1.El reto principal es responder a la urgencia sanitaria, no solo desde el departamento de sanidad, sino, sobre todo, desde las políticas sociales. El otro gran reto es que la gestión, la discusión y la planificación de políticas poscovid no sea la excusa para no abordar otras urgencias que quedaron pendientes. Flecos como la ley de igualdad, la reforma de la RGI o el nuevo estatus vasco.

2.Una cosa es cuál debería ser y otra distinta es cuál será. La mayoría absoluta les da una holgura muy amplia por lo que no tienen la necesidad de hacer una legislatura de pactos y acuerdos. El papel del Gobierno -especialmente el PNV, porque todo apunta a que el PSE intentará pasar de perfil- dependerá más de qué rol tome la oposición que de dónde decidan ubicarse.

3.La sensación es que solo EH Bildu es verdaderamente la oposición, porque Podemos y el PP han salido muy tocados de las elecciones y Vox más que oposición, tomará un papel de agitador.

4.Vox tiene claro que su papel es agitar y confrontar, pero no desde el diálogo y el reconocimiento a las adversidades políticas. Solo hace falta ver el desembarco que hicieron desde todo el Estado el domingo electoral. Van a buscar la pelea, la bronca fácil, el titular, y lo preocupante no es eso, sino que van a estar continuamente atacando posturas democráticas. Los partidos en su conjunto deberían acordar una hoja de ruta, un acuerdo de mínimos y hacerles el vacío. No entrar al trapo y no permitirles ni un ataque a los derechos humanos y la democracia.

5.El PNV se pondría poner de acuerdo sin problemas con EH Bildu en torno a este tema. Los números dan y además con una amplia mayoría que daría legitimidad al acuerdo. El problema ahí es hasta qué punto tensionará el PSE al PNV, por la relación de gobierno que mantienen. Mendia no va a aceptar ninguna concesión al derecho a decidir, y también parece claro que el PNV no va a poner en juego la estabilidad de su gobierno por una incomodidad socialista.