"Saldremos magullados, doloridos, pero saldremos adelante". El lehendakari Iñigo Urkullu lanzó ayer un mensaje de esperanza ante la crisis sanitaria por el coronavirus que está dejando unos efectos devastadores y está poniendo a prueba la capacidad de respuesta de las instituciones y de la sociedad ante una pandemia sin precedentes. El jefe del Ejecutivo vasco ofreció explicaciones a los grupos parlamentarios y defendió las medidas adoptadas en los últimos meses tanto en lo sanitario como en lo social y económico.

El lehendakari estuvo flanqueado en Lehendakaritza por las consejeras de Salud y Seguridad, Nekane Murga y Estefanía Beltrán de Heredia respectivamente, con una pantalla en frente en la que podía hablar con los portavoces de EH Bildu, Elkarrekin Podemos, PP, PSE y PNV, que convirtieron sus domicilios en un plató televisivo para responder a Urkullu, salvo el popular Carmelo Barrio que lo hizo desde una sede de su partido. Los partidos de la oposición habían reclamado una reunión presencial de la Diputación Permanente del Parlamento, pero los informes jurídicos rechazaron esta fórmula al no estar recogida esta opción en el Reglamento

Durante su intervención el lehendakari aseguró que el Gobierno Vasco ha actuado desde "el primer momento" de acuerdo a las recomendaciones de las autoridades sanitarias para afrontar la pandemia del coronavirus, aunque reconoció que será el tiempo el que determine si se ha "acertado o errado" en la respuesta a la crisis. Apeló a la unidad y a evitar las "disputas", lo que no impidió las críticas de la oposición que le acusaron de reaccionar "tarde y mal" ante la pandemia.

Esta sesión monográfica de la Cámara vasca, celebrada por vía telemática y en la que únicamente ha intervenido un representante por cada grupo parlamentario, se produjo a raíz de una petición de EH Bildu para que Urkullu diera cuenta al Parlamento Vasco sobre la forma en la que el Gobierno Vasco está gestionando la emergencia sanitaria. La Cámara está disuelta desde que en febrero se convocaron las elecciones autonómicas para el 5 de abril, que finalmente han sido aplazadas sine die. Mientras tanto, funciona la Diputación Permanente, aunque con atribuciones muy limitadas. La reunión de ayer técnica y físicamente no fue una sesión plenaria, sino una reunión informal, pero las actitudes y los tonos empleados remedaron los modos y rutinas de los plenos parlamentarios. Sobre todo, porque las críticas de la oposición buscaron el desgaste del Gobierno Vasco y las propuestas apenas se pusieron sobre la mesa.

La mayoría de los discursos hacían referencia a que el Gobierno Vasco reaccionó tarde y después actuó de manera poco solvente, a lo que el lehendakari replicó señalándoles como los profetas del ayer. Frente a las duras críticas de la oposición, que le ha acusado de "soberbia", "improvisación" y "falta de liderazgo", el lehendakari dijo que el Gobierno Vasco ha logrado "contener" el virus se mostró confiado en su mitigación con los recursos disponibles. "El tiempo dirá si hemos acertado o errado, pero no hemos querido dejar de tomar ninguna decisión que, en nuestra opinión, debíamos adoptar", apostilló.

Tras desgranar pormenorizadamente los pasos dados por su Gobierno, Urkullu destacó que Euskadi ha sido la región europea con mayor número de test de detección precoz realizados por millón de habitantes, superando los 9.000 en paciente único y negó las acusaciones de recortes en Osakidetza en los últimos años. "En Euskadi no ha habido recortes en sanidad",afirmó el lehendakari, quien recordó que el presupuesto de Osakidetza en 2008 era de 2.180 millones de euros y el año pasado de 2.970 millones, que su plantilla estructural ha pasado de 23.396 a 27.590 trabajadores y que el presupuesto público per cápita en sanidad era de 2.730 millones en 2019 frente a los 2.600 de 2015.

En su intervención, Urkullu remarcó que en estos momentos se está registrando en Euskadi una fase de "mitigación" de la pandemia, con una cierta estabilidad y sin que se produzcan "desbordamientos" en las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI).

La actuación del Ejecutivo, según su relato, se está guiando por cuatro prioridades: atender la emergencia sanitaria, proteger a las personas, garantizar el mantenimiento de la educación y defender la economía.

Uno de los aspectos en los que más incidió la oposición fue la apuesta del Gobierno Vasco de mantener una actividad económica e industrial por encima de la prevista en el decreto ley aprobado por el Gobierno español el pasado domingo y que limitaba la apertura de industrias y empresas a las que son esenciales. Lakua abogó por flexibilizar la medida, siempre que se garantice la salud de los trabajadores, y finalmente el Ejecutivo Sánchez accedió a abrir algunos sectores inicialmente no previstos. En este sentido, Urkullu recordó que este pasado mes de marzo se han perdido en Euskadi 10.900 empleos, a los que hay que sumar más de 144.000 trabajadores afectados por expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE).

También destacó que con esta crisis sanitaria se están viendo "los datos más graves de paralización de la actividad de las últimas décadas, la mayor pérdida de empleo y el mayor cierre de empresas", y que hay sectores enteros sin actividad, como la hostelería, el turismo, la construcción y ámbitos de la industria. "Recuperar el pulso económico va a ser muy difícil", advirtió, tras señalar que el Gobierno Vasco ya empezó a trabajar ante la posible llegada de la

Urkullu, defendió su gestión en la crisis del coronavirus en la que "no ha habido desbordamientos" del sistema sanitario y aseguró que Euskadi saldrá adelante pese al destrozo en el empleo y en la economía.