipales y forales de 2023.

¿Se le va a hacer a Podemos muy larga la espera hasta la celebración de la cumbre de la OTAN a finales de mes en Madrid?

-Podemos está metiendo energía en otras cosas, a mí se me va a hacer larga la espera hasta que en julio tengamos aprobada la Ley de Vivienda.

Por tanto, no habrá ni siquiera una representación institucional del partido.

-El grupo parlamentario de Unidas Podemos, que es al que yo pertenezco, no va a ir. Ni siquiera hay debate ni discusión.

Queda la duda de qué harán ministros como Alberto Garzón y Yolanda Díaz.

-Eso ellos lo decidirán.

El coportavoz de Podemos acusó al Gobierno de adjudicar “a dedo y sin concurso público” dicha cumbre por valor de 37 millones de euros. Unas declaraciones duras.

-No sé. Si yo pudiera decidir, dedicaría esos 37 millones a hacer parque público de alquiler. Daría para muchas viviendas para jóvenes en Donostia, por ejemplo.

Pedro Sánchez ha prometido a la OTAN aumentar el gasto militar. Un nuevo motivo de fricción con Podemos.

-Lo que creo es que hay que subir el tanto por ciento de PIB que se dedica a educación o a dependencia. Es decir, que no haya ninguna persona en situación de dependencia que no pueda disfrutar de su prestación, y para eso hacen falta más recursos. Hemos duplicado la inversión para mejorar el servicio de atención a la dependencia pero sigue siendo poco.

¿Ve a Sánchez decidido a buscar apoyos en otros partidos al margen de su socio en Moncloa o de la mayoría de la investidura? Se visualizó con la aprobación de la Ley Audiovisual gracias a la abstención del PP.

-Todas somos conocedoras de la querencia que tiene a buscar esa geometría variable que una y otra vez se demuestra que no es la mejor para sacar adelante medidas progresistas que beneficien a la ciudadanía.

En esa votación, por primera vez, Podemos no apoyó una iniciativa legislativa que salió del Consejo de Ministros. ¿Hasta qué punto pueden darse más hitos de este tipo, que deshacen las costuras del Ejecutivo?

-Había una justificación muy clara, el PSOE mete una enmienda a última hora en relación con la Ley Audiovisual que favorece el duopolio mediático y desfavorece a las pequeñas productoras y el cine independiente. Y desde luego, nosotros ahí no vamos a estar y por eso nuestro posicionamiento en ese voto.

¿Por qué debe la legislatura completarse, llegar hasta el final?

-En esta segunda parte de la legislatura tenemos que pisar el acelerador y sacar adelante muchas medidas que están todavía en proceso y que son muy necesarias para que las vascas vean mejorados sus derechos. Ya se han beneficiado de muchas como la reforma laboral, los datos del paro de mayo son muy buenos, con 2.000 personas paradas menos, los contratos indefinidos se han triplicado...

El PP tiene sus propias contradicciones, Juanma Moreno amagó con repetir las elecciones en Andalucía con tal de no gobernar con Vox y ya ha sido apercibido. ¿Se ha echado el PP en brazos de la ultraderecha?

-El PP lleva mucho tiempo bailando al son que le marca la ultraderecha. Como siempre decimos, es muy peligroso que ese bloque de derechas, que es reaccionario, ocupe gobiernos en las comunidades autónomas, empezando por Andalucía. Porque si eso sucede, se va a dar un proceso de involución.

¿Aprecia por tanto alguna diferencia entre el PP de Pablo Casado y el de Feijóo?

-Yo no veo diferencias. Feijóo es también Ayuso, forma parte de un bloque de derechas donde se ha puesto en marcha un proceso de involución y de pérdida de derechos. Ellos son copartícipes de las iniciativas y de los posicionamientos de la extrema derecha, o sea que cambio ninguno, desgraciadamente.

¿Qué le parece el espectáculo que está ofreciendo el vicepresidente de Castilla y León, Juan García-Gallardo, de Vox?

