la mayoría de la ciudadanía vasca desconfía de las instituciones públicas, pero lo hace de manera desigual: la confianza es mucho mayor en estamentos próximos como son los ayuntamientos y sensiblemente menor en instancias como las instituciones europeas. Esta es una de las conclusiones que se desprende de la investigación Calidad de la comunicación política en Euskadi, dirigida por el profesor de Deusto Xabier Barandiaran, y presentada en el campus donostiarra de esta universidad a mediados de diciembre.

Como en otras muchas investigaciones similares, los ayuntamientos -la institución más próxima a la ciudadanía- son los que mejor parado salen en lo que a la confianza de la gente se refiere, en buena medida porque son accesibles y eficaces. La ciudadanía concibe a las instituciones públicas como organismos de prestación de servicios -cada instancia con sus correspondientes competencias- y mientras estos se cumplan con calidad, la relación fluye, incluso aunque la ciudadanía se acerque a ellas con el propósito de quejarse.

El principal reproche que realizan los ciudadanos a las instituciones se refiere a su comunicación pública. El 62% de los encuestados se muestra crítico con la comunicación institucional, porque percibe que está dirigida a la propaganda y al autobombo.

En el plano municipal es también donde la ciudadanía más se implica en procesos públicos. No obstante, también son más los que dicen querer participar que los que luego en realidad toman parte. A nivel local, un 29% reconoce haberse sumado a un proceso participativo en alguna ocasión.

Frente al plano municipal se sitúan instituciones como el Gobierno español y la Comisión Europea. Los ciudadanos vinculan al ejecutivo de Madrid con percepciones como corrupción, ineficiencia e interinidad (el trabajo de campo del estudio se realizó con 591 encuestas en plenas negociaciones de la investidura y posibilidad de repetición electoral), mientras que es el aburrimiento la idea con la que se asocia a la Comisión Europea.

A medio camino queda un Gobierno Vasco cuyas competencias la ciudadanía define con claridad (la Sanidad y la Educación son señalados como los puntos fuertes del Ejecutivo autonómico), mientras que las diputaciones forales quedan en un terreno más difuso: son las segundas instituciones que más interés generan (38,9%, detrás de los ayuntamientos, 43,6%), pero sus atribuciones son desconocidas. Ni la mitad de la población de los tres territorios históricos encuestada acierta a decir que la recaudación tributaria, las infraestructuras viarias o las políticas sociales son competencia foral, mientras que cerca del 80% sí sabe que la educación o la sanidad dependen del Ejecutivo vasco y el 60% atribuye a los gobiernos locales la gestión de los residuos y el agua.

El Gobierno central es la institución que mayor rechazo genera (un 65% de sentimientos negativos), pero al mismo tiempo y en plena época de repetición electoral y negociaciones para la investidura, es una de las instituciones a la que más atención prestaron los encuestados.

Interés similar en política La crisis económica de la última década apenas ha hecho mella en el sentir general respecto a las instituciones: el que se sentía lejos de ellas sigue a esa distancia y el número de quienes mostraban más interés en la actualidad política se mantiene estable, en torno a un tercio de la ciudadanía. Lo que sí ha cambiado -y continúan los cambios- es la forma de informarse, ya que si bien la televisión continúa como medio principal para acceder a los temas políticos (69,6%), la prensa digital progresa sin parar y el 58,5% de los encuestados ya se informa a través de estos canales, muy por delante de la radio (40,4%) y la prensa en papel (40%).

El trabajo evidencia otro de los rasgos de los tiempos actuales: un tercio de los encuestados asegura que los programas de entretenimiento político en televisión se han convertido en su fuente de información sobre la actualidad política, en detrimento de los espacios propiamente informativos. Por detrás quedan redes sociales y servicios de mensajería instantánea como Facebook (23,1%), Twitter (20,8%), grupos de WhatsApp (14,8%) e Instagram (9,2%), aunque todas superadas por charlas "con otras personas" (28,7%) y con la familia (25,7%).

El tipo de contenido político que se lleva la palma es el vinculado con la corrupción: el 87% reconoce que presta atención a este tipo de informaciones, seguidas de los programas de debate entre representantes de los partidos (62,6%), los proyectos gubernamentales (61%), los rifirrafes entre las fuerzas políticas (58%), los programas de los partidos (57,6%), las propuestas de la oposición (56,1%) y los memes o programas de humor político (54,3%).