Con claridad y sin medias tintas, el lehendakari ha dado un espaldarazo a la opción de retomar el debate del nuevo estatus de autogobierno en el Parlamento Vasco, “aquí y ahora”. Iñigo Urkullu ve esta posibilidad con normalidad, y niega que suponga un riesgo para la estabilidad y la convivencia entre vascos. Muy al contrario, cree que la principal amenaza viene de la mano de la ausencia de diálogo, que pudre los problemas y genera tensiones.

En el último pleno de control del Parlamento Vasco, el lehendakari ha tratado este viernes de despejar los temores de algunos sectores, y ha dado su respaldo político a la posibilidad de que el PNV relance este debate en otoño para consensuar una ampliación del autogobierno, ahora que la pandemia del coronavirus se estabiliza y permite abordar otros retos. Frente a las voces que presentan esta posibilidad con dramatismo, como si se tratara de abrir las puertas del infierno hacia un camino de crispación y ruptura, el lehendakari esgrimió dos argumentos: “los debates no amenazan la estabilidad ni la convivencia” y, además, avala que los partidos sigan un camino legal, cumpliendo el ordenamiento jurídico, como establece el propio Estatuto de Gernika en su disposición adicional.

Esa disposición dice que “la aceptación del régimen de autonomía que se establece en el presente Estatuto no implica renuncia del pueblo vasco a los derechos que como tal le hubieran podido corresponder en virtud de su historia, que podrán ser actualizados de acuerdo con lo que establezca el ordenamiento jurídico”. El lehendakari citó esta disposición en su discurso.

"NEGAR EL DIÁLOGO PROVOCA PROBLEMAS"

En respuesta al popular Carlos Iturgaiz, quien agitó nuevamente la posibilidad de una ruptura, una alianza con la izquierda abertzale o la recuperación del Plan Ibarretxe, el lehendakari aseguró que valora “positivamente la idea de reactivar este debate político aquí y ahora; aquí, en este Parlamento, donde reside nuestra soberanía; ahora, en un momento de transformación global”.

“Los debates no amenazan la estabilidad ni la convivencia. La imposición o la negación del diálogo sí provocan problemas. La normalización del debate y la negociación política es una profundización de la democracia. Su negación o demonización conduce a callejones sin salida”, defiende.

Sin hacer paralelismos explícitos con Catalunya, su mensaje pone sobre la mesa lo sucedido en ese territorio, donde el cepillado del Estatut, las cargas policiales contra el referéndum y la suspensión del autogobierno han multiplicado el desafecto ciudadano y han agravado la ruptura.

DOS OPCIONES DEL PNV

El presidente de la Ejecutiva del PNV, Andoni Ortuzar, ya anunció en una entrevista en DEIA publicada el 4 de abril que su intención era retomar con normalidad toda la actividad política en otoño, lo que incluía el nuevo estatus. A ese respecto, aseguró que el PNV está dispuesto a realizar cualquiera de los dos ejercicios posibles: buscar un consenso volviendo a tirar del hilo del texto de los juristas designados por PNV, PSE y Elkarrekin Podemos-IU, o bien asumir el liderazgo desde el partido jeltzale registrando una proposición de ley. Algunas voces socialistas han invitado en público al PNV a realizar el segundo ejercicio. Este debate no forma parte del acuerdo de gobierno entre ambos partidos, se dan libertad, y es de sobra conocido que los separan cuestiones como el derecho a decidir.

En las últimas horas, Ortuzar ha dado en Euskadi Irratia algunas pinceladas sobre un nuevo estatus para Euskadi y Catalunya, basado en el reconocimiento como nación, la bilateralidad y las garantías, para que el Estado no pueda incumplir lo pactado ni invadir competencias. Es un enfoque pactista y legal, que está por ver si encaja en el respeto a la Constitución que demanda el Gobierno español. El PSE ha pedido de manera reiterada una reforma constitucional previa porque cree que no se puede cambiar el modelo de relación con el Estado desde el Parlamento Vasco.

El PNV ha dado señales de estar dispuesto a retomar este debate sobre el estatus o incluso asumir el liderazgo, lo que evitaría también que EH Bildu se adelantara registrando el texto de su jurista, Iñigo Urrutia.

EL PP, "ANCLADO EN EL PASADO"

Urkullu aseguró que su deber es proteger el autogobierno reconocido, y que el Ejecutivo español ha aprobado un calendario de transferencias que está guiando la negociación. Pero, a a partir de ahí, defendió que el autogobierno, además de ser cumplido, debe ser actualizado. Argumentó también que se están produciendo en todo el mundo transformaciones profundas como la globalización o las transiciones ecológica y digital, y “cualquier país debe plantearse las herramientas con las que cuenta”, dijo.

Además, preguntó a Iturgaiz si él defiende que “no nos corresponden más transferencias”. Urkullu añadió que lamentaría que el PP se quedara fuera del proceso, “anclado en el pasado”, abogó por el diálogo, y citó el titular de la entrevista de la presidenta del PP de Bizkaia, Raquel González, en este periódico, donde defendió que, si Bildu o Vox comparten sus ideas, pueden coincidir. El lehendakari abogó por "ensanchar al máximo el acuerdo".

Por otra parte, el presidente de la Ejecutiva del PNV en Gipuzkoa, Joseba Egibar, aseguró en ETB-1 que el modelo de relación con el Estado “está totalmente agotado” y que Euskadi debe dar “un salto cualitativo” hacia la “bilateralidad y el respeto”.