- El informe que ha elaborado la alta funcionaria británica Sue Gray sobre las fiestas y reuniones sociales que se celebraron en Downing Street durante la pandemia deberá todavía esperar para ser divulgado, pues antes será revisado por su posible interferencia con la investigación policial en marcha. Así, la intriga continuará probablemente hasta la semana próxima.

El retraso ha sumido en el desconcierto a un país que aguarda a conocer los detalles sobre unas celebraciones que han sido filtradas con cuentagotas por la prensa, pero de las que aún se desconocen muchas cosas. Además, han surgido dudas sobre si el Gobierno querrá aprovechar la coyuntura para embellecer el informe o dejar fuera del escrutinio público aquellos extractos más nocivos para el primer ministro.

Preguntado por un periodista durante una visita al norte de Gales sobre si el documento se hará público de forma íntegra, Johnson respondió que “por supuesto”, a pesar de las especulaciones sobre la posibilidad de que no se aireen detalles como nombres de trabajadores de las oficinas gubernamentales que asistieron a esos eventos sociales. Johnson evitó entrar en más detalles al ser preguntado si los documentos saldrán a la luz pública “exactamente tal como los entregue Sue Gray”. “Mientras esperamos que todo esto continúe su curso, nosotros debemos seguir adelante y el Gobierno está haciendo su trabajo, rebajando las listas de espera que ha dejado el coronavirus, asegurándonos que ayudamos a capear la crisis del coste de la vida y afrontando los problemas con la inflación”, agregó.

Existe un cierto consenso en que cada día que pasa supone una pequeña victoria para el primer ministro. La indignación popular que sigue a cada nueva revelación de la prensa se apaga con el paso de las jornadas y Johnson consigue derivar el debate hacia otros asuntos más propicios. Además, dentro de la gran batalla por su superviviencia se juegan muchas pequeñas batallas, en las que el premier se anota alguna victoria significativa.

Uno de estos logros a priori menores, pero que pueden resultar decisivos a la hora de que se monte o no una revuelta interna de los tories contra su líder, tuvo lugar en la noche del miércoles al jueves.

El llamado Comité 1922, que agrupa a los diputados conservadores sin cartera, decidió no modificar su regla que solo permite convocar una moción de confianza interna al año, en lugar de una cada seis meses, como se había propuesto.

¿Y eso qué importancia tiene? Pues que si los diputados rebeldes pretenden dar el golpe de gracia a Boris deberán elegir cuidadosamente la bala, ya que si se celebra esa votación y el primer ministro la gana, no dispondrán de otra oportunidad hasta dentro de un año, cerca ya de las elecciones previstas para 2024.

Mascarillas. El uso de las mascarillas y de los certificados covid en Reino Unido dejó de ser ayer un requisito legal, tras haber suavizado el Gobierno británico las restricciones por la pandemia. No obstante, las tiendas y los supermercados del país, así como los operadores ferroviarios, indicaron que continuarán pidiendo a los ciudadanos que sigan utilizando las mascarillas pese a los cambios introducidos por el Ejecutivo. Esas normas fueron eliminadas a raíz del compromiso adquirido por Boris Johnson, de allanar el camino hacia una “completa normalidad”.

Evacuación de animales. Johnson negó ayer haber autorizado la evacuación de unos 200 animales rescatados por una ONG en Afganistán, después de la publicación de una serie de correos electrónicos del Ministerio de Exteriores británico que contradicen esta versión. El premier calificó como “disparate” las afirmaciones que señalaban que él mismo había autorizado este rescate en vuelos del Ejército.