- ERC vive en una montaña rusa desde que estalló el escándalo del espionaje contra el soberanismo catalán. Por un lado, los republicanos catalanes quieren poner en valor su apuesta por el diálogo con el Estado y mantener viva la legislatura de Pedro Sánchez: le ofrecen ya como pista de aterrizaje para recuperar la sintonía que convoque la mesa de diálogo para abordar las reivindicaciones nacionales de Catalunya, y que se reúna con el president Pere Aragonès para explicar lo sucedido con el espionaje. Pero, por otro lado, las informaciones sobre los detalles de las escuchas, que afectan al propio Aragonès, brotan cada día y complican el deshielo. Se han multiplicado las presiones que ha sufrido ERC desde que apostó por esa mesa de diálogo (que le llegan desde sus propios socios de Junts en el Govern). Por ello, le resulta imposible volver a la senda de los acuerdos sin una cesión clara de Sánchez, a quien piden una agenda concreta para la mesa. "Que no nos pongan a prueba", lanzó ayer Aragonès, el día en que La Vanguardia filtraba la lista de los 18 espiados por el CNI. Aparece él mismo.

La situación es endiablada para ERC. Según la lista, el Centro Nacional de Inteligencia reconoció haber espiado a Aragonès cuando era vicepresident, supuestamente con el argumento de que podía ser el coordinador de los CDR, los Comités de Defensa de la República que se gestaron en los momentos previos al referéndum de independencia de 2017. El espionaje, que según el CNI fue autorizado por el Tribunal Supremo, invocaba la defensa del prestigio de España y abarcaba al entorno del expresident Puigdemont, y a su estrecha colaboradora, Elsa Artadi, quien hace unos días decidía abandonar la política. También figuran Jordi Sànchez y la líder de la ANC, Elisenda Paluzie.

Aragonès avisó al Gobierno español de que, si piensa que con el cese de la directora del CNI va a zanjar la crisis, "se equivoca", y lanzó duras advertencias en un acto preelectoral, de presentación de un candidato municipal. Lo que se desprende es que ERC necesita una cesión y que sea concreta. El portavoz en el Congreso, Gabriel Rufián, la detalló en Radio Nacional, donde dejó caer que "sería muy bueno" reunir la mesa de diálogo con "agenda", es decir, con contenidos. Buscan reactivar un foro de diálogo paralizado desde que Sánchez priorizara otras cuestiones como la pandemia o la guerra en Ucrania, aunque existe la sospecha de que hubo una intención política de descatalanizar su acción, al destronar también a Miquel Iceta del Ministerio de Política Territorial.

Rufián acusó al PSOE de pecar de "soberbia e inconsciencia", aunque interpretó que el presidente español va a agotar la legislatura por su fama de superviviente. Lo llamó "el gen Sánchez". Avisó de que "desde hace muchísimo tiempo no solo está tensando la relación con ERC, sino con otros socios", pero añadió que su grupo trata de ponderar la necesidad de explicaciones por el espionaje con no dejar caer medidas que afecten "a la nevera de la gente". Negociarán ley a ley, pero para recuperar la colaboración estable harán falta gestos. No exigió la dimisión de la ministra Robles y aclaró que su partido negoció incluso teniendo "gente en la cárcel". l

l Sin renuncias. El president Pere Aragonès avisó ayer de que su Govern tomará las decisiones "que sean necesarias" para defender la lengua catalana. No quiere dejarlo en manos de un Estado "que nos espía, que no nos quiere", y criticó la sentencia que impone el 25% en castellano.