- El líder opositor ruso Alexéi Navalni puso ayer fin a la huelga de hambre de 24 días que había iniciado en prisión para exigir que le vean sus médicos de confianza tras instarle sus aliados a abandonarla de inmediato si quiere evitar un desenlace fatal.

“A la vista de los avances logrados y de todas las circunstancias, empiezo a abandonar la huelga de hambre. Según los protocolos, esto llevará otros 24 días y, dicen, es aún más difícil”, señaló Navalni en Instagram.

“Así que deseadme suerte”, se dirigió a sus seguidores en la red social, en la que indicó que volverá a ingerir comida tras un llamamiento alarmante de sus médicos de confianza y para no poner en peligro la vida de varias personas que habían iniciado huelgas de hambre solidarias.

Entre los que se habían sumado desde el exterior a la huelga de hambre se encontraban representantes de la asociación de víctimas de la matanza de la escuela de Beslán (2004), en Osetia del Norte.

“Amigos, mi corazón está lleno de amor y gratitud por ustedes, pero no quiero que nadie experimente sufrimiento físico por mi culpa”, señaló el opositor ruso.

El activista anticorrupción explicó que, gracias al “tremendo apoyo de buenas personas en todo el país y en todo el mundo”, se logró que le examinen médicos externos.

Las presiones dentro y fuera de Rusia se multiplicaron después de que sus colaboradores alertaran de que la vida del opositor “pendía de un hilo”.

Sus análisis de sangre habían arrojado unos niveles muy elevados de potasio y muy bajos de sodio y uno de sus médicos habituales afirmó que Navalni “podía morir en cualquier momento”.

Gracias a las presiones internacionales, Navalni finalmente fue llevado el martes a un hospital civil en la región de Vladímir, donde fue sometido a un examen que incluía una electroneuromiografía y consultas con un neurocirujano, un nefrólogo y un neurólogo.

Cinco de los facultativos que tratan normalmente al opositor y que pudieron estudiar los informes médicos, instaron ayer a Navalni a poner fin inmediatamente a la huelga de hambre, porque de lo contrario “pronto ya no habrá nadie a quien curar”.

Continuar con la huelga de hambre “puede causar un daño notable a la salud de Navalni y conducir al resultado más triste: la muerte”, advirtieron, y explicaron que el líder opositor ruso tiene, entre otros, síntomas neurológicos severos y de insuficiencia renal, además de hiponatremia severa.

La opinión de sus médicos de confianza le parecía “digna de atención” a Navalni, que recalcó no obstante que, aunque volverá a comer, no renunciará a su exigencia de ser visto por los médicos que necesita.

Los mismos facultativos exigieron ayer que el opositor sea trasladado a Moscú para ser tratado por sus médicos y especialistas occidentales en un hospital moderno multidisciplinario, dado que aún no se efectuó un diagnóstico completo y el paciente no recibe los medicamentos adecuados.

Los antecedentes. El opositor ruso de 44 años había iniciado la huelga de hambre el pasado 31 de marzo. Esto ocurrió porque su salud empeoró y las autoridades no le daban la atención necesaria.

Solidaridad internacional. Fuera de Rusia, varias personas se unieron a la causa de Navalni en muestra de apoyo. Además, consiguieron que fuera trasladado a un hospital en mejores condiciones.