- Virgilio Samakuva, representante de Unión Nacional para la Independencia Total de Angola (UNITA) en España, ofreció ayer una conferencia en la Fundación Sabino Arana sobre la problemática de la democratización en Angola.

Usted habla de la problemática de la democratización de Angola. ¿Uno de los problemas no radica en la constitución de su país que atribuye muchos poderes al presidente?

-El problema de nuestro país es la centralización de todo el poder en una persona. Uno de los principios de la democracia es la separación de poderes, pero en el caso de Angola en la práctica no es así.

Además, desde 1975 el MPLA ha ostentado el poder en su país. Y desde 1979 a 2017 con el mismo presidente Eduardo Dos Santos. ¿Es otro factor que complica alcanzar un alto nivel democrático?

-El MPLA es el fruto de una de las ideologías imperantes en la Guerra Fría. Son marxistas-leninistas y para ellos el poder salió de la fuerza de las armas y no de lo que el pueblo de Angola quería y deseaba. Las cosas se han dibujado de esa manera y siguen siendo de esta manera.

Estados Unidos, que demonizó al gobierno del MPLA por comunista y no lo había reconocido hasta 1992, pasó a considerar a Dos Santos como un fiel aliado. ¿Aquello supuso un duro golpe para UNITA?

-Absolutamente. Los intereses han jugado mucho más alto que el verdadero apoyo o ayuda al pueblo que estaba sufriendo la opresión del régimen dictatorial del MPLA. Una vez resuelto el problema entre los bloques, después de la caída del Muro de Berlín, muchos se sintieron libres de obligaciones, satisfechos con el objetivo logrado. Así, las aspiraciones de la población angoleña quedaron en eso, un problema solo nuestro.

A su llegada a la presidencia en septiembre del 2017, João Lourenço prometió diversificar la economía, dependiente de los hidrocarburos, y combatir la corrupción. Transcurridos cuatro años, ¿ha cumplido las promesas?

-Vimos un presidente animado a hacer reformas en todos los sentidos. Se habló de recuperar los Derechos Humanos y de reconciliación. Se dieron gestos y pasos. Muchos se sorprendieron, también de la lucha contra la corrupción. Luego hemos visto que comenzaron a surgir quejas porque este combate contra la corrupción se dirigía un grupo concreto de personas, pero no tocaba a otros que eran tanto o más corruptos. Y la ciudadanía comenzó a preguntarse el por qué de esa posición.

El Índice de Desarrollo Humano (IDH) que elabora las Naciones Unidas para medir el progreso de un país y que en definitiva muestra el nivel de vida de sus habitantes, indica que los angoleños tienen una mala calidad de vida.

-Con el potencial que tenemos nadie en el mundo podría decir que Angola es un país pobre. Sí que es un país donde la población vive miserablemente, pero pese al descenso de producción de petróleo seguimos produciendo millones de barriles y tenemos potencial. Pero no vamos a hablar solo de petróleo y diamantes. Es ridículo pensar que la gente pueda pasar hambre en Angola. De norte a sur y de este o este, tenemos un suelo productivo. La pregunta es por qué no se aprovecha esta riqueza. Angola tiene potencial y no es un país pobre, pero nuestros gobernantes hacen que la gente viva miserablemente. El problema es la dirección, los que rigen el país. En Angola tenemos gente muy preparada, la pregunta es quién benefician con esa preparación, si a ellos o a la población en general.

Angola ha otorgado a España el papel de socio preferente de la Unión Europea. ¿Cuál es su opinión? ¿Qué espera de ello?

-Yo espero mucho. Estoy en Europa y sé que la Unión Europea tiene una inmensa potencialidad. España está a las puertas de África y no mira hacia abajo. Espero mucho de la Unión Europea, pero es necesario que exija mucho más de su cooperación. Que reclame rendir cuentas de su ayuda. Que haga un seguimiento exhaustivo de a dónde van a parar los fondos de ayuda. Hasta ahora el 70% de la ayuda entra en los bolsillos de los dirigentes y el 30%, o menos, es para la población. Europa debe ser muy exigente en esta cuestión para que se revierta el porcentaje que va a uno y otro lado.

¿Qué espera de los comicios del año próximo?

-Todo tiene que terminar un día y espero que no diste el fin del régimen del MPLA. En medio de la tormenta se piensa que el barco va ir a pique, pero llega la calma. Los angoleños necesitan un cambio radical.

Usted ha presentado un libro sobre Jonás Savimbi, fundador de UNITA muerto en combate en 2002. ¿Cuál es la imagen que ha trascendido de él y cuál es la que usted quiere trasmitir?

-La historia de nuestro país ha sido muy distorsionada. En la cabeza de Savimbi primero estaba el angoleño, después el angoleño y en tercer lugar el angoleño. Eso se vio en la práctica, él siempre estuvo en la lucha en el país. Otros mandaban a lo suyos a la lucha, pero Savimbi estuvo con los suyos hasta el final y murió en Angola. Nunca se ha demostrado que hubiera amasado un capital en el extranjero. Utilizó los diamantes para el esfuerzo de guerra y la lucha, y también formó cuadros que ahora sirven al país. Hoy, pasados veinte años de su muerte, incluso sus antiguos enemigos reconocen su figura.

“En Angola tenemos gente muy preparada, el problema es a quién benefician, si a ellos o a la población en general”

“Espero mucho de la colaboración de Europa, pero debe reclamar una fiscalización de su ayuda”