- La negociación de la reforma laboral para su aprobación definitiva en el Congreso marcará este arranque de 2022.

¿Cuál será el recorrido de la reforma laboral este mes? ¿Se negociarán cambios en la misma para atraer el apoyo de los partidos de la investidura de Sánchez?

-Empezaría diciendo que la aprobación de la reforma laboral es una muy buena noticia para los trabajadores y trabajadoras vascas, intenta acabar con esa lacra que es la precariedad y la atemporalidad, que sobre todo sufren los jóvenes y las mujeres. A lo largo de este mes nos toca negociar a los diferentes grupos parlamentarios y escucharnos para ver si es posible mejorarla.

¿Es factible buscar el apoyo de Ciudadanos para sacar adelante esta reforma en la Cámara Baja?

-Los proyectos de ley o decretos leyes importantes en esta legislatura, desde la ley rider a las medidas del escudo social, siempre han contado con el apoyo del bloque la investidura. En este sentido, desde Podemos Euskadi hemos dicho que es importante fortalecer esa mayoría, que es la que permite hacer políticas progresistas para hacer frente a la situación tan difícil en la que se encuentra la ciudadanía.

Los presupuestos del Estado se aprobaron finalmente. ¿Cómo valora la maniobra del PP para demorar unos días su validación?

—Esa es la gran escenificación política que vivimos y que al PP le gusta mucho. Es jugar con las instituciones y con la voluntad soberana representada en este caso en el Senado. Simplemente por el hecho de retrasar la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado era capaz de aprobar una medida con la que no estaba de acuerdo.

¿Cuáles cree que son los puntos fuertes de estas cuentas?

-Estos presupuestos siguen la senda que se abrió con los del año anterior. La salida de la crisis se hace de una manera totalmente distinta, no como en 2008 con recortes y políticas austericidas que hicieron mucho daño, sino poniendo las necesidades de la ciudadanía en el centro. Este año siguen esa hoja de ruta, por lo que hacen frente a las necesidades socioeconómicas del país, de ahí la inversión en educación y sanidad, y cuestiones ligadas a los presupuestos como la Ley de Vivienda, que esperemos se apruebe pronto.

Han contado con el apoyo del PNV, Bildu y ERC, en cada caso con base en contrapartidas diferenciadas.

-Todos sabemos que los presupuestos son cada año una de las normas fundamentales que te permiten poner en marcha las políticas públicas, en este caso progresistas. En ese sentido, siempre hemos valorado muy positivamente que lleven el aval de otras dos fuerzas políticas vascas como son el PNV y EH Bildu. Siempre hay un periodo de negociación y de una cierta escenificación pero al final esas dos fuerzas con su voto han dado también valor a unos presupuestos del Estado que son buenos para la ciudadanía vasca.

La posible confluencia de la izquierda en torno a la figura de Yolanda Díaz no acaba de concretarse. ¿Cómo ve este movimiento?

-Yolanda Díaz, como ella suele decir, está centrada en el Ministerio de Trabajo y en cambiar, para una década por lo menos, las relaciones laborales en este país a favor de los trabajadores y de las trabajadoras. Ese es su principal objetivo. También ha anunciado que en 2022 va a empezar un proceso de escucha y de hablar con la sociedad civil en el que desde Podemos Euskadi vamos a acompañarla. Esperemos que al final de dicho proceso salga un proyecto político que permita abordar las próximas generales para hacer a Yolanda presidenta del Gobierno, que es el último objetivo.

A diferencia del mandato de Pablo Iglesias en Podemos en el Estado, Ione Belarra mantiene un perfil más discreto. ¿Se está visualizando realmente su dirección o puede llegar a verse opacada?

-Nosotras no vivimos la política desde la competencia o la confrontación, sino desde la colaboración. Entonces, yo veo una plena colaboración entre Ione Belarra y Yolanda Díaz, y seguro que va a seguir siendo así. Creo que los grandes proyectos salen de esos valores de colaboración y de cooperación, de los que además tanto sabemos en Euskadi.

¿Apoyó Unidas Podemos la renovación parcial del Tribunal Constitucional con una pinza, recordando la expresión que se popularizó en esos días?

-Creo que para avanzar en la democratización del Estado es fundamental la renovación de sus altas instituciones, entre ellas el Tribunal Constitucional. Lo hacemos con los mimbres que tenemos, esperando que próximamente llegue la renovación del CGPJ.

Uno de los magistrados nombrados a propuesta del PP, Enrique Arnaldo, ha sido designado como ponente de la sentencia sobre la ley del aborto tras el recurso que interpusieron los ‘populares’. Su elección puede ser, por tanto, difícil de justificar...

-Desgraciadamente, y lo digo con pena, el Tribunal Constitucional está en caída libre desde hace muchos años, casi me remontaría a la sentencia de 2010 del Estatut de Catalunya. Desde entonces, está haciendo un papel que le hace caer en un descrédito cada vez mayor ante la sociedad. Esperemos que en pocos años tengamos un TC a imagen y semejanza de la sociedad, que es mucho mejor que ese Tribunal.

Mirando a Euskadi, Sare celebró ayer sus movilizaciones en contra de la actual política penitenciaria, en las que no participó el PNV.

-Desde Podemos-Ahal Dugu siempre hemos apoyado las convocatorias y manifestaciones de Sare que tienen que ver con acabar con esa excepcionalidad de la legislación penitenciaria, y apostar por una actuación que respete los derechos de los presos y las presas. En ese sentido, compartimos ese objetivo.

