- Dos bombas colocadas en un autobús del Ejército sirio mataron ayer a catorce de sus pasajeros cuando el vehículo se desplazaba por el centro de Damasco, que no registraba atentados desde hacía casi tres años y que no había sufrido un ataque de esta envergadura desde 2017.

Una fuente militar que pidió el anonimato explicó que las dos bombas explotaron en la parte central del autobús y que los 14 fallecidos eran “investigadores científicos”, mientras que todos los heridos eran civiles que se encontraban en las inmediaciones.

Poco después del atentado en la capital, las fuerzas leales a Al Asad atacaron con artillería la localidad de Ariha, en la provincia noroccidental de Idlib, la última dominada por los grupos armados opositores y también el último gran frente de batalla activo en el conflicto sirio. Al menos 13 personas murieron y otras 24 resultaron heridas, con al menos cuatro menores entre los muertos.