- Es la cara nueva de la disputa electoral, pero Miren Gorrotxategi ya ha logrado colar en el centro de la campaña la idea de un pacto a tres que desaloje a Iñigo Urkullu de Ajuria Enea.

A día de hoy, ¿ve todavía posible la posibilidad de un tripartito de izquierdas?

—Es que la posibilidad siempre ha estado ahí, siempre ha sido cierta. Objetivamente, es real y cierta. En el pasado las dificultades eran más fuertes que ahora, cuando se da la circunstancia de que ETA desde hace diez años ya no existe, ya no mata. Eso nos permite mirar hacia el futuro y normalizar la situación política vasca. Numéricamente siempre ha sido posible. Si no se podía en aquel momento, porque existía un factor externo como era la violencia de ETA que condicionaba y desfiguraba el sentir normal de las cosas, en estos momentos eso se ha superado y esa posibilidad que numéricamente ya existía antes ahora es más cierta que nunca. Cierta y necesaria.

Pero es una posibilidad que de manera rotunda, y desde el inicio de la carrera electoral, han rechazado el PSE y EH Bildu.

—Yo diría que no la han rechazado con tanta rotundidad. Siempre que se dice una cosa se deja abierta la puerta a la contraria. De hecho, es lo que creo que están deseando escuchar sus votantes. Por lo tanto, yo no he visto un no tan rotundo. En cualquier caso, si lo hubiera no hay más que acordarse de las palabras de Pedro Sánchez cuando decía que él no podría dormir si en La Moncloa estuviera Pablo Iglesias. Y mira ahora. Un no más rotundo que en aquella ocasión no existió, pero lo que pasa es que los resultados obligan y la realidad obliga. Y, en este caso, esta decisión que podía haberse tomado hace cuatro años y que hubiera sido muchísimo más natural y menos dramática, ha esperado a materializarse y ha tenido que pasar un repunte de la extrema derecha y 50 diputados de Vox. La pena es que nosotros, en lugar de tener los 70 diputados, tenemos muchísimos menos.

Podemos irrumpió en la política vasca con el ánimo de transformar por completo las instituciones de la CAV. ¿Esa transformación es posible de la mano de partidos clásicos como el PSE o la izquierda abertzale?

—Lo que nos está pasando en Euskadi, la gran paradoja vasca, es que una mayoría social de izquierdas no se ve reflejada en un Gobierno de izquierdas. Esto es una anomalía democrática absoluta que ya sabemos todos cómo se explica. Yo considero que conseguir ese Gobierno de izquierdas por fin sería el mayor ejemplo de normalización política de este país.

En muy poco tiempo, Podemos-Ahal Dugu ha pasado de llegar a un acuerdo de presupuestos con el Gobierno Vasco a pedir el desalojo de Urkullu por la vía de urgencia. ¿Entenderá el electorado este viraje?

—Yo creo que sí. Cuando estamos hablando del eje político izquierda-derecha es porque consideramos que es lo que explica en buena manera la acción de Gobierno. Elkarrekin Podemos es una fuerza de izquierda y el PNV es de centroderecha. Cuando tú aspiras a gobernar, y gran parte de la acción de Gobierno está basada en presupuestos económicos, el eje izquierda-derecha explica precisamente la política económica. En política entre diferentes debe llegarse a acuerdos, y una cosa es que Elkarrekin Podemos pueda acordar cosas con cualquier fuerza parlamentaria, y otra cosa es pensar que son fuerzas que se mueven en el mismo espectro ideológico y que por lo tanto no tienen nada que contraponer.

Las encuestas dan una mayoría absoluta a los dos partidos de Gobierno. ¿Temen ese escenario en el que la oposición quedaría fuera de juego?