-Lo que ya sabemos: la extrema derecha es una fuerza política que quiere retrotraernos a momentos muy grises y muy oscuros, de pérdida de derechos y de libertades, empezando por la pérdida de los derechos que a las mujeres tanto tiempo nos ha costado conseguir. En ese sentido, nada nuevo bajo el sol.

Volviendo a las elecciones andaluzas, las formaciones de izquierda no empezaron con buen pie, con el lío a la hora de registrar sus candidaturas. ¿Qué pasó ahí?

-Ahora la imagen que trasladamos es de unidad, una única papeleta por Andalucía para los andaluces y las andaluzas, para tener una oportunidad de poder defender un proyecto alternativo progresista y feminista que ponga pie en pared a la extrema derecha.

¿Qué información tienen de la marca Sumar de Yolanda Díaz? ¿Han mantenido algún encuentro, se les ha comunicado algo?

-Le ha puesto nombre a un proceso que ya conocíamos de reconectarse con la sociedad civil, el proceso de escuchar a muchos colectivos y a muchas personas para construir el mejor proyecto alternativo para un país con más derechos, más democrático y más justo. Creo que es un proceso ambicioso y que se va a ir desarrollando pasito a pasito, pero espero que llegue a buen puerto.

¿Cuáles son las expectativas de futuro de Sumar, hasta dónde se quiere llegar y cuál será el papel de Podemos en su seno?

-Lo que se quiere construir es un gran proyecto que llegue a las mayorías sociales y que sea capaz de ofrecer una alternativa de gobierno a esa extrema derecha. Por lo que toca a Podemos Euskadi es muy importante sumar a nuestro proyecto más sensibilidades y fortalecer una izquierda vasca muy plural, con diferentes voces, feminista, y en ese trabajo estamos acompasadas con Yolanda Díaz.

¿Qué le parecen prácticas como el empadronamiento de la candidata de Vox en Andalucía, Macarena Olona, en un municipio de Granada para concurrir el 19-J?

-Me parece, como siempre, que la extrema derecha no respeta los derechos ni la legalidad. Por mucho que pretendan ser los defensores de las personas más humildes, al final con sus actos siempre demuestran dónde están y lo poco respetuosos que son con los derechos de las personas. Por tanto, no sorprenden mucho este tipo de actuaciones.

¿Le convencieron las explicaciones de Pedro Sánchez sobre el espionaje a dirigentes soberanistas catalanes?

-El espionaje a tanta gente, no solo independentistas sino al propio presidente del Gobierno, es muy grave y pone a la democracia de nuestro Estado en una situación complicada. Por lo tanto, es muy pertinente crear esa comisión de investigación donde se clarifique lo que ha pasado y poder poner remedio a estas actuaciones que están vinculadas a ese Estado profundo, a esa Policía patriótica. Es hora de que el PSOE sea valiente y que sea capaz de dar la información a través de una comisión de investigación en el Congreso que nos cuente, a los representantes y a la ciudadanía en general, qué ha pasado.

¿Y las modificaciones legislativas que anunció para aumentar el control del CNI?

-Todo avance es bienvenido, todo lo que signifique mayor control y mayor transparencia. Pero a estas alturas hay que dar pasos un poco más decisivos, por ejemplo con una ley de secretos oficiales que sea verdaderamente democrática, transparente, que posibilite un control democrático de los fondos reservados, de lo que hace ese Estado profundo. Lo primero para ver los pasos a dar sería saber dónde estamos y qué ha sucedido.

Como consecuencia, la relación del Estado con Catalunya volvió a incendiarse. ¿Alguna propuesta para recuperar la confianza?

-Avanzar con pasos decididos en la profundización democrática del Estado. Creo que eso es bueno no solo para los catalanes y las catalanas, sino para los vascos y vascas, y para el resto de la ciudadanía. Hay un único camino, que realmente se fortalezcan los derechos y las libertades públicas en este país.

¿Qué tiene que decir del fin de semana de regatas que disfrutó el rey emérito en Sanxenxo a su regreso de Abu Dabi?

