- El presidente de EEUU, Donald Trump, reactivó ayer su campaña electoral con un polémico mitin en Tulsa (Oklahoma) que contradice las recomendaciones de su Gobierno para contener el COVID-19, y en un contexto que le ha merecido nuevas acusaciones de racismo en plena ola de protestas en el país.

El alcalde de la ciudad de Tulsa, G.T. Bynum, rescindió por orden de Trump el toque de queda que había impuesto este viernes por precaución ante posibles disturbios contra el mitin que el mandatario realizó ayer en la ciudad, escenario en 1921 de una de las mayores matanzas racistas de la historia de EEUU.

En un clima de fuerte tensión, Tulsa acogió el mayor acto multitudinario en un espacio cerrado de EEUU desde que comenzó la pandemia: un mitin en un estadio con capacidad para 19.000 personas que la campaña de Trump llenó por completo.

“Ya se están formando largas filas y multitudes en Tulsa. Mi campaña no ha empezado todavía. ¡Empieza la noche del sábado en Oklahoma!”, escribió Trump el viernes en su cuenta de Twitter.

Mientras el mandatario empleaba ese tono festivo, el diario local Tulsa World comparaba con un “ciclón” los sucesos que se desarrollan en la ciudad, donde las tensiones raciales se han mezclado con los temores de que el mitin de Trump empeore la situación sanitaria en un estado que está en pleno pico de contagios.

La fecha y el lugar elegidos por Trump para retomar su campaña de reelección han exacerbado las tensiones raciales que vive Estados Unidos desde el homicidio del afroamericano George Floyd, ya que Tulsa fue la sede de una de las peores masacres de afroamericanos de la historia de 1921, cuando murieron hasta 300 negros a manos de grupos blancos.

Ese mitin en un espacio cerrado contradice las recomendaciones de los expertos de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de EEUU (CDC), que piden evitar grandes reuniones en persona donde sea difícil mantener al menos dos metros de separación y haya participantes que llegan desde fuera de la localidad.

Sin embargo, la campaña insiste en que esas directrices son “opcionales” y, aunque tomó la temperatura a algunos asistentes y repartió mascarillas, no les obligó a ponérselas.