Y de repente, la calma. El PP guipuzcoano tendrá varios meses para digerir lo ocurrido las dos últimas semanas, las que han pasado desde que Borja Sémper dijera adiós a la política activa. Serán los meses que transcurran hasta que la formación en el territorio celebre su congreso, que llegará después del cónclave del PP estatal y del autonómico. No hay fechas, pero toca esperar sin que nadie sea capaz de asegurar que no habrá nuevas turbulencias. Mientras tanto, el secretario general del PP guipuzcoano, José Luis Arrue, ha asumido la presidencia en funciones para un periodo en el que se celebrarán unas elecciones autonómicas claves para el futuro del PP.

De momento, la formación popular gana tiempo y lo hace en un equilibrio que nadie sabe a ciencia cierta cuánto va a durar. Lo más probable es que el PP guipuzcoano afronte la cita electoral autonómica -para la que la alianza con Ciudadanos gana cada vez más peso- con una presidencia en funciones, recogida en los estatutos.

"Internamente no va a pasar nada", avisa un militante popular. En cierto modo, si la junta directiva territorial no se ha rebelado al bloqueo de Génova hasta ahora -que ha tenido previstos dos cónclaves y cuenta con la aritmética necesaria para designar a Borja Corominas sucesor de Sémper-, es casi descartable que lo vaya a hacer ahora.

En frío, populares de distintas corrientes reconocen el peso de Sémper en la última etapa del partido en suelo guipuzcoano y el hándicap que eso supone a corto plazo. "Ahora se tendrán que gestar nuevos liderazgos", avisa un militante, que considera que la "identidad propia" foralista que reclamó para sí el PP vasco hace escasos meses ha saltado por los aires al imponerse la tesis de la dirección central, de bloquear el nombramiento de Corominas -pese a no tener aspirante alternativo- y dejar enfriar la situación con un escenario de interinidad.

Tras la suspensión de la reunión del miércoles, el foco estaba puesto en las conversaciones entre el líder del PP en la CAV, Alfonso Alonso, y el presidente popular, Pablo Casado. De hecho, la junta directiva se suspendió a expensas de lo que sucediera en esa conversación también pospuesta. Fuentes del PP guipuzcoano, que confían en que Alonso defienda el nombramiento de un presidente hasta el congreso, presumen que el escenario variará "en función de lo que Alonso negocie con Génova".

Mientras tanto, un repaso a la cronología de los hechos evidencia que la situación se acerca a lo que pretendía Génova. O al menos, que no se ha quedado como buena parte de la junta directiva del PP guipuzcoano quería al principio.

La sucesión de Sémper se abrió el 14 de enero, cuando él mismo anunció su marcha de la política a una multinacional a la que se incorporará mañana. Esa misma semana se convocó una junta directiva que iba a designar al número dos del PP en el Ayuntamiento de Donostia, Borja Corominas, pero se convirtió en una reunión de adiós a Sémper. Minutos después se trasladó a Bilbao, donde se citó el comité ejecutivo regional, y sucedió lo mismo. Así lo relató el PP vasco, que fue quien comunicó estos detalles e incluso se aventuró a asegurar que la semana del 20 de enero la junta directiva guipuzcoana se reuniría y en ese encuentro "se propondrá a Borja Corominas como presidente del PP de Gipuzkoa".

Esa semana, el presidente del PP, Pablo Casado, acudió a Donostia, donde participó en el homenaje al edil donostiarra asesinado por ETA Gregorio Oróñez. Quien más, quien menos pensó que esa cita podía servir para una conversación entre Casado y Corominas, tras la que se celebraría el 24 o el 25 la junta directiva.

Tampoco fue así. Hubo que esperar al día 29, pero una hora antes la treintena de cargos que compone la junta directiva recibieron un mensaje en sus móviles: "Queda desconvocada hasta nueva orden, el Comité Ejecutivo y la Junta Directiva, por motivos ajenos a la dirección provincial. Un saludo, PP Gipuzkoa".

La dirección de los populares guipuzcoanos no forzó la máquina y esperó la intermediación de Alonso. A la luz de los hechos, el bloqueo terminó por provocar la renuncia definitiva de Sémper sin que se celebrara ninguna junta directiva para nombrar a su sucesor -Borja Corominas- y es Arrue quien ejerce la presidencia del partido en funciones, al recaer por estatutos esta responsabilidad sobre el secretario general.

"Es un buen conocedor del partido en Gipuzkoa y de Génova, y no hay prisa", asegura otro miembro del PP, que descarta entrar en valorar la solución como una victoria de Génova, aunque al final se haya impuesto su tesis de no permitir que Borja Corominas fuera el líder transitorio hasta el congreso.

La formación conservadora organiza sus congresos "en cascada". Primero, Génova; después, las organizaciones regionales o autonómicas; y por último, los órganos provinciales. Si Casado organizara el suyo antes de Semana Santa, un calendario apretado de congresos podría dejar renovado el PP guipuzcoano antes de agosto, pero aquí entra la variable del posible adelanto de los comicios autonómicos que podría llevar la cita provincial a comienzos de 2021.

Salvo nuevos cambios, el PP guipuzcoano llegará en interinidad a unas elecciones autonómicas que están a la vuelta de la esquina. A la vuelta del verano. O pocas semanas antes o pocas después del periodo estival.

En el PP trabajan con la hipótesis de que sean antes, pero a diferencia del resto de partidos con representación parlamentaria, no hay un debate formal sobre la composición de las listas, que puede volver a tensar al partido. La maquinaria electoral no está activada para un desafío clave a corto y medio plazo. Y que además puede coincidir con otras elecciones autonómicas. En Galicia y Catalunya las urnas asoman.

El PP se ha presentado en Gipuzkoa en las ocho elecciones autonómicas desde su fundación. La primera fue hace 30 años y, a tenor de los resultados de 2016 (24.766 votos) y de la tendencia que sigue la formación, los 21.556 votos que cosechó en 1990 se presentan como la referencia a esquivar. Un pacto con C's -que en 2016 sumó 5.730 sufragios- podría evitar que los populares lograran su peor resultado en unas autonómicas. Fuentes del PP guipuzcoano consideran que "es una alianza que cualitativamente está hecha". Apuntan a que el sector alavés, el mayoritario en el PP de la CAV, bendice el pacto que esta vez sí cristalizará.

Lo hará ya sin Sémper, que se incorpora mañana a la multinacional por la que ha decidido cerrar su etapa política, ni sucesor al frente del PP guipuzcoano. "No ha querido dejar huérfano al partido, no ha querido dejarlo colgado, pero los estatutos ya prevén este escenario", relativiza otra voz que apuesta por mirar hacia adelante. Sin saber a ciencia cierta, sin embargo, qué es lo que viene delante.