- Bailes, abrazos, saltos de alegría, lágrimas de felicidad y gritos de “culpable” convirtieron a Mineápolis en una fiesta tras el anuncio del veredicto contra Derek Chauvin, el expolicía que mató al afroamericano George Floyd tras asfixiarlo.

Miles de personas salieron de sus casas con una sonrisa y el puño en alto, pero sin olvidar que la decisión del jurado “es solo el principio de una revolución” y que Floyd “no regresará”, como dijeron algunos de los manifestantes y familiares del fallecido.

El ambiente en las calles, sin embargo, fue de júbilo: “¡Esto es una fiesta! Estoy muy emocionado, feliz; ¡Hoy es un gran día!”, exclamó Patrick Dawn, un hombre afroamericano que se acercó a la sede del juzgado a bordo de su BMW con una bandera grande negra y blanca con el lema Black Lives Matter.

A su lado, y también dentro de su automóvil, se encontraba Chris Wall, algo más joven que Dawn pero igual o más emocionado. “Me siento extático: hemos ganado esta pelea, pero la batalla no terminó”, aseguró Wall.

La primera reacción de los asistentes a la plaza George Floyd fue lanzar billetes de manera simbólica a la tienda frente a la que murió.

También celebraron la condena los familiares y abogados de Floyd en un hotel cercano al lugar.