- La celebración ayer del 125º aniversario del PNV fue atípica. Por la nueva situación impuesta por la pandemia del COVID-19, que llevó a organizar un acto más austero, y por la ausencia del lehendakari Iñigo Urkullu en la festividad de San Inazio. Su viaje a La Rioja para participar en la conferencia de presidentes tras el acuerdo de enorme calado para los intereses de Euskadi alcanzado con el Gobierno español marcaron la cita de ayer en Jardines de Albia. Fue el presidente del EBB, Andoni Ortuzar, el que puso negro sobre blanco los principios inamovibles del partido que llevaron al Gobierno español a suscribir in extremis un pacto que permitirá a los ciudadanos vascos capear en mejores condiciones las consecuencias de la crisis sanitaria y económica. “Euskadi no es una comunidad autónoma más. Somos una nación que tiene un régimen especial de autogobierno”, aseguró.

Reivindicó por ello la “relación bilateral”, de igual a igual, con el Estado, tras la que llegará la participación en foros multilaterales como el celebrado ayer en San Millán de la Cogolla. “Este es el quid de la cuestión para que el PNV colabore en la gobernabilidad del Estado: respeto al autogobierno vasco, relación bilateral con las instituciones de Euskadi, defensa de los intereses vascos y, en justa reciprocidad, implicación del PNV en los asuntos del Estado”, expuso el presidente jeltzale.

La sorpresa saltó apenas tres horas antes del acto convocado a las 12.00 horas en el escenario habitual de Jardines de Albia, junto a Sabin Etxea y con la estatua de Sabino Arana, fundador del partido el 31 de julio de 1895. El Gabinete de Pedro Sánchez se avenía a pactar con el PNV y el lehendakari realizaba un viaje relámpago a la conferencia de presidentes, al cambiar las condiciones que le habían hecho rechazar por activa y por pasiva su presencia en esa cita.

“Esperamos que el Gobierno central haya entendido bien el mensaje y volvamos cuanto antes a la normalidad institucional y política. Bastantes problemas tenemos ya como para generar conflictos artificiales e incomprensibles”, dijo Ortuzar, el único en intervenir ayer, en referencia a la negociación que se resolvió en los últimos compases del tiempo de descuento.

No estaba el lehendakari, que se trasladó para “defender los intereses de Euskadi”, pero el acto de ayer contó con una nutrida presencia política e institucional. Estaba la presidenta del Parlamento Vasco, Bakartxo Tejeria, y el presidente del Parlamento navarro, Unai Hualde; el alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto; el diputado general de Bizkaia, Unai Rementeria; y la presidenta de las Juntas vizcainas, Ana Otadui. También el EBB en pleno, consejeros del Gobierno Vasco y parlamentarios jeltzales.

Durante su discurso, Andoni Ortuzar se encontró con la ocasión perfecta para enlazar pasado y presente y aseguró que “nuestra responsabilidad empieza en Euskadi y es para con Euskadi y su ciudadanía. Así ha sido durante 125 años y así será, contra viento y marea, en el futuro”. Reivindicó el “sentimiento nacional” de los miembros del partido y enlazó de nuevo con el tema del día, la relación con el Estado.

“Somos una nación que, en virtud de un pacto político y un ordenamiento jurídico que va desde la Constitución hasta el Estatuto de Gernika, pasando por la ley del Concierto Económico, tiene un régimen especial de autogobierno”, expuso el presidente del PNV. “Lo digo yo y lo dice también su sacrosanta Constitución”, insistió, y advirtió de que “hay mucho trabajo por delante, hay que ponerse el buzo”.

Como colofón, y en clave interna, recordó que 2020 sigue siendo un año marcado en rojo al confluir el 125º aniversario y la Asamblea General, “dos citas para poner al día al partido, para fortalecerlo, para renovarlo y relanzarlo al futuro. Esa tarea sigue estando ahí y la vamos a abordar en los próximos meses”. Así, anunció que a mediados de septiembre se iniciarán “los trabajos que nos conduzcan a reforzar y actualizar el PNV, como instrumento para liderar Euskadi en el camino hacia la libertad y el progreso social”.