- Que la cogobernanza no sea un eufemismo sino una colaboración bilateral real entre sendos gobiernos. Con este propósito acude esta tarde (17.00 horas) el lehendakari, Iñigo Urkullu, a Moncloa para trasladar a Pedro Sánchez su preocupación y las coordenadas de disensión registradas estas últimas semanas a cuenta de la gestión de la pandemia y del reparto de los fondos europeos. El jefe del Ejecutivo vasco, que también tratará de dar un impulso al calendario de transferencias pendientes, viaja hasta Madrid con un talante constructivo y el ánimo de dejar atrás los encontronazos dentro del complicado contexto sanitario que todo lo enmaraña.

El criterio en el reparto de los fondos europeos Next Generation de reconstrucción ha tornado en un debate rocoso donde la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, se ha visto obligada a echarse atrás y retirar el reglamento diseñado para distribuir el remanente, lo que provocó una rebelión de una mayoría de comunidades con Euskadi y el consejero Pedro Azpiazu a la cabeza. El lehendakari remitió por carta a Sánchez el pasado 30 de diciembre una documentación con los 188 proyectos de la CAV y en cuya misiva solicitó que se profundizara en una gobernanza multinivel a la hora de gestionar estas ayudas de la UE, en concreto los 5.700 millones que aspira a conseguir del reparto de la tarta. El lehendakari considera que la experiencia con los fondos Feder puede servir de guía "en el conjunto del Estado, compuesto, plural y diverso, atendiendo a los criterios planteados por la UE". En base a esa directriz, el Estado señalaría el destino del 35%, pero el restante 65% lo decidirían las instituciones vascas con su propio plan operativo. El consejero vasco planteó que el Estado y cada comunidad firmen un pacto para el periodo 2021-2026, que cada territorio pueda tomar decisiones y que el destino de los fondos se adapte mejor a su realidad bajo un manto de cooperación. Sin embargo, desde Moncloa se pretende realizar un control personalista y exhaustivo.

El segundo frente atañe a las normativas para frenar la movilidad y el número de contagios por coronavirus. El Gobierno Vasco se ha visto en la obligación de establecer las medidas a su alcance ante la negativa desde el Ejecutivo español, con el aún ministro Salvador Illa al frente, de adelantar el toque de queda, lo que ha reducido la capacidad de intervención de las instituciones vascas. Con todo, también el lehendakari tratará de acercar el entendimiento en un asunto en el que ambas administraciones han tenido sus desencuentros y necesidad de acercamiento desde la primera ola de la pandemia y durante los sucesivos estados de alarma.

Urkullu buscará profundizar en el autogobierno propulsando el cronograma establecido para las transferencias. Sobre todo, Prisiones, que cuenta ya con un borrador y está señalado en rojo para marzo. La intención de completar el Estatuto en vigor ha sufrido sucesivos aplazamientos pero desde Lakua aspiran a ir culminándolo y, por de pronto, plasmar el traspaso del Ingreso Mínimo Vital, que debió estar listo a finales del pasado mes de octubre. En el último trimestre del presente año deberían cumplimentarse el resto, dejando para 2022 el régimen económico de la Seguridad Social. En definitiva, una cita donde se hace más necesaria que nunca la sintonía.