- Idoia Mendia, vicelehendakari segunda del Gobierno Vasco y líder del PSE, valora para Grupo Noticias el panorama político tanto en Euskadi como en el resto del Estado en la dura situación de pandemia.

¿Qué destaca de las reuniones del lehendakari con los grupos parlamentarios de la Cámara vasca?

—Aunque se acusa de rodillo al Gobierno Vasco, nos gusta poner de manifiesto la realidad del Ejecutivo y de los partidos que lo sustentan. Desde un primer momento dijimos que era un Gobierno con mayoría sólida, fuerte y con una hoja de ruta clara, pero, de la misma manera, consciente de que es bueno que los grupos de la oposición participen de las decisiones e influyan en las políticas que el Ejecutivo pone en marcha. Eso se visualiza cada jueves en el Parlamento cuando se ve que no es cierto que haya un rodillo por parte del Gobierno y de los dos partidos que lo apoyan. Además de eso, se mantiene una interlocución con el resto de grupos parlamentarios. Y por lo que a mi respecta, como vicelehendakari y consejera de Trabajo ya me he reunido en dos ocasiones con los partidos. Luego, los partidos tienen que ser conscientes del papel que juegan y ahora les toca estar en la oposición.

Acudieron a la cita EH Bildu, Podemos y PP+C's ¿le ha sorprendido algunos de ellos en especial?

—No. No ha venido a ser más que una repetición de lo que señalan en el Parlamento o en ruedas de prensa. No han hecho más que repetir lo que vienen diciendo.

Con respecto a Vox, ¿cómo entiende el plantón al lehendakari? ¿Fue un desaire institucional?

—Es un poco contradictorio porque en el Parlamento Vox tiene relación con el Gobierno y se reúne con el Ejecutivo. Yo me he reunido con Vox para explicarle lo que estamos haciendo en mi departamento y me consta que otros consejeros también. Creo que es confundir y deben tener claro que una cosa es la relación entre grupos parlamentarios y otra es la relación con el Gobierno. Pero, evidentemente, no nos queda más que respetar su decisión.

EH Bildu afirma que PNV y PSE congelan la Ponencia de Autogobierno y acusan al PNV de ceder ante ustedes. ¿Qué hay de cierto en esta apreciación?

—Cualquiera que siga la política vasca sabe que en este aspecto PNV y PSE tenemos libertad absoluta para mantener nuestros planteamientos. En cualquier caso, en las circunstancias actuales el Gobierno está empeñado en la lucha contra la pandemia y en el desarrollo del Estatuto en cuanto a las transferencias pendientes para gestionarlas en Euskadi. Y, realmente, si apelamos al desarrollo de autogobierno, los grupos de la oposición tienen la oportunidad de ser protagonistas a través de la ley antipandemia, que es la prueba más fidedigna de cómo utilizar la herramienta del autogobierno que sirva de dotar de más contenido jurídico a las medidas que adopte el Gobierno Vasco contra la pandemia.

¿Las palabras de Eneko Andueza sobre Otegi diciendo que no es un hombre de paz fueron producto de un calentón o algo premeditado?

—Las palabras del portavoz parlamentario, que en el acto de homenaje a los concejales asesinados por ETA hablaba como secretario del PSE de Gipuzkoa, se produjeron justo después de que Otegi afirmara en un periódico que la aportación de la izquierda abertzale a la paz es que ETA había dejado de matar y que no le gustan los adjetivos de justo e injusto. Creo que es algo suficientemente ofensivo para las víctimas como para justificar las palabras de Eneko. Todos somos conscientes de que hay un grupo en Euskadi que no dice que no existió razón alguna para matar. Entiendo lo dicho por Eneko porque hay que dejar muy claro lo injusto que fue matar.

¿Qué le parece el rechazo del PSOE en el Congreso a que se reabra el 'caso Zabalza'?

