donostia - No fue solo un cara a cara entre el candidato a la presidencia y el futuro líder de la oposición. Fue la puesta en escena de una oposición frontal, dura y crispada con la que el PP va a tratar de entorpecer la labor del nuevo Gobierno. Y que va más allá de la mera labor parlamentaria. Con la decisión de la Junta Electoral Central todavía vigente, Pablo Casado avanzó que volverá a llevar a los tribunales cualquier medida que implique lo que consideró un "derribo constitucional". Y que prevé acompañar con una movilización en la calle que ayer ya tuvo su primera puesta en escena con una concentración en la puerta del Congreso.

Alejado de la moderación con la que había tratado de centrar a su partido en la última campaña electoral, el líder del PP recurrió a todo los calificativos y epítetos posibles para descalificar la "pesadilla" del nuevo Gobierno. Fue tal la dureza del discursó que incluso Pedro Sánchez ironizó después con que hasta Santiago Abascal (Vox) había sido más moderado que el líder popular.

Casado avanzó que su partido se opondrá al Gobierno en el Parlamento, pero también en los tribunales, los gobiernos autonómicos, provinciales y municipales. "Estaremos en los centros de trabajo y estudios, con los jóvenes, las familias, los mayores; estaremos en los pueblos y ciudades, en las calles y en las plazas. No habrá recurso que no utilicemos para combatir la pretensión de acabar con España", apuntó el líder popular, que vaticinó que "los separatistas, los batasunos, los populistas, liderados por el PSOE perderán". "No le quede la menor duda, ganaremos, y ustedes perderán", apuntó Casado, que como primera medida anunció que recurrirán a la vía judicial si Sánchez no actúa para que Quim Torra deje de ser presidente de la Generalitat. "Ahora solo importa España y España no se va a rendir", proclamó Casado entre aplausos de la bancada del Grupo Popular.

No escatimó argumentos el líder del PP para atacar al "gobierno de pesadilla". "Retoman la ingeniería social de Zapatero, con el colectivismo identitario como bandera, dividiendo a la sociedad por el género, la religión , la renta la ideología o hasta los hábitos de vida", señaló. A su juicio, el pacto con ERC "rompe la soberanía nacional" al "aceptar una consulta de autodeterminación". "Es usted una mentira andante. Es un presidente fake", proclamó en su primera intervención, en la que resaltó que el problema de España "no es que falte democracia sino que se negocia con los que atentan contra la democracia". "Sánchez llegó al poder con una moción de censura al gobierno y pretende perpetuarse en él con una moción de censura al Estado", aseveró.

A juicio del PP, el "problema" no es de Podemos, ni ERC, ni Bildu sino que es Sánchez, que les ha dado "carta de naturaleza haciéndoles socios en la gobernabilidad del país que quieren destruir". "Usted no puede comprometerse a celebrar una consulta para Catalunya. Lo que puede hacer es comprometerse a convocar elecciones generales par que todos los españoles puedan decidir sobre lo que le piden sus socios", reclamó Casado, que acusó a Sánchez de haber "resucitado" el procés y de haber "amnistiado de facto a sus autores materiales".

Sánchez y las víctimas La tensión subió todavía un punto más cuando el líder del PP recurrió a las víctimas de ETA para reprochar que Sánchez vaya a ser investido con la abstención "imprescindible" de EH Bildu. Casado recordó algunas críticas que familiares de dirigentes socialistas asesinados han dedicado al propio Sánchez, lo que incluso propició que toda la bancada del PP se pusiera de pie aplaudiendo. La diputada del PP Teresa Jiménez Becerril, hermana del concejal popular asesinado por ETA en 1998 Alberto Jiménez Becerril, se levantó entonces de su escaño y con semblante airado señaló a los diputados de EH Bildu.

Pedro Sánchez trató de guardar una figura presidencial y evitó entrar en el cuerpo a cuerpo, pero tuvo también argumentos contra el líder del PP, a quien acusó de usar "todo tipo de artimañas jurídicas y extrajurídicas" para "tratar de sabotear la formación de Gobierno". El candidato socialista insinuó incluso que era el PP quien estaba detrás de la resolución de la Junta Electoral Central la víspera del debate, por lo que cuestionó estas hipotéticas injerencias "impropias de un candidato a la presidencia del Gobierno". "Son maniobras torticeras y tramposas", denunció

La corrupción fue otro de los momentos que marcó el enfrentamiento entre ambos líderes. Casado exigió a Sánchez que no le dé lecciones sobre lucha contra la corrupción: "Los 100 años de honradez del PSOE han acabado en 300 años de cárcel para el socialismo corrupto de Andalucía", proclamó el líder popular, que le afeó que haya estado dos meses sin hacer una sola alusión a las sentencias de los ERE. Sánchez, con ironía, le respondió luego: "Coincidimos. Lecciones sobre corrupción al PP, ninguna". Para Sánchez, la estrategia del PP pasa por "el cuanto peor, mejor. Por eso no se abstienen". "Deje las trompetas del apocalipsis para la ultraderecha", zanjó. -N.G./Agencias