- La semana que hoy comienza es clave para la seguridad en Europa, con reuniones de las que dependerá el futuro de las relaciones entre Estados Unidos y Rusia y, con ello, de la convivencia de los países europeos con su poderoso vecino del este.

Para empezar, el plato fuerte en Ginebra (Suiza), donde EEUU y Rusia se reúnen en el llamado "diálogo estratégico", un cara a cara en el que la subsecretaria norteamericana de Estado, Wendy Sherman, y el viceministro de Exteriores ruso, Serguéi Riabkov, iniciarán la negociación que debe marcar el futuro de sus relaciones de seguridad en los próximos años.

Y aunque ya en julio y septiembre se celebraron dos reuniones, esta es la primera que tiene carácter "extraordinario", con una crisis real: Ucrania.

Después vendrán otras reuniones: hoy mismo entre la OTAN y Ucrania en Bruselas, el miércoles 12 también en Bruselas en el consejo OTAN Rusia y el jueves 13 en Viena, en la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE), la única institución a la que pertenecen todos los implicados. Estas son algunas claves de la semana:

Estados Unidos quiere enfocarla en cuestiones bilaterales y dejar que los asuntos que tengan que ver con terceros países, caso de Ucrania, sean objeto de reuniones en otros foros.

Rusia quiere discutir el emplazamiento de armas nucleares fuera de las fronteras de ambos países, lo que incluiría misiles de corto y medio alcance desde las que se puede alcanzar territorio ruso; quiere que se prohíba el despliegue de tropas y armamento en zonas que el otro país considere una amenaza para su seguridad nacional o que se establezcan bases militares -o se desplieguen tropas- en territorio de las antiguas repúblicas soviéticas o establecer bases en dichos territorios.

El Gobierno de EEUU indicó que el despliegue de misiles en Europa y las maniobras militares son dos áreas en que prevén que puedan producirse "entendimientos" con Rusia en las reuniones en las que se tratará la situación en Ucrania.

Este es el verdadero motivo de discusión entre Rusia y EEUU, por su importancia geoestratégica y porque para Moscú es ya el "punto final" de lo que ha considerado siempre como una agresiva expansión de la OTAN hacia sus fronteras, que se inició ya en los años 90 del pasado siglo casi desde el mismo momento en que desapareció la Unión Soviética.

Hay un desacuerdo de principio: EEUU ha señalado que no está dispuesto a ceder en un posible acercamiento de Ucrania a la OTAN, ya que "Rusia no puede decidir de quién son o dejan de ser aliados otros países". Pero para Rusia, que se anexionó Crimea en 2014, que ha desplegado miles de soldados cerca de la frontera y que azuza las reclamaciones separatistas del Donbás, Ucrania debe permanecer fuera de la OTAN y no debe albergar armamento de la Alianza de ningún tipo que pueda hacer peligrar su seguridad.

La situación es muy delicada: el secretario norteamericano de Estado, Antony Blinken, ha advertido a Rusia de que cualquier tipo de agresión adicional "tendrá consecuencias masivas"; el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, dijo el pasado viernes que el riesgo de conflicto entre Ucrania y Rusia "es real" y Riabkov, que Moscú no hará ninguna concesión.

Las relaciones entre Ucrania y la OTAN serán abordadas hoy por Stoltenberg y el ministro ucraniano de Exteriores, Dmytro Kuleba.

Se celebrará en Bruselas el Consejo OTAN-Rusia "para discutir temas relacionados con la seguridad europea, especialmente la situación en y alrededor de Ucrania", según dijo Stoltenberg en su cuenta oficial de Twitter. Esta reunión se produce tras muchos ofrecimientos por parte del secretario general en los últimos años.

Pero Rusia tiene otras pretensiones, según reconoció ayer Riabkov: la OTAN debe volver a las posiciones equivalentes a las que tenía en 1997. Aspiración que se antoja complicada si se tiene en cuenta que desde ese año hasta hoy la Alianza ha efectuado dos ampliaciones en 1999 (Polonia, Hungría y la República Checa) y 2004 (Bulgaria, Estonia, Lituania, Rumanía, Eslovaquia y Eslovenia). Se necesitan, según el diplomático ruso, garantías jurídicas vinculantes de que la OTAN no se expandirá más hacia Rusia.

Desde la revolución del Maidan, en noviembre de 2013 la UE siempre ha pretendido ser un punto de anclaje de Ucrania a la esfera occidental. El Alto Representante de la UE para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, reiteró ayer que la principal preocupación y el primer objetivo de los Veintisiete es que Rusia rebaje la tensión con Ucrania. Borrell aportó otra clave: "Más allá de Ucrania, está en juego toda la arquitectura de seguridad europea".

57 estados miembros. El jueves 13, en Viena, la diplomacia rusa se reunirá con la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE), la única institución a la que pertenecen todos los implicados. Concebida en los años 90 como organismo depositario del entendimiento europeo tras la caída del Muro de Berlín, hace muchos años que la OSCE no interpreta un papel de protagonista en este aspecto. Con 57 Estados miembros, es la organización de seguridad regional más grande del mundo y su objetivo es alcanzar y mantener la estabilidad, paz y democracia de más de mil millones de personas. Borrell dijo ayer que la OSCE "también debería ser un lugar privilegiado para el debate sobre la seguridad europea: fue creada precisamente para hacer frente a situaciones como la que estamos enfrentando y es una institución muy adecuada para iniciar un diálogo significativo". "Cuando nos sentemos a discutir, Rusia podrá poner sus inquietudes sobre la mesa y nosotros pondremos las nuestras", indicó el Consejo de Seguridad Nacional de EEUU.