- Todos en la pista de aterrizaje van tomando posiciones a la espera de que el avión se aproxime a tierra, y el ruido de motores se escucha ya en el horizonte. El PNV tiene todo a punto. Los jeltzales prevén celebrar su Asamblea Nacional el próximo día 31 para que ratifique el acuerdo para un gobierno de coalición que está ultimando con el PSE con las claves necesarias para afrontar la crisis sanitaria y de empleo, los principales ejes del documento. La asamblea tendrá lugar el lunes previo a la sesión de investidura del jueves 3 de septiembre, lo que supone trabajar con la hipótesis de que el pacto cuaje la próxima semana. Según fuentes jeltzales consultadas, los cabos sueltos que todavía quedan en esta negociación se focalizan en dos ámbitos: el nuevo estatus de autogobierno por las discrepancias que aún existen en la redacción del acuerdo, y el reparto de carteras con los consejeros socialistas, que aún está verde. Las medidas relacionadas con la gestión económica, el coronavirus o el día a día en general no están planteando tantos problemas.

El nuevo estatus de autogobierno vuelve a ser el escenario principal de la sokatira entre PNV y PSE, aunque entraba dentro de lo previsto. Ya en 2016 tuvieron que dejar este asunto en la carpeta de discrepancias pactadas, dando por bueno que los socios tuvieran libertad de voto. En el acuerdo aparecía un amplio listado de cuestiones que habría que abordar en la Ponencia de Autogobierno, como el derecho a decidir y su ejercicio pactado, o la reforma constitucional que pide el PSE, pero sin comprometer a nada a los firmantes, dando libertad de voto, y dejando claro que la estabilidad del Gobierno Vasco quedaría garantizada al margen de las tensiones que pudieran surgir en ese debate. Los socialistas admiten que la discrepancia se sigue arrastrando a día de hoy, pero no quieren colocar ahí el foco y se remiten a otras prioridades relacionadas con la crisis sanitaria.

En cuanto al reparto de consejerías, fuentes del PSE quieren hacer fuerza con la idea de que esta vez sus diez escaños conceden la mayoría absoluta al PNV, algo que no sucedía en la anterior legislatura y que supone un salto cualitativo que tendría que tener su reflejo en su peso en el gobierno. Por ello, quieren ampliar su influencia en el Gobierno con carteras de mayor contenido y mayor dotación presupuestaria, un baremo objetivo que puede servir también para acallar las voces que cuestionan el rendimiento electoral de este acuerdo, como la del diputado Odón Elorza. En ese terreno se va a disputar el tira y afloja en la negociación. A los socialistas les ha dejado mal sabor de boca y han notado cierta sensación de menosprecio en la opinión pública por haber gestionado, por ejemplo, la cartera de Turismo, Comercio y Consumo (Sonia Pérez), y también por sumarle otras dos consejerías con poco impacto presupuestario, elevando su cuota total al 4%, como Vivienda y Medio Ambiente (Iñaki Arriola), y Trabajo y Justicia (María Jesús San José), una última cartera que parecía prometer mucho pero que quedó un tanto mermada al no plasmarse con carácter inmediato las transferencias de la gestión de las prisiones ni del régimen económico de la Seguridad Social.

Desde el PSE no quieren concretar a qué consejerías aspiran, aunque con un mero ejercicio de descarte todo parece apuntar a dos opciones que podrían poner sobre la mesa. Por un lado, a sabiendas de que la aplastante mayoría del PNV y la correlación de fuerzas con el PSE no permite a los socialistas optar al núcleo duro del Gobierno Vasco y a carteras como Hacienda o Salud, todo apunta a que traten de sondear sus opciones en materia de empleo y Renta de Garantía de Ingresos. Por otro lado, teniendo en cuenta que el PSE quiere reflejar también las prioridades de la sanidad, el empleo y las políticas sociales en la estructura del gabinete, podrían apuntar a una vicelehendakaritza de contenido social, que sería la percha indicada para la entrada de su secretaria general, Idoia Mendia.

Los socialistas van a centrarse en la exigencia de carteras con contenido, y no aspiran a aumentar su cuota de tres consejerías. El PNV ha mejorado su resultado electoral en mayor medida que el PSE, al pasar de 28 a 31 escaños, y los socialistas han subido uno, de 9 a 10, lo que les resta margen para presionar por ese flanco. No obstante, van a poner en valor la novedad de esta legislatura: que esta vez sus escaños tienen la llave de la mayoría absoluta y, por tanto, deben traducirse en alguna consejería de enjundia y con proyección política y social. No se trata del número de consejerías, sino de que cada una tenga la dimensión adecuada.

Sin embargo, el PSE insiste en que primero habrá que cerrar el programa con las medidas, y muestra cierta incomodidad porque se haya generado la expectativa de que todo el acuerdo, incluido el reparto de carteras, va a estar listo antes del próximo viernes, 28 de agosto, el plazo límite para registrar las candidaturas a lehendakari. El PNV había apostado por cerrar el acuerdo antes de esa fecha, lo que resta al PSE un margen de un puñado de horas para seguir apretando hasta el final y arrancar contrapartidas. Los socialistas, aunque aseguran que la fecha que se debe tomar como referencia es la investidura del 3 de septiembre, conceden al PNV que los procesos internos en ambos partidos para ratificar el documento y, en el caso socialista, para someterlo a consulta entre la militancia, obligan a cerrar el pacto antes de ese día 3 con un colchón importante para cumplir todos los trámites. La consulta del PSE se espera para finales de este mes.

Fuentes socialistas, no obstante, confirman que esta semana no se espera ningún anuncio. Creen que podría llegar a mediados de la próxima semana. Dicen que lo “urgente” es el programa y que, en todo caso, será lo que se anuncie la semana que viene. Si se puede añadir el reparto de carteras, se hará, pero no lo dan por hecho en esos plazos.

En la ejecutiva de Idoia Mendia insisten en que no hay frenazo en las conversaciones ni maniobras dilatorias por su parte, y lo atribuyen todo a la expectativa que se ha generado sobre las fechas para cerrar el acuerdo. “Las conversaciones marchan según lo previsto. No está sucediendo nada diferente”, defienden. El PNV ha lanzado en público mensajes que ponen en valor la importancia de acordar un gobierno con mayoría absoluta cuanto antes, y ahora existe, además, el riesgo de que la oposición irrumpa en el debate tratando de tensionar con críticas como las que lanzaron anteayer PP y Bildu.