El colectivo oficial de presos de ETA anunció el fin de los ‘ongietorris’ públicos y pidió que se mantuvieran en un plano más íntimo. ¿Era un paso necesario?

-Sí, nosotros desde luego hemos hecho hincapié en numerosas ocasiones en la necesidad de acabar con esos ongietorris que hacían más daño a las víctimas. Bienvenido sea todo paso, y esperemos que esas declaraciones se conviertan en realidad y que no volvamos a ver ningún ongietorri más en ningún pueblo ni en ninguna plaza de Euskadi.

Respecto a la izquierda abertzale, tras reconocer el dolor de las víctimas y que el mismo no debió producirse nunca, ha alabado a miembros de ETA como Troitiño y ‘Mikel Antza’, y ha propuesto al exdirigente de la organización David Pla para la dirección de Sortu. ¿Hay una contradicción aparente?

-Esas manifestaciones son bienvenidas pero también creo que la sociedad vasca quiere menos palabras y más hechos. Los hechos tienen que corroborar ese posicionamiento y en ese sentido vemos con mucha tristeza y a veces con alarma los últimos actos que se han dado. Debemos exigir, en ese caso a la izquierda abertzale, que siga dando pasos en esa revisión crítica del pasado terrorista que tanto daño ha hecho a este país.

Al contrario que en años anteriores, los presupuestos de Euskadi se acordaron con EH Bildu (a cambio de su abstención) y no con Elkarrekin Podemos-IU. ¿Supone esto un fracaso de su formación?

-Elkarrekin Podemos puso encima de la mesa cuestiones que coinciden con el sentir mayoritario de la sociedad vasca. Le pedimos al lehendakari que volviera a contratar a los 4.000 sanitarios despedidos que tanta falta nos hacen; que invirtiera más en la atención primaria, que vemos que está colapsada; y que abordara de una manera urgente todo lo que tiene que ver con la problemática de la salud mental. Estas tres demandas son urgentes, razonables y muy necesarias, y me parece una irresponsabilidad del Gobierno vasco haber hecho caso omiso.

¿Cómo vio el mensaje de fin de año del lehendakari? Entonó un ‘mea culpa’ por no haber sabido transmitir que la afección de la pandemia iba para largo y que, como consecuencia, hay que aprender a vivir de otra manera.

-Siempre está bien hacer autocrítica pero creo que el lehendakari pide demasiada responsabilidad a la ciudadanía vasca y enfrenta los retos de una manera muy deficiente. Hace mucho tiempo que el personal sanitario en general le está pidiendo que refuerce Osakidetza. Su responsabilidad es escuchar a la sociedad vasca y a los colectivos que están en primera línea de la pandemia, y tomar las medidas necesarias. Si dice que hay recursos suficientes para hacer frente a la pandemia, ¿por qué no ha tomado estas medidas antes?

¿Ve en el horizonte cercano la reactivación del debate sobre el nuevo estatus en el Parlamento Vasco? Arnaldo Otegi ha planteado un reconocimiento del derecho a decidir como punto de partida.

-Por la situación de pandemia que estamos viviendo todavía, creo que no es una prioridad para los vascos. Por otro lado, es un debate pendiente e importante, por lo que propongo que dejemos de dar titulares y que los diferentes líderes de las fuerzas políticas vascas levantemos el teléfono para empezar a dialogar y poder enfrentar así con cierta seguridad ese debate. Es importante sentarse a hablar de una manera sincera, honesta, y dejar de hacer declaraciones grandilocuentes que no van a ningún lado.

El nuevo líder del PSE, Eneko Andueza, ha anticipado una posible coalición de izquierdas junto a Podemos y Bildu, aunque para ello ha exigido a esta última formación un reconocimiento explícito de la violencia. ¿Realmente está más cerca esa confluencia?

-El horizonte de conformar un Gobierno alternativo está ahí y depende de los diferentes actores políticos. Podemos-Ahal Dugu va a intentar reforzar los lazos con las fuerzas progresistas para plantear un modelo de Gobierno alternativo. Espero que Eneko Andueza esté también en ese camino y podamos hablar próximamente y acordar lo que haya que acordar.

El ciclo electoral arrancará el 13 de febrero en Castilla y León tras un sorpresivo adelanto de las urnas. ¿Los intereses de los partidos a nivel estatal interfieren con las comunidades autónomas?

-Eso siempre ha sucedido en el Estado español, las convocatorias de elecciones tienen una visión cada vez más partidista y utilitarista. Me parece un grave error convocar elecciones en el momento en el que estamos, autonómicas o generales, tenemos que estar a otras cosas.

¿Está la política especialmente crispada en Madrid?

-Sí, sin ninguna duda. El nivel de tensión en el Congreso de los Diputados deja patente que algunas fuerzas políticas van a crispar, a enfrentar, a hacer espectáculo y no a lo que deberíamos ir todos, que es a dialogar y acordar aquellas medidas que la ciudadanía está esperando. Cada vez me preocupa más la desafección de los ciudadanos que ven esos espectáculos bochornosos.

Siguen las especulaciones sobre el rey emérito. ¿Qué hacemos con él?

-Tenemos un rey huido sobre el que recaen sospechas claras de corrupción. Lo único que le pediría es que volviera pero para dar explicaciones y para sentarse delante de un tribunal para ser juzgado como cualquier persona normal. Respecto a la institución, que sobre todo los jóvenes no comprenden, quizás es el momento de empezar a preguntarse si tenemos que seguir siendo una monarquía parlamentaria o pasar a ser una república.