os reyes se desplazan hoy a Nafarroa dentro de la gira autonómica que están realizando y que finalizará en los próximos días, gira marcada por los diversos escándalos en los que se ha visto envuelta la institución.

Hace cinco años, en 2015, el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) dejó de preguntar a los españoles qué opinión les merecía la monarquía, una institución que se ha visto envuelta en diversos escándalos en la última década. Se desconoce, por tanto, por encuestas oficiales, cómo de presente está en el imaginario y cómo han afectado a la imagen de la corona polémicas como la condena de Iñaki Urdangarín por el caso Noós, la cacería del monarca en Botsuana en plena crisis económica o sus presuntos negocios ocultos.

El rey emérito, que en sus mejores años logró un 7,5 de popularidad, perdió un notable prestigio el último lustro que el CIS consultó sobre la Familia Real: entre 2010 y 2015, la monarquía obtuvo un 4,39 de media y llegó a alcanzar un 3,68 en su peor año. Desde entonces, son pocas las empresas demoscópicas que han pedido que se valore a la Corona, aunque los datos disponibles parecen indicar que sí hay un “deterioro creciente y acusado del apoyo a la monarquía en general y a la española, en particular”, cuenta el sociólogo y politólogo Roberto Barbeito.

A su juicio, que una encuesta pregunte o deje de hacerlo sobre cierta institución condiciona “en gran medida” a la opinión pública porque la gente “habla sobre lo que las encuestas tratan y los medios publican”.

En cuanto a los datos disponibles más recientes, Electomanía señala que el 55,3% de los españoles están a favor de convocar un referéndum y, en tal caso, un 53% se decantaría por la opción republicana, mientras que un 45% optaría por la monárquica. Su director, Miguel Díaz, destaca el cambio de posición de los votantes de Ciudadanos, que hasta ahora eran contrarios a preguntar sobre el modelo de Estado y, en el último panel, una mayoría de su electorado se mostró a favor de que se plantee. Unas cifras similares maneja la empresa Sináptica, cuyo estudio afirma que en hay una mayoría que se declara abiertamente republicana, un 52% de los encuestados, frente a un 35% que prefiere la monarquía.

Respecto al referéndum, eleva cinco puntos, hasta el 58%, el número de personas que aprueban celebrarlo, una cifra “nada desdeñable” para el director de Sináptica, Victor Rey, que destaca también que incluso entre los que se consideran monárquicos comparten la idea de plantearlo.

Preguntados sobre la figura de la inviolabilidad de la que disfruta el rey, un 79% de los encuestados se declara a favor de que actúe la Justicia en caso de hallarse indicios de delito en las presuntas relaciones del rey Juan Carlos en el contrato del AVE a la Meca.

Por su parte, la valoración de Felipe VI, que se desmarcó de las presuntas actividades ilícitas de su padre al renunciar a su herencia y retirarle su asignación, también se ha visto mermada.

De acuerdo con Electomanía, los encuestados puntuaron al rey en julio de 2019 con un 6,1 y en pleno confinamiento y tras marcar distancia oficialmente con Juan Carlos, Felipe VI logró conservar el aprobado, con un 5,4. Por el momento “el balance no es negativo”, en palabras de Díaz, porque se mantiene en el aprobado.

También sugiere que, a partir de ahora, la valoración del rey dependerá de la decisión que tome Casa Real para desmarcarse de los supuestos negocios relacionados con su padre. “Una supuesta crisis provocada por presuntos actos irregulares del rey emérito afectaría a la institución monárquica si esta no reaccionara como espera la ciudadanía y el Estado de Derecho exige”, opina el director de la consultora NC Report, José Ramón Lorente.

“Desde el punto de vista institucional, España sigue siendo monárquica, desde el punto de vista electoral ni se sabe ni se espera, y desde el punto de vista de la opinión pública parece que empieza a dejar de serlo, si es que algún día lo fue”, zanja Barbeito.

Felipe VI ha pasado de una valoración de 6,1 en julio del pasado año, al 5,4 que registró en el confinamiento por la pandemia sanitaria