donostia - El multitudinario acto de Penpinyà ahondó en las diferencias estratégicas del mundo soberanista aunque Carles Puigdemont quiso matizar ayer las palabras en las que apeló a prepararse para la "lucha definitiva" con que labrar la república independiente catalana. El expresident de la Generalitat dijo ahora avalar la "negociación permanente" con el Gobierno de Pedro Sánchez pese a ser "escéptico" con la mesa de diálogo, y a que no renuncia a la vía unilateral como última opción. Las apreciaciones del exjefe del Govern llegan después de que ERC, según su portavoz Marta Vilalta, advirtiera a JxCat de que "sería un error" y "una irresponsabilidad" contraponer el diálogo y la negociación con el Estado a "la movilización" de la ciudadanía, ya que ambas cosas "son compatibles y complementarias". El líder posconvergente sostiene que sí que está a favor de instalarse en esa dinámica, aunque entienda que ese foro de debate "de momento no es útil porque no se ha llegado a ningún acuerdo".

No obstante, Puigdemont apostó por afrontar este proceso combinando "esperanza y escepticismo": "Hay que ser prudentes para no levantar falsas expectativas", avisó. "El sit and talk (sentémonos y hablemos) no puede ser un wait and see (esperemos a ver qué pasa), tiene que ser las dos cosas", así que "nos tenemos que instalar en un estado negociación permanente", ya que "la inmensa mayoría de catalanes quieren una negociación de verdad". Pero a la vez el expresident añadió en Catalunya Ràdio que hay que "estar en estado de preparación, que quiere decir a veces movilización, a veces acciones de desobediencia o empoderamiento de la sociedad". En este contexto, enfatizó que el independentismo debe "prepararse" también para un "escenario B", si no se puede acordar un referéndum. "Yo nunca he abandonado la vía unilateral", zanjó, poniendo como "referente de verdad" el caso del referéndum como el que hizo Montenegro en mayo de 2006, que permitía a los electores elegir entre la permanencia en Serbia y Montenegro o la independencia.

Tras negar que el acto del pasado sábado fuera partidista, Puigdemont cree que recogió la transversalidad del Consell per la República, y que los silbidos que se escucharon durante la intervención por vídeo del líder de Esquerra, Oriol Junqueras, no se dirigían a su persona y sí a las referencias que hizo al Estado español. A este respecto se pronunció también la líder de JxCat en el Ayuntamiento de Barcelona, Elsa Artadi, para quien se pitó "a la mesa de diálogo". "Nadie pitó a Junqueras. Se pitó cuando se habló de la mesa de diálogo. La gente aplaudió a Junqueras y a Marta Rovira", defendió en RNE. Interpelado sobre la unidad independentista, Puigdemont suscribió que todas las voces, desde sus diferencias, son "necesarias" y que hay que encontrar un "camino de conciliador" para "remar juntos": "Nos necesitamos a todos, no sobra nadie y todas las estrategias son validas. Sabemos que debemos coordinarnos mejor y no estamos tan lejos", apostilló.

Entre tanto, desde ERC se insiste en que "sería un error contraponer el diálogo a la movilización, son instrumentos complementarios para avanzar hacia la república catalana, y ambos compatibles", dijo Vilalta.