- El presidente de Bielorrusia, Alexandr Lukashenko, juró ayer el cargo en una ceremonia que se mantuvo en secreto hasta el último momento a causa de la ola de protestas antigubernamentales que se suceden en el país tras su reelección en las elecciones del pasado 9 de agosto, que la oposición califica de fraudulentas.

A pesar de las presiones que llegan de la calle, el mandatario, que lleva 26 años en el cargo, se reafirmó en que no tiene “el derecho” de “abandonar a los bielorrusos que han vinculado con el rumbo estatal no solo sus preferencias políticas, sino también su destino y el futuro de sus hijos”.

La ceremonia de investidura tuvo lugar en el Palacio de la Independencia de Minsk y contó con la asistencia de unas 700 personas, entre parlamentarios y otras autoridades del país. El acto se llevó a cabo en medio de un gran secretismo y la información sobre la toma de posesión de Lukashenko comenzó a filtrarse en los medios al tiempo que se estaba llevando a cabo, sin una convocatoria anterior hecha pública.

Aunque algunos medios de comunicación ya anticiparon una posible investidura sin previo aviso, las alarmas saltaron a la mañana debido a la gran presencia de militares y vehículos castrenses cerca de la residencia presidencial en Minsk. Al ser preguntada sobre la fecha de la toma de posesión de Lukashenko, su portavoz, Natalia Eismont, dijo que la noticia se sabría “cuando se acercara” la ceremonia.

El Gobierno bielorruso informaban mientras tanto del bloqueo de los accesos a la Avenida de la Independencia, donde luego fue vista la comitiva de Lukashenko que se desplazó por la carretera vacía en dirección a su residencia.

Los medios de comunicación recordaron que la investidura “secreta” del presidente es un hecho inédito en Bielorrusia, donde la fecha de esa ceremonia siempre se daba a conocer con varios días de antelación y era retransmitida por la televisión, tal y como manda la ley, algo que no ocurrió en esta ocasión.

Opositora exiliada en Lituania. La líder de la oposición bielorrusa, Svetlana Tijanóvskaya, tachó de “farsa” la investidura de Lukashenko para su sexto mandato al frente de Bielorrusia. “Este intento de demostrar su legitimidad solo ha certificado el término de su anterior mandato”, opinó la política, exiliada en Lituania desde el 11 de agosto, en un mensaje de vídeo difundido por su canal de Telegram. Tijanóvskaya agregó que ella es “la única líder elegida por el pueblo bielorruso” y que las órdenes que pueda dar Lukashenko a las fuerzas de seguridad carecen ya de legitimidad y “no han de ser cumplidas”.