- “Por coherencia”, Junts. La implosión en el mundo posconvergente sigue sumando capítulos en tanto que los exconsellers Jordi Turull, Joaquim Forn y Josep Rull, encarcelados en Lledoners por el 1-O, dieron réplica ayer al posicionamiento de Artur Mas, que ha decidido permanecer en el PDeCAT, asegurando que ellos participarán en JxCat porque es el partido que sirve de “instrumento al servicio de un objetivo noble, de suma y de síntesis”. “Es por coherencia con una trayectoria política, por coherencia con una manera de hacer y de ser y por dignidad con todo aquello que representa y nos obliga el 1-O, que nosotros tres, de manera decidida y firme, hemos dado el paso”, explicitaron en un artículo conjunto publicado en La Vanguardia.

Frente al “riesgo de separación” que manifestó el expresident para defender su negativa a embarcarse en el proyecto de Carles Puigdemont, los reclusos reivindican que JxCat es actualmente la apuesta de la transversalidad política que más suma en un contexto donde la excepcionalidad de la crisis territorial, que les afecta directamente, “obliga a tener unos instrumentos políticos diferentes que en situación de normalidad”.

Los exconsellers subrayan que los tres vienen de una “cultura política en la que sumar es más importante que restar, construir más importante que destruir, donde para servir más y mejor hace falta ocupar el carril central y no solamente la acera de un lado o del otro”. A su juicio, la propuesta de JxCat en 2017 fue “exitosa, fruto de haber sabido leer bien aquel momento histórico”, y resultado de una apuesta por la unidad que consideran que es todavía un reto. “Hoy, lo que probablemente resulta más disruptivo en la escena política catalana es la consolidación de JxCat. Y hemos empezado a hacerlo en positivo”, explican. Aunque evitan citar a Mas, la alusión es clara. Junts, como creen que lo fue Junts pel Sí y la Casa Gran del Catalanisme que representaba CiU, plasma para ellos “una síntesis de muchas sensibilidades pero al servicio de un objetivo, la reconstrucción nacional de Catalunya en una situación de anormalidad democrática y de fuerte represión por parte del Estado”.

Asimismo, afean la estrategia seguida por el PDeCAT y su presidente, David Bonvehí, que les ha decepcionado después de haber recibido con “entusiasmo” que en el último congreso de la formación demócrata “se apostara por confluir en una fuerza política como Junts per Catalunya”, extremo que no se ha alcanzado. Para los presos el nuevo proyecto capitaneado por Puigdemont y Jordi Sànchez ejerce de cauce central de suma, aunque desde el PDeCAT se acuse a JxCat de dilapidar el legado político de Convergència para escorarse a la izquierda. A día de hoy ambos partidos dan por hecho que se presentarán por separado a las próximas elecciones catalanas, al igual que lo hará el PNC de Marta Pascal, con Junts manifestando subliminalmente la importancia del voto útil.

Evocando el bagaje y éxito de JxCat desde el 21-D, Turull, Rull y Forn recalcan que “el reto persiste, no podemos optar por la confortabilidad ni la resignación, sería tanto como firmar nuestra rendición”. “El espacio institucional de Junts ya existe y tiene todas las dimensiones posibles: Parlament, Parlamento Europeo, Congreso, Senado y ayuntamientos. Tiene mucho peso. Tiene implantación territorial”.

“A los firmantes de este escrito nos une haber dedicado los mejores años de nuestra vida al servicio de Catalunya, en este caso desde el activismo político”, destacan. Con un objetivo: “No nos mueve, pues, la ambición personal por un cargo, sino que nos mueven unas convicciones, una manera de hacer y de ser, un compromiso con Catalunya y su gente y el deseo compartido con muchos catalanes y catalanas de convertirnos en un Estado independiente”.