El Gobierno talibán formó este jueves un comité para la reapertura de las escuelas de enseñanza secundaria para niñas en Afganistán, una decisión que coincide con el fin de la visita al país del relator especial de la ONU, Richard Bennett, quien lamentó el deterioro de los derechos humanos en el país asiático.

“El comité de nueve miembros fue formado para reabrir las escuelas secundarias en Afganistán y ya ha comenzado a trabajar", informaron a Efe fuentes oficiales del Gobierno talibán, bajo condición de anonimato.

"El comité está dirigido por Abdul Hakim Haqqani, juez supremo, y tiene miembros de diferentes organizaciones”, agregó la fuente. Las escuelas de secundaria para niñas de entre 12 y 18 años permanecen cerradas desde la llegada al poder de los talibanes el pasado 15 de agosto, mientras que el acceso de las alumnas a la escuela primaria ha estado siempre permitido.

Su reapertura ha sido siempre una de las principales demandas de la comunidad internacional para reconocer el gobierno de los fundamentalistas. Los talibanes anunciaron que permitirían la vuelta a clase de las adolescentes el pasado 23 de marzo, primer día del año escolar en Afganistán tras el parón invernal, aunque en escuelas segregadas por sexos y solo pudiendo ser instruidas por maestras.

Sin embargo, la alegría de las niñas se tornó en frustración ese mismo día, cuando muchas llegaron a la puerta de los centros educativos y recibieron la noticia de que el Gobierno había decidido mantener el cierre de los colegios de secundaria a falta de adaptar su educación a la ley islámica o sharia.

La designación de este comité coincide con la conclusión del primer viaje oficial al país asiático del relator especial de la ONU sobre la situación de los derechos humanos en Afganistán, Richard Bennett. Bennett llegó a Afganistán el pasado día 15 y tras reunirse con altos cargos del Gobierno interino de los talibanes, se mostró especialmente preocupado por la situación de las mujeres.

Así lo denunció este jueves en una rueda de prensa antes de poner punto y final a su visita, donde mostró su "seria preocupación por el deterioro de los derechos humanos en el país", asegurando que la supresión de las mujeres de la vida pública "es especialmente inquietante".

Los talibanes llegaron al poder con una serie de promesas de cambio, pero en prácticamente un año les han impuesto una plétora de limitaciones que incluyen desde la imposición del burka hasta el cierre de las escuelas a las estudiantes de secundaria, así como la limitación del acceso a los puestos de trabajo.

En este sentido, Bennett denunció que este goteo de restricciones "encaja en el patrón de una segregación absoluta por género y buscan hacer invisibles a las mujeres". Durante su primera estancia en el poder, entre 1996 y 2001, los fundamentalistas siguieron una rígida interpretación del islam que les llevó a prohibir la asistencia femenina a las escuelas y a recluir a las mujeres en el hogar.