donostia - Más allá de sus contradicciones y de las diferentes versiones que se han ido ofreciendo, PP, Ciudadanos y Vox han encontrado un filón en el encuentro en el aeropuerto de Barajas entre el ministro de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, José Luis Ábalos, y la vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez. Apenas quince días después de la investidura de Pedro Sánchez y de la formación del gobierno de coalición con Unidas Podemos, Venezuela se ha convertido en la catapulta con la que la oposición de derechas -PP, Vox y Ciudadanos- lanza sus dardos contra el nuevo Ejecutivo. Lejos queda ya aquel tiempo en el que los partidos daban 100 días de cortesía.

Primero fue la entrevista entre Ábalos, hombre de confianza de Sánchez, y Delcy Rodríguez, vicepresidenta de Venezuela y segunda de Nicolás Maduro, que tiene prohibida su entrada en Europa.

La cita tuvo lugar la madrugada del 13 de enero en el aeropuerto de Barajas, pero no salió a la luz pública hasta una semana después. En un intento de justificar el encuentro, Ábalos fue ofreciendo una sucesión de versiones, contradictorias unas con otras. La última es que vio a Rodríguez dentro de avión y la saludo posteriormente en la sala Vip de la terminal T4. Sánchez atajó de raíz la cuestión, ocultando a Ábalos y fueron otros miembros del Ejecutivo y la presidenta del PSOE, Cristina Narbona, los encargados de su defensa.

El PP, que solicitó una comisión de investigación en el Congreso, denunció los hechos ante la Fiscalía, pero si el Ministerio Público acaba archivando la denuncia el partido de Génova tiene intención de querellarse contra Ábalos por presuntos delitos de prevaricación y desobediencia. Ayer, el vicesecretario de Participación del PP, Jaime de Olano, exigió que Ábalos no continúe "ni un día más" como ministro después de haber "mentido" con su encuentro con una integrante de "la dictadura de Maduro". "Los españoles no se merecen un Gobierno que mienta reiteradamente como lo hace el señor Ábalos", apostilló Olano.

Visita de Guaidó Apenas una semana después, Venezuela volvió a estar en el eje de la agenda política con la visita al Estado español de Juan Guaidó, presidente encargado reconocido por la UE. Pedro Sánchez, que un año antes había reconocido a Guaidó como la alternativa a Maduro, no recibió al político opositor venezolano alegando problemas de agenda -acudió a tierras levantinas azotadas por la tormenta Diana- y delegó en la ministra de Exteriores, Arancha González Laya, la representación del Ejecutivo. Además, el vicepresidente Pablo Iglesias dejó claro que para él Guaidó, lejos de ser el presidente de Venezuela, es solo "un político de la oposición venezolana".

El PP aprovechó la situación haciendo de la visita de Guaidó casus belli contra el Ejecutivo Sánchez. Pablo Casado recibió con todos los honores a Juan Guaidó, que recibió la Llave de Oro de Madrid de manos del alcalde José Luis Martínez Almeida y fue agasajado por la presidenta de la Comunidad, Isabel Díaz Ayuso.

Así, y la espera de que surja una nueva cuestión, la oposición ha encontrado en Venezuela la palanca para erosionar a Pedro Sánchez.