ras muchos años de violencia y de posturas encontradas, Euskadi ha entrado en otra etapa, la de la reconciliación y la convivencia. En casi todos los municipios se han puesto en marcha iniciativas encaminadas a ello y Legazpi no es una excepción. El Ayuntamiento formó la Mesa de Convivencia y vecinos han puesto en marcha un grupo de trabajo para hablar sobre todo lo sucedido y dar apoyo a las víctimas. Además, la asociación Argituz ha realizado un informe sobre conculcaciones de derechos humanos y acciones violentas ocurridas en Legazpi entre 1956 y 2021. Este informe se presentó el jueves en el salón Latxartegi.

Al acto acudieron representantes de todos los partidos políticos con presencia en el Ayuntamiento y muchos vecinos, que vivieron con emoción el evento. Al escenario subieron los miembros de la Mesa de Convivencia, los integrantes de la Mesa de Vecinos, Sabino Ormazabal y Aintzane Gamiz (autores del informe y miembros de Argituz) y Olatz Etxabe y Sandra Carrasco (víctimas de violencia de motivación política).

Los primeros en subir al escenario fueron los miembros de la Mesa de Convivencia, con la alcaldesa Koldobike Olabide (PNV) a la cabeza. Olabide recordó que la mesa se formó hace cinco años y desde entonces ha impulsado diversas iniciativas. “Con el objetivo de promover la construcción de una memoria inclusiva y compartida, en 2018 solicitamos a la asociación pro derechos humanos Argituz la realización de una investigación que recogiera lo ocurrido en nuestro municipio”.

Reconoció que el camino no ha sido fácil. “Han sido tres años de reuniones, acuerdos y desacuerdos, hasta consensuar el informe que hoy presentamos”. Dio las gracias a Argituz y a las personas que han aportado su testimonio. “Las realidades abordadas no son fáciles, pero es necesario conocer todo lo acontecido para seguir avanzando. Ratificamos nuestro compromiso y voluntad de seguir trabajando en esta línea”.

Edurne González, de EH Bildu, añadió que es necesario conocer todas las verdades para avanzar y que eso no quiere decir que todos compartan al 100% lo que se recoge en el informe. “Eso es, precisamente, la memoria compartida: reconocer el dolor de los demás y comprender su punto de vista. Este informe se ha realizado con el objetivo de ser una herramienta de trabajo para la construcción de memorias compartidas y para avanzar en el desarrollo de políticas en torno a la convivencia”.

Óscar Valbuena, de PSE-EE, recordó que la recuperación de los hechos permite acercarse a realidades padecidas por aquellas personas que durante tiempo consideramos “los otros”, para reconocerlas, empatizar y avanzar hacia el futuro de manera compartida.

Por último, Alberto Bezunartea, de Legazpiko Berdeak+Independienteak, comentó que el informe servirá para avanzar en el reconocimiento de lo sucedido y caminar hacia memorias colectivas incluyentes y compartidas, que permitirán una revisión crítica y autocrítica de lo sucedido, avanzar en el esclarecimiento de los hechos no clarificados y en los reconocimientos y reparaciones aún no satisfechas.

Acto seguido, tomaron la palabra Ormazabal y Gamiz. La legazpiarra Aintzane Gamiz reconoció que ha sido muy especial trabajar en su pueblo. Ormazabal recordó que anteriormente han realizado trabajos de esta índole en Errenteria, Lasarte-Oria, Elgoibar, Arrasate y Andoain. “El libro es una herramienta de trabajo. No es un final”, remarcó.

Gamiz añadió que la primera idea de mucha gente es que en Legazpi no había sucedido nada reseñable, pero no fue así. Argituz ha recogido el testimonio de un total de 46 vecinos y Gamiz añadió que ahora toca dar espacio a las víctimas.

Eso se hizo precisamente en el acto del jueves, dando la palabra a Sandra Carrasco y Olatz Etxabe. Carrasco es hija de Isaías Carrasco (asesinado por ETA en 2008) y Etxabe es hija de Iñaki Etxabe (asesinado por el BVE en 1975). Ambas colaboraron en el informe de Arrasate y en el acto del jueves charlaron con la periodista y miembro de Argituz, Maitena Salinas.

Las dos coincidieron en que este tipo de iniciativas son necesarias. “Participé para dar a conocer quién era mi padre y qué consecuencias tuvo su muerte y me sirvió también para escuchar a otros. Tenemos puntos en común. El sufrimiento es el mismo. Ponerte en el lugar de otro te hace avanzar. Esta experiencia me ha cambiado por completo. Hasta entonces no estaba disfrutando de la vida y tenía mucha rabia. Ya no tengo rabia. Empatizo. Escucho”.

Carrasco lamentó que no tuvo el apoyo de su pueblo y Etxabe que ellos no han contado con el apoyo de las instituciones. “Necesitamos el reconocimiento de las instituciones para cerrar la herida. Que el Estado reconozca su papel en la muerte de mi padre y reconozca que estuvo mal”. Carrasco, por su parte, pidió que se dejen de organizar ongietorris y se retiren las fotos de los presos de la calle.

Por último, el grupo de vecinos que se reúne una vez al mes para hablar acerca de todo los sucedido y dar apoyo a las víctimas subió al escenario y leyó un comunicado. “Tenemos distintas sensibilidades e intentamos ser apolíticos. Nuestro objetivo es ofrecer una plataforma a las víctimas. Identificar sus necesidades. Darles la palabra. Siempre estaremos a su servicio”, concluyeron.