- Las especulaciones sobre el aplazamiento de las elecciones vascas del 5 de abril por el coronavirus han irrumpido con tal intensidad en el debate político que el lehendakari ha decidido convocar a los partidos para buscar un consenso. Iñigo Urkullu, que lleva días rumiando este asunto, se citará con las formaciones el próximo lunes a las 10.00 horas en Lehendakaritza, lo que le va a permitir tomar la temperatura real de este debate. En cualquier caso, para el lehendakari van a ser sagrados los informes jurídicos y el nivel de alerta sanitaria, porque necesita que la decisión esté fundamentada y no parezca fruto de un capricho político. También está pendiente de la reunión que tendrá mañana por videoconferencia con el presidente Sánchez, que ya no descarta el estado de alarma.

Este debate plantea, sobre todo, un problema de inseguridad jurídica porque no está claro que unas elecciones se puedan suspender una vez convocadas, y tampoco se sabe quién tiene la competencia, porque ni Urkullu ni la Junta Electoral creen que estén facultados. El lehendakari espera recibir informes en las próximas horas para no dar un salto al vacío. Además, está pendiente de que le lleguen nuevas recomendaciones del Departamento de Salud para aclarar si se está perfilando un horizonte con los ciudadanos confinados en sus casas que haga imposible votar o si, por el contrario, se podrá garantizar el voto y la situación puede resolverse cuidando la higiene y las distancias en los colegios electorales. Necesita razones sanitarias contundentes.

El presidente francés, Emmanuel Macron, se decantó anoche por mantener las elecciones municipales previstas para este domingo. Los estados español y francés tenían ayer un nivel similar de contagios, de manera que este anuncio da margen al Gobierno Vasco para mantener las elecciones, observar cómo transcurre la jornada del domingo en Iparralde, y ver si funcionan las medidas de protección en los colegios. Ya serían las segundas elecciones en zonas críticas, después de las celebradas en la región italiana de Umbría. No obstante, el Gobierno Vasco es consciente de que nadie le perdonaría celebrar unos comicios si el riesgo para la salud es claro y no pura especulación.

Pero, si se aplazaran los comicios, se plantearía otro debate: la nueva fecha para celebrarlos. Ahí es donde entra el consenso político. Desde la convocatoria electoral, el Parlamento Vasco está disuelto, y no hay plenos ni control al Gobierno. Solo se puede convocar una versión reducida, la Diputación Permanente, para asuntos urgentes. Si se aplazaran las elecciones, Urkullu seguiría gobernando en una extraña interinidad, algo que tampoco le agrada. Y no tiene garantías de que la oposición no termine convirtiendo en un argumento de desgaste esta interinidad, acusando al lehendakari de gobernar sin rendir cuentas. El plazo máximo para celebrar las elecciones sería octubre, un mes después de los comicios de 2016. De puertas afuera, parece que el sentir general de los partidos es aplazar las elecciones y que Urkullu tendría acompañamiento. No obstante, al PNV le dio ayer mala espina que EH Bildu celebrara una rueda de prensa para exigir que se suspendan las elecciones, cuando unas horas antes había acordado con el lehendakari su participación en la cumbre del lunes. Los jeltzales ven una actitud electoralista.

También hay muchas miradas puestas en la reunión por videoconfederencia que celebrará mañana el presidente español, Pedro Sánchez, con todos los mandatarios autonómicos. Se ha especulado con que tanto Urkullu como el presidente gallego, Alberto Núñez Feijóo, le pidan decretar el estado de alarma como percha para suspender los comicios que sus territorios tienen que celebrar el 5 de abril. Pero el Gobierno Vasco enfría esta opción porque no aparece escrito en ninguna parte de manera expresa que ese estado de alarma permita suspender unas elecciones. Se está haciendo en público una interpretación extensiva, con el argumento de que, si el estado de alarma sirve para confinar a la gente en sus casas y limitar sus movimientos, no pueden ir a votar. En cualquier caso, si fuera por Sánchez, la puerta para decretar el estado de alarma está abierta: "Estamos hablando de una situación que no es estática, sino dinámica. Tomaremos las decisiones que haga falta, cuando haga falta". Otra derivada en este debate radica en que gallegos y vascos deberían tomar su decisión de la mano para evitar una incoherencia. Feijóo aprieta para suspender.

El PNV no tiene fijada una posición y estará atento a la evolución de la crisis sanitaria. Duda, en cualquier caso, de las intenciones de la oposición, y de que sea conveniente gobernar durante meses en una situación anómala de prórroga, en lugar de constituir cuanto antes un gobierno fuerte que afronte el previsible empeoramiento de la economía y esté sometido al control parlamentario. Los expertos dicen que las elecciones del 5 de abril coincidirán con un embate especialmente duro del virus, pero se calcula que la epidemia tampoco estará del todo controlada en el Estado español hasta el mes de julio. Por lo tanto, las elecciones tendrían que llevarse a julio o, en el caso de que se optara por extremar la prudencia, llevarlas ya a otoño, en septiembre u octubre. En Sabin Etxea, el PNV duda de que la oposición esté dispuesta a que Urkullu sea lehendakari hasta octubre, e intuye que quiere ganar estos meses para encadenar una campaña permanente contra su gestión, desde el derrumbe de Zaldibar. "¿Esto es lo mejor para el país? ¿O es mejor un gobierno fuerte?", plantean.

El portavoz del Gobierno Vasco, Josu Erkoreka, se mostró preocupado por la posibilidad de un recurso en los tribunales Por un lado, puede ser que, si las elecciones se celebran, alguien impugne los resultados si se produjera una abstención elevada o, incluso, en el peor de los casos, porque se produjera la situación kafkiana de que hubiera órdenes de confinamiento para los vascos y no pudieran salir de casa. Por otro lado, si se aplazaran las elecciones, podría haber impugnaciones por parte de los que invoquen el derecho a votar. Por ello, apeló al "consenso". "La decisión tiene que descansar en razones sanitarias contundentes y, en segundo lugar, la decisión debería contar con un gran consenso de partidos e instituciones", dijo en RNE.

El Gobierno Vasco tampoco ve viable que el Estado reforme vía exprés la Ley Orgánica del Régimen Electoral General porque el Congreso funciona a medio gas por la cuarentena de Vox. Urkullu convocó a los partidos con una comunicación en la que admite que está "analizando legal-jurídicamente la cuestión", y que la reunión se celebra el lunes "a expensas" de la reunión de Sánchez. "Desconozco el orden del día", dice.

Sánchez se reúne con presidentes autonómicos. El presidente español tiene una reunión por videoconferencia mañana, en la que estarán presentes Urkullu y Feijóo. Sánchez ya no descarta decretar el estado de alarma, aunque el Gobierno Vasco tampoco tiene claro que faculte per se a aplazar unas elecciones.

Elecciones en el Estado francés. El domingo se podrá poner el termómetro a la celebración de unas elecciones en un estado con un nivel de contagio muy similar al del Estado español. Francia celebra las elecciones municipales porque Macron ha decidido mantenerlas. Pondrá medidas para evitar los contagios en los colegios.

Cumbre de partidos de Urkullu. El lehendakari ha citado a los partidos el lunes en Lehendakaritza a partir de las 10.00 horas para tratar esta crisis. No obstante, para él son determinantes los informes sanitarios y jurídicos.