-El espectáculo fue bochornoso. Que el rey emérito huido vuelva en un jet privado y se pasee en barco es reírse de la ciudadanía. Demuestra que la monarquía es una institución desfasada y que no responde a los mínimos estándares democráticos en un Estado de derecho. Que podamos todavía admitir que una persona, más allá de no ser elegida democráticamente, encima goce de total impunidad para hacer lo que le dé la gana cuando le dé la gana, la verdad es que habla mal de la democracia y de nuestro Estado.

No se le ve muy proclive a dar explicaciones, mucho menos a pedir perdón.

-Desde luego, las pocas palabras que dirigió a la ciudadanía fueron para profundizar en esa tomadura de pelo. Está claro que el camino es un horizonte republicano donde nuestro jefe o jefa de Estado pueda responder ante la ciudadanía en cualquier situación respecto a sus actuaciones, eso es lo mínimo de un Estado democrático.

De forma cíclica, el Ejército español se destapa con expresiones totalitarias, la última, la unidad del Ejército de Tierra que fue bendecida en el Valle de los Caídos.

-Estos sucesos nos dicen que todavía hay que hacer un trabajo de profundización democrática del Estado. No podemos permitir actuaciones que rememoran un Estado no democrático, con tonos franquistas y totalitarios. Eso hay que eliminarlo de nuestro paisaje.

El año que viene tocan elecciones municipales y forales. ¿El partido que lidera se subirá a la ola del Gobierno de coalición y de la marca Sumar o mirará al interior, a la idiosincrasia propia de Euskadi?

-Nuestro espacio es una suma de todas estas cuestiones. Por un lado, somos la fuerza política que ha posibilitado que las vascas puedan disfrutar hoy de más derechos, de un trabajo con mejor salario, fijo en muchos de los casos. Hemos conseguido topar el precio del gas y por tanto bajar el precio de la luz. Todas esas cosas desde luego suman pero está claro que Podemos Euskadi tiene que trabajar por estar imbricada en la sociedad vasca. Y en ese proceso nos encontramos de fortalecimiento, de poner en marcha a nivel municipal un proceso de escucha con la sociedad civil para poder llegar a esas municipales y forales con un proyecto que pueda ser una alternativa y construir una Euskadi mucho más igualitaria.

¿Cómo ve la relación de PNV y PSE en el Gobierno vasco tras su reciente choque a cuenta de la plurinacionalidad?

-Parece que se han apuntado a una especie de guerra de gallos donde discuten mucho, cuando es el momento de acordar y de trabajar. Les animaría a ponernos en marcha sobre los temas que son fundamentales en este país y que lo hagamos de una manera más discreta, sin tanta bronca y pelea. Hay temas sobre los que no hay que confrontar públicamente, sino que lo conveniente sería que las fuerzas políticas se sentaran alrededor de una mesa para ver cuáles son los mimbres para construir alternativas de consenso.

¿Contempla armar una mayoría alternativa por la izquierda, el tripartito?

-En lo que estamos ahora mismo es en ensanchar nuestro espacio, en construir una izquierda vasca plural y feminista, y creo que ese es el ingrediente indispensable para después avanzar en cualquier proyecto de alianzas con otras fuerzas políticas. Mientras no exista una izquierda vasca plural y feminista fuerte y amplia en Euskadi, va a ser prácticamente imposible, como hemos visto en los últimos 40 años, plantear un gobierno de país alternativo al PNV.

En el Parlamento Vasco se ha visualizado la sintonía de Podemos con el lehendakari respecto a la necesidad de actualizar el autogobierno vasco. ¿Qué posibilidades ven en este momento a esta reivindicación?

-Yo siempre he apelado a la posibilidad de que podamos construir con un amplio consenso ese nuevo encaje de Euskadi en el Estado, una ampliación de nuestro autogobierno que sea sobre todo un instrumento para garantizar más derechos a las vascas. Con esos mimbres, desde luego nos podemos sentar a hablar cuando el lehendakari quiera.