donostia - Ya convertido en vicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias ha dado un golpe de efecto en el sexto aniversario de la dirección del partido al anunciar que anticipará a marzo la asamblea ciudadana que elegirá al líder del partido para los próximos cuatro años, puesto al que se presentará para blindar su liderazgo. "Es necesario poner a punto nuestra organización para afrontar esta nueva etapa", aseguró ayer Iglesias ante el Consejo Ciudadano estatal de Podemos, convocado precisamente el día en que se celebran los seis años de la fundación del partido y al final de la semana en la que ha accedido a la vicepresidencia del Gobierno, en la que ha comenzado aquel asalto a los cielos anunciado en la primera Asamblea Ciudadana, en Vistalegre, en octubre de 2014.

Iglesias convoca la asamblea en el momento preciso: una vez cumplido su objetivo, llama a sus bases a reelegirlo en la tercera semana de marzo, antes de que la acción de Gobierno pueda pasarle factura y sin ningún tipo de oposición interna. Tenía hasta febrero de 2021 para convocar el cónclave. "Para mí será un honor presentarme como candidato para que, si así lo quieren los inscritos, seguir siendo vuestro secretario general", dijo Iglesias. Y nadie duda de que, congreso mediante, continuará al frente del partido sin ceder un ápice de poder mientras él está en el Gobierno.

Será difícil dejar de hablar de esta tercera asamblea ciudadana como Vistalegre III, pero desde Podemos ya han avisado de que en esta ocasión el cónclave no tendrá lugar en el Palacio de Vistalegre de Madrid, que acogió los otros dos congresos anteriores. El sitio no será ni de lejos la diferencia más importante con respecto a anteriores citas: con un Podemos en declive electoral, la afluencia de inscritos será mucho menor. Además, esta asamblea transitará previsiblemente tranquila, sin los sobresaltos de 2017 cuando Errejón trató de disputarle el liderazgo a Iglesias. Ni tampoco habrá un enfrentamiento por el modelo del partido que se vivió en la fundacional, de la que Iglesias salió convertido en líder.

Porque, más allá de los toques de la federación andaluza (por cierto, ayer no mandó representación al Consejo Ciudadano), pocos peros se le han puesto a Iglesias en este año que se cumple desde que se libró de Errejón. Lo intentó si acaso el "militante" Ramón Espinar tras la debacle del 26-M en las municipales y autonómicas. Y fracasó al quedarse solo en su petición de convocar una asamblea ciudadana para proponer una oposición al proyecto de Iglesias. ¿Volverá ahora a dar la batalla el ex secretario general de Madrid?

Iglesias se embarca en este nuevo proyecto con el apoyo cerrado de su dirección, según aseguró ayer el nuevo coportavoz de Podemos y responsable de Sociedad Civil, Rafael Mayoral, aunque eso implique tener que esperar a la cuarta para que el partido tenga al frente de la secretaría general a una mujer. Los reglamentos de Podemos autorizan a una continuidad de tres mandatos -con un máximo de 12 años- en circunstancias excepcionales y parece que para la dirección de Podemos adaptarse al Gobierno lo es.

A la par, Iglesias ha sugerido a los "varios territorios en situación de interinidad" que aprovechen este "Vistalegre III" para ponerse también al día. Se refería Iglesias a las gestoras que hay en seis comunidades autónomas -Madrid, La Rioja, Cantabria, Castilla-La Mancha, Murcia y la Comunitat Valenciana- que tendrán que resolver su situación, al tiempo que la dirección estatal renueva su dirección.

"Es más necesario que nunca poner a nuestro partido a trabajar junto a las fuerzas políticas hermanas, porque somos Unidas Podemos un bloque histórico de cambio", aseguró Iglesias, en un mensaje que alguno ha podido interpretar como una vocación de buscar una reunificación de esas fuerzas.

"Vamos a formar parte de un Gobierno en el que tenemos un peso modesto y, como no podía ser de otra manera, va a haber límites y contradicciones", dijo Iglesias en el máximo órgano de la dirección entre asambleas, el Consejo Ciudadano Estatal (CCE), convocado en el sexto aniversario de la fundación, después de que en el pasado apuntara en alguna ocasión que "gobernar es cabalgar con contradicciones".

Es un aviso a navegantes en la misma semana en que ha tenido que cerrar filas con el PSOE para que su exministra Dolores Delgado, cuya dimisión él pidió, sea la fiscal general del Estado. Está por ver cuánto tarda en aflorar el descontento por los "sapos comidos" en el seno de Podemos. Pero, mientras eso sucede, Iglesias se blinda por otros cuatro años tras un consejo que sirvió para redefinir la estrategia de la formación morada y adaptar la dirección a la entrada al Gobierno. Una entrada que ha obligado a hacer cambios, como el nombramiento de Mayoral y de la eurodiputada navarra Idoia Villanueva como portavoces del partido, toda vez que los hasta ahora portavoces, Noelia Vera y Pablo Echenique, tienen nuevos cometidos. - N.G.