—Creo lo que el PSOE hizo fue presentar una enmienda al texto inicial del PNV. Conozco este ámbito porque en 2012 empecé a trabajar en el reconocimiento de las víctimas de abusos policiales que impulsó el lehendakari Patxi López y entre esas víctimas estaba Mikel Zabalza. Creo que Zabalza o Naparra son víctimas que han estado silenciadas y necesitan un reconocimiento. El caso Zabalza lo sobreseyó un juez que no es nada sospechoso de ser blando con las torturas, más bien lo contrario, ya que ha condenado casos de tortura. Lo que sucede es que no encontró pruebas suficientes para seguir con la investigación. De hecho, los audios, que son tremendos y a todos nos han revuelto el estómago, constan ya en aquel expediente, por lo que no es una prueba nueva que permita reabrir el caso. Es cierto que esa es la verdad judicial que tenemos y lo que hay que hacer ahora es volcarse en la reparación de la familia de Mikel Zabalza.

Pasemos al Estado, ¿la moción fallida en Murcia y el adelanto electoral en Madrid han servido para dar alas al PP?

—Yo no diría que el PP ha salido ganando porque está demostrando que está uniendo su destino a Vox. Se está disolviendo lo que quedaba de C's y el PP está sacando sus mejores armas aprendidas en Madrid con el Tamayazo, que consiste en comprar a las personas, que es lo más lamentable de la política. Es lamentable que habiendo gente en Euskadi que se ha jugado la vida por hacer política, luego se vean esas cosas.

Hay quien dice que todo se urdió en Moncloa por lo que, de ser así, el gran perdedor sería Pedro Sánchez.

—Hay demasiado tertuliano. Yo no diría que ha salido de Moncloa. Son cuestiones territoriales de sitios en los que hay una tremenda desazón por la corrupción endémica. Creo también que hay bajar el ruido que se genera y que nos hace olvidar lo más importante, que tenemos un Gobierno que gobierna y toma medidas muy importantes como el plan de 11.000 millones de euros, de los que muchos van a venir a Euskadi para ayudar a Pymes y autónomos.

¿La decisión de Pablo Iglesias de dejar el Ejecutivo para ser candidato en Madrid supone un alivio para el PSOE y Pedro Sánchez?

—Unidas Podemos es nuestro socio y tenemos un acuerdo firmado. Iglesias va a dejar el Gobierno pero no Podemos. Va a seguir, por lo memos de momento, al frente del partido. El Gobierno de España está sustentado en dos partidos, y luego tiene una serie de socios, entre ellos el PNV, con los que hay acuerdos estratégicos. Esto es lo que tenemos y con estas fuerzas tenemos que sacar adelante las reformas y las leyes necesarias. Y no son pocas, entre ellas, la ley de eutanasia o la de ingresos mínimos.

¿Hubo algo de arrogancia por parte de Pablo Iglesias al anunciar su candidatura?

—Más que arrogancia hubo necesidad. Unidas Podemos se juega el ser o no ser. Viene de unas elecciones gallegas en las que ha desaparecido, de unos comicios vascos en los que ha menguado casi a la mitad su representación, y en Catalunya han aguantado gracias a una buena candidata. Ahora está claro que en Madrid se la juegan.

Con Díaz Ayuso por un lado e Iglesias por otro, ¿es Ángel Gabilondo el mejor candidato? ¿Es demasiado buena persona para meterse en la guerra que se avecina de cara al 4 de mayo?

—Lo que Gabilondo no es, evidentemente, es un populista que busca los titulares grandilocuentes. El candidato Gabilondo es el único que se va a preocupar de los problemas de la ciudadanía madrileña y va a trabajar por solucionarlos. Es un hombre sensato, moderado y cabal y en muchas ocasiones la gente escucha más a quien habla bajo, pero dice cosas que se le entiende.

Por acabar con el recorrido por el Estado, ¿se va a aclarar el panorama catalán con la cantada elección de Pere Aragonès como presidente del Govern de Catalunya?

—Los catalanes está metidos en una pelea intestina entre independentistas con un Puigdemont que quiere tutelar y controlar todos los gobiernos y procesos que surjan en Catalunya. Y por otro lado, todo esto impide que Catalunya despegue económicamente y se ocupe de los problemas de sus ciudadanos. Por ello, Salvador Illa, que fue el vencedor de las elecciones, sería la mejor opción para gobernar Catalunya y salir del laberinto en el que están.

"Somos un Gobierno sólido y fuerte, pero consciente de que es bueno que la oposición participe en las decisiones"

"Hay que resistir; es un último esfuerzo y hay que pensar que la vacuna está cerca y es la solución"