—Las encuestas lo que dicen es que el PNV y el PSE juntos podrían sumar mayoría absoluta, pero es que también los tres partidos de izquierdas sumaríamos mayoría absoluta. Hay distintas fórmulas posibles. Por eso es muy importante que quienes estamos en ese juego digamos clarísimamente cuáles son nuestras opciones de coalición. Nosotros lo estamos diciendo muy claro, somos quienes hemos puesto sobre la mesa este debate. Son las otras fuerzas quienes tienen que deshojar la margarita y decir qué es lo que priman: si el PSOE se resigna a ser la muleta del PNV, y si EH Bildu se resigna a intentar buscar el acuerdo solo en cuestiones soberanistas y se conforma con esperar a dar el sorpaso al PNV.

Es la cara nueva de la campaña. ¿Es complicado darse a conocer frente a candidatos contrastados o conocidos?

—No cabe duda de que el hecho de que te conozcan en política es un factor importante y un factor que suma y te da ventaja. Nosotros tenemos que trabajar en un tiempo récord para que ese factor al menos no juegue en contra. ¿Cómo se hace eso? Multiplicándose en los actos y en la atención a los medios. Pero es algo que yo hago con mucha ilusión y energía.

¿Pueden lastrar en las urnas a Elkarrekin Podemos los líos internos en el Estado?

—De la política estatal y de la acción de Unidas Podemos yo creo que lo que tenemos para mostrar es bueno. Creo que lo que se recibe de nuestra acción en el Gobierno español es la fuerza que estamos haciendo para que la proa del Gobierno se dirija a las políticas de izquierdas.

Se reivindican como una fuerza preparada para gobernar, pero en Euskadi no tienen experiencia salvo en contados ayuntamientos.

—Efectivamente, nosotros sí tenemos alguna experiencia de Gobierno en el ámbito municipal. Y en el ámbito del Estado la estamos teniendo y estamos demostrando que somos capaces y no nos equivocamos de bando. En todo caso, somos un partido joven y difícilmente vamos a tener la experiencia de Gobierno que tienen partidos de cien años. Pero si nos planteamos la experiencia en las instituciones como un bien incontestable, entonces el mejor régimen político posible es una monarquía en la que siempre gobierna la misma persona y que además nombra a sus sucesores. Y no es el régimen perfecto. Cuando hablamos de un régimen democrático, estamos hablando precisamente del pluralismo en las opciones políticas y de la posibilidad de cambiar de rumbo y de que nuevas fuerzas políticas puedan tomar las riendas del Estado o de una comunidad autónoma.

Tras la epidemia toca la reconstrucción, que exigirá pactos a gran escala. ¿Se ve Podemos capacitado para pactar entre diferentes?

—Si hemos demostrado algo es nuestra responsabilidad. Tenemos muy claro a quién servimos, no nos va la vida en mantener nuestras estructuras de partido, lo que queremos es ser útiles a la sociedad. Cuando eso pasa por llegar a consensos y pactos en cuestiones claves, por supuesto que estaremos.

¿Aboga Podemos por subir los impuestos para afrontar el endeudamiento y un mayor gasto social?

—La cuestión no es subir o no los impuestos, la cuestión es qué se baja, qué se sube, y quién paga o deja de pagar. Entonces, Elkarrekin Podemos aboga por una reforma de un sistema fiscal que, en nuestro caso, no es suficientemente progresivo. Corresponde a las rentas del capital contribuir al gasto público de manera proporcional.

Respecto a Osakidetza y las residencias públicas, ¿qué cambios son necesarios?

—Yo subrayaría estos dos sectores y también el de la Educación. Con respecto a Osakidetza, los servicios públicos de calidad lo que exigen es inversión pública. Nosotros proponemos que se guarde el 7% del PIB para esta partida presupuestaria. Además, en la actualidad el 30% del gasto sanitario se dirige a financiar la Sanidad privada y queremos que esa gasto vaya dirigido a servicios sanitarios de titularidad pública. Otra de las cosas es que existe una inestabilidad en la plantilla de Osakidetza que es para asustarnos y eso repercute negativamente en la calidad del servicio, porque los médicos van rotando de un sitio a otro y eso es malo para la calidad del servicio y las condiciones laborales. Con respecto a las residencias, se ha visto que cuando un servicio público se deja en manos de la gestión privada, la lógica empresarial de la obtención del máximo beneficio es la que prima, siempre en detrimento de la calidad del servicio, en este caso con resultados dramáticos.

