- El líder laborista Jonas Gahr Støre ha intensificado los contactos para plasmar el triunfo electoral del centroizquierda en Noruega en un gobierno en el que no se prevén cambios sustanciales en política petrolera. La contundente victoria (56% por 40,5%) le da un sólido mandato a Støre y este puede formar un Ejecutivo sin depender de Los Verdes, que condicionaban su apoyo al fin de las exploraciones petroleras. Entre laboristas, centristas y la Izquierda Socialista suman 89 escaños, cuatro más que la mayoría, aunque será necesario superar las reticencias entre ambos socios y diferencias en asuntos climáticos.

Según Støre son muchas más las coincidencias de los tres partidos que sus divergencias, si bien mantienen posturas distintas en temas como el clima y el futuro del sector petrolero, que emplea a unas 200.000 personas (7 % de la fuerza laboral) y supone el 14 % del PIB y el 41 % de sus exportaciones.

Los ingresos del sector petrolero y gasístico -Noruega es el principal exportador de Europa occidental- son además la base del considerado mayor fondo soberano del mundo, con un valor de 1,1 billones de euros y del que el Estado saca un máximo del 3 % en sus presupuestos anuales, ampliable en casos de crisis.

Mientras laboristas y centristas quieren recortar las emisiones de CO2 un 55% respecto a 1990 antes de 2030, objetivo algo más ambicioso que al que se comprometió el anterior Gobierno, los socialistas apuestan por una reducción del 70%.

Los dos partidos más grandes del centroizquierda coinciden, con algún matiz, en la necesidad de desarrollar el sector petrolero, aunque reduciendo emisiones y sin tocar las zonas más al norte. “No habrá nuevas grandes operaciones de búsqueda de yacimientos en la plataforma noruega. Pero en las áreas donde hay instalaciones y oleoductos seguiremos cartografiando los recursos. Es necesario para tener los ingresos que posibiliten el cambio ‘verde’ e impulsar las fuentes de energía renovable”, reiteró Støre hace unos días.