Donostia - Han quedado ya atrás los tiempos en los que Quim Torra, presidente de la Generalitat, se quejaba amargamente de que Pedro Sánchez no contestaba a sus requerimientos y tampoco le cogía el teléfono. Ayer se rompía el bloqueo. Torra y Sánchez mantuvieron una "cordial" conversación telefónica por espacio de siete minutos, en la que acordaron mantener una reunión cara a cara tras la conformación del Gobierno español, aunque no se concretó la fecha, ni si el encuentro será en Madrid o en Barcelona.

Tras la conversación, Moncloa y el Govern emitieron un comunicado prácticamente idéntico sobre el contenido de la conversación, si bien desde la Generalitat catalana se consideraba que la próxima reunión debería servir para "encarrilar la mesa de negociación" pactada entre el PSOE y ERC y que habrá de constituirse en un plazo de 15 días desde la formación del Gobierno de Sánchez, según el acuerdo alcanzado.

En la conversación, el líder socialista trasladó a Torra su deseo de "recomenzar y retomar el diálogo" y su "voluntad sincera de intentar arreglar el conflicto en Catalunya". El instrumento acordado por los socialistas para avanzar hacia una solución en Catalunya a través del diálogo es la mesa de negociación acordada con ERC en la negociación que desembocó en que los republicanos facilitasen con su abstención la investidura de Sánchez.

Las eventuales medidas que se pacten en esa mesa entre el Gobierno español y el Govern catalán se someterán en su caso a la validación de la ciudadanía de Catalunya a través de una consulta "de acuerdo con los mecanismos previstos o que puedan preverse en el marco del sistema jurídico-político", según recoge el acuerdo de investidura con ERC.

¿Moncloa o plaza sant jaume? Ahora la duda estriba en saber dónde será el encuentro cara a cara, ¿en Moncloa o en la sede la Generalitat en la Plaza Sant Jaume?

Si Sánchez recibe a Torra, el presidente español sabe que tendrá que aguantar un chorreo de críticas. Ayer, sin ir más lejos, el mero hecho de que Sánchez y Torra mantuvieran una conversación telefónica levantó ampollas en los partidos de la derecha. El vicesecretario de Comunicación del PP, Pablo Montesinos, recriminó al presidente español que siga adelante con la "negociación bilateral" con Catalunya en vez de decirle a Torra, que "haga las maletas" y "deje de estar al frente" del Gobierno autonómico catalán.

Según el dirigente del PP, "en cualquier democracia occidental" del entorno esa llamada debería haber servido para que Sánchez "le dijera a Torra que hiciera "las maletas" y "que no pase ni un minuto más como el representante de los catalanes". Por contra, aseguró que Sánchez ha optado por "iniciar una negociación bilateral" que, según indicó, "significa que el Gobierno de España va a tratar a la Generalitat como al Gobierno de Francia o al de Alemania".

En parecidos términos se expresó la portavoz de Ciudadanos en el Congreso, Inés Arrimadas, que reprochó a Sánchez que hablara por teléfono con Torra cuando a finales de octubre dijo que esa conversación no se produciría mientras el presidente catalán no condenase la violencia de grupos independentistas. "¿Ya ha condenado la violencia separatista, acatado las leyes y mostrado su respeto a los constitucionalistas?", se preguntaba la dirigente naranja en Twitter.

En el lado contrario de la balanza, Andoni Ortuzar, presidente del EBB del PNV, señaló que la reunión entre Sánchez y Torra es producto de "la normalidad institucional" y "tenía que haberse producido antes", al tiempo que confió en que ambos "intenten llegar a acuerdos". - N.G.