- El Gobierno español maniobró ayer para evitar otro choque de trenes con la Comunidad de Madrid en medio de una situación sanitaria muy grave. Así, ante el enésimo pulso político que la presidenta madrileña Isabel Díaz Ayuso había planteado a Moncloa -esta vez en relación con los días de cierre perimetral de la región-, el Ejecutivo de Pedro Sánchez optó por dar su brazo a torcer y permitir a Ayuso que eche el cerrojo a la comunidad únicamente durante los dos puentes de noviembre -el de Todos los Santos y el de La Almudena-.

Sánchez intenta así apagar o por lo menos mitigar un incendio que vuelve a recrudecerse en medio de una nueva ola de la pandemia. Así, permite a Ayuso ganar este pulso y le deja hacer una interpretación libre del estado de alarma para que, en lugar de cerrar la comunidad durante siete días seguidos como está estipulado en el decreto, pueda hacerlo primero durante cuatro días (desde hoy hasta el martes) y después durante tres (7, 8 y 9 de noviembre).

El Ministerio de Sanidad aceptará oficialmente la decisión de Isabel Díaz Ayuso el próximo miércoles, cuando se reúne el Consejo Interterritorial de Salud para debatir los criterios de aplicación de las medidas adoptadas por las comunidades autónomas. Mientras tanto, seguirán vigentes las medidas de restricción perimetral que las comunidades adopten de cara a este fin de semana, puente en varias de ellas, según informaron desde el Ministerio que dirige Salvador Illa; y a Madrid se le permitirá cerrar desde hoy la región y reabrirla cuatro días más tarde -el próximo martes-.

Por su parte, desde el Ejecutivo madrileño detallan que el Gobierno español acepta su plan, pero esto no implica que vaya a haber ningún cambio en el decreto del estado de alarma, que fue aprobado ayer en el Congreso con los votos de los partidos de Gobierno, sus socios parlamentarios habituales y Ciudadanos.

Con este nuevo pulso díficil de comprender por parte de la presidenta madrileña Isabel Díaz Ayuso y con el tono bronco y escorado a la derecha que esgrimió ayer Pablo Casado en el Congreso de los Diputados, el PP evidencia que ha dado marcha atrás en el giro hacia la moderación y el centro del tablero que esgrimió Casado la semana pasada durante la fallida sesión de investidura de Santiago Abascal.

De esta manera, la estrategia de Génova sigue siendo erosionar en la medida de lo posible al Gobierno de coalición, aún a costa de hacer política con la grave situación sanitaria. Así lo evidencia la actitud en Madrid, donde Ayuso planteó otra batalla al Ejecutivo español, en esta ocasión con la excusa de poder cerrar perimetralmente la comunidad y reabrirla después en las fechas que desee y sin tener que cumplir la semana de cierre que estipula el decreto del estado de alarma anunciado la semana pasada. "En ocasiones hará falta cerrar un día, cerrar tres o no hacerlo y por eso se necesitan medidas quirúrgicas adaptadas a cada situación", justificó la presidenta madrileña que, en cualquier caso, no está "conforme" con cerrar Madrid. "No tengo ningún estudio sanitario que me demuestre que esto es mejor", añadió.

Otro aspecto que ha evidenciado este nuevo pulso es la división existente en el Ejecutivo madrileño entre los miembros del PP y los de Ciudadanos ya que, tal y como ha ocurrido en otras ocasiones a lo largo de las últimas semanas, Díaz Ayuso tomó la decisión sin tomar en consideración a los consejeros naranjas.

Su socio de Gobierno y vicepresidente, Ignacio Aguado, abogaba por plegarse al estado de alarma y cerrar hasta el 9 de noviembre, pero los consejeros del PP cerraron filas con Ayuso y respaldaron la decisión del cierre por días, que asumen como "una interpretación del decreto del estado de alarma" para "diluir" las siete jornadas en los dos puentes.

"En ocasiones hará falta cerrar un día, en otras cerrar tres y en otras no hacerlo"

Presidenta de Madrid

"El PP ha vuelto a aterrizar en Marte, en territorio Abascal, no entre los mortales"

Ministro de Sanidad

"A Sánchez le gusta gobernar a golpe de decreto, sin control judicial y sin contrapeso legislativo"

Presidente del PP