- Esquerra apoyará definitivamente a Junts para situar a la diputada Aurora Madaula como sustituta de Jaume Alonso-Cuevillas, ex abogado de Carles Puigdemont, como secretario segundo de la Mesa del Parlament. Y lo hará sin vincular esta votación con la de la investidura de Pere Aragonès como president pero como un claro guiño a distender la relación entre ambas formaciones independentistas de cara a que el republicano pueda convertirse en nuevo Jefe del Govern posiblemente el 23 de abril. ERC se mueve también después de que la CUP, con quien sí tiene un acuerdo para arrancar cuanto antes la legislatura, se pronunciara a favor de tender la mano a los posconvergentes en aras de una unidad estratégica del soberanismo.

El relevo de Cuevillas, apartado del cargo por cuestionar la denominada confrontación simbólica, el ejercicio de desobediencia, debe producirse, sin embargo, en un pleno del Parlament en el que los diversos grupos pueden presentar candidatos, y en el caso concreto de En Comú Podem ya lo ha hecho al anunciar que aboga por su diputado Lucas Ferro. En concreto, el letrado renunció a su puesto tras las discrepancias con la presidenta de la Cámara catalana, Laura Borràs, sobre el voto delegado del exconseller Lluís Puig y la tramitación de propuestas de resolución sobre la monarquía y la autodeterminación que puedan suponer la inhabilitación de miembros de la Mesa.

Con esta decisión, Madaula tiene los votos garantizados de los tres partidos independentistas, que ostentan mayoría absoluta en el Parlament, para entrar en la Mesa y mantener de esta manera la distribución de este órgano, que cuenta con dos miembros de Junts, dos de ERC, dos del PSC y uno de la CUP.

La postura de Esquerra se produce a pesar de que el expresidente del Parlament y diputado republicano Roger Torrent enmarcó el aval a Madaula en un "acuerdo global" que tendría que incluir también la investidura de Aragonès. De hecho, el gesto de los republicanos puede contribuir a desbrozar las negociaciones para la elección del nuevo president, que quedaron encalladas antes de Semana Santa y se han reanudado esta semana, cuando ERC y JxCat han comenzado a abordar el programa de gobierno.

La estructura del mismo no será abordada hasta el final porque antes hay que solventar otras cuestiones: la definición de una hoja de ruta para toda la legislatura, la reformulación del papel del Consell per la República, el diseño de una estrategia común en Madrid, el plan de gobierno, la mesa de diálogo y, ya en última instancia, el reparto de carteras y la asignación de nombres a cada una. Esquerra también trata de averiguar hasta qué punto es cierta la aseveración desde Junts de que los posconvergentes estarían dispuestos a votar a favor de un Govern republicano con los comunes y la CUP en minoría y sin el concurso de los de Puigdemont, que se quedarían fuera. Pero los de Aragonés son conscientes de que ello supondría hacerles un marcaje férreo desde los presupuestos a la apuesta independentista. JxCat asegura que evitará una repetición electoral y que no se llegará en vilo hasta el 26 de mayo, fecha tope para alcanzar un acuerdo.