¿Y en Educación? ¿Aboga Podemos por una enseñanza telemática o una presencial con ratios reducidos?

—Evidentemente la enseñanza telemática va a tener que ocupar un hueco, pero la presencialidad no puede dejarse de lado. No se puede sustituir la presencialidad porque es un factor de brecha y segregación del alumnado, y porque con la Educación no solamente se transmiten conocimientos, sino que se transmiten también valores, relaciones sociales... Algo tendrá que ser telemático pero lo que tenemos que hacer sobre todo es reforzar las condiciones para que la enseñanza presencial sea posible. Y eso exige nuevamente más gasto público, más infraestructura, y no recortes.

Otro ámbito que cobra fuerza es la ecología. En las municipales francesas los Verdes han dado la sorpresa. ¿Es una lección que va a tener en cuenta Elkarrekin Podemos?

—La posición que han obtenido los Verdes en Francia es motivo de inmensa alegría. ¿Cómo nos va a afectar eso? No va a condicionar para nada nuestra campaña electoral. La ambición de Transición Ecológica, de lucha contra el cambio climático, de respetar los límites del planeta y apostar por una industria verde ya va dentro de Elkarrekin Podemos desde que nació. Tenemos además al referente principal del ecologismo en España, nuestro diputado Juantxo López de Uralde. Con lo cual, no tenemos que hacer ninguna ciaboga para incorporar todos esos valores políticos.

A diferencia de otras épocas, ahora la tensión política se da en el Estado y no en Euskadi. ¿Pero teme que esa confrontación en el Congreso se reproduzca en la CAV?

—Yo espero que no. Las vascas y los vascos tenemos nuestra propia idiosincrasia, nuestra manera de vivir los dramas, y no es tan exagerada y teatralizada como la de Madrid. También es verdad que Madrid es el centro de las miradas del Estado y esa forma teatral de vivir la tensión política es muy madrileña. En otros territorios del Estado no se vive con esa exageración. Y en Euskadi somos particularmente reactivos a esa forma de exagerar y espero con muchísima firmeza que no llegue.

Siguiendo con el Congreso, ¿se equivocó Unidas Podemos al rechazar inicialmente una comisión de investigación contra Felipe González?

—Unidas Podemos no la rechazó en ningún momento, en aquel momento ni siquiera se había presentado esa solicitud, con lo cual difícilmente se puede rechazar algo que no existe. Lo que sí que es verdad es que se le preguntó a Echenique y su respuesta la entiendo desde su perspectiva y el lugar en el que estaba colocado en ese momento. Y son unos papeles cuyo contenido era público hace unos años y de repente surgen ahora como si fueran algo nuevo, cuando no lo son. Pero por supuesto Unidas Podemos no puede votar otra cosa que no sea sí, a favor de una propuesta de creación de una comisión de investigación, porque nuestro lema siempre ha sido el de la verdad, la justicia y la reparación.

En una campaña atípica, Podemos ha causado cierto impacto con el vídeo de los Power Rangers.

—Tengo que reconocer que no es mi estilo, pero me ha hecho gracia, me ha gustado. No es mi estilo, por lo tanto no ha sido mi idea, ha sido idea del equipo creativo que nos acompaña y, aunque no sea mi lenguaje favorito, yo creo que las cosas serias e importantes pueden abordarse también con el humor.

"Tenemos alguna experiencia de Gobierno en el ámbito municipal y en el Estado estamos demostrando que somos capaces de gobernar"

"Elkarrekin Podemos aboga por una reforma de un sistema fiscal que, en nuestro caso, no es suficientemente progresivo"