El Gobierno israelí ha aprobado este domingo el uso de un programa de rastreo por los servicios de Inteligencia y Seguridad General interior, el Shin Bet, para localizar a los portados de la variante omicrón, en una decisión a la que se han opuesto cuatro ministros por atentar contra las libertades individuales.

El controvertido programa de seguimiento, utilizado en las primeras etapas de la pandemia, ha vuelto a recibir luz verde después de la agencia asegurara a los ministros que se usaría de manera limitada durante un corto periodo de tiempo, en principio hasta el 2 de diciembre.

"No estamos hablando de un uso generalizado y si existe un estallido de casos de la variante suspenderemos el programa", según un comunicado de la oficina del primer ministro israelí, Naftali Bennett, recogido por 'Times of Israel'. El ministro Eli Avidar, miembro del gabinete del primer ministro, ha votado en contra de la medida y denunciado este "paso extremo, insostenible e injustificado".

Israel es el primer país del mundo en cerrar sus fronteras por completo a los extranjeros para prevenir la expansión de la variante ómicron de covid-19, además de imponer cuarentena obligatoria para los ciudadanos israelíes que regresen al país y otras restricciones internas.

Israel ha confirmado de momento un contagio con ómicron -una mujer israelí que regresó la semana pasada de Malawi- y tiene otros doce sospechosos a la espera de ser verificados, también viajeros procedentes de África.