- Las dos autopsias realizadas al afroamericano George Floyd (la oficial y la independiente) han arrojado la misma conclusión: su muerte a manos de policías hace una semana fue un homicidio. Difieren, sin embargo, en qué causó el homicidio; mientras la autopsia contratada por la familia apunta a una muerte por "asfixia", la del forense del condado habla de un "paro cardiorrespiratorio" ocurrido mientras le inmovilizaban. La coincidencia de ambas autopsias en el homicidio estrecha el cerco sobre los cuatro expolicías implicados -solo uno de ellos imputado y en prisión-, cuyo procesamiento es hoy por hoy el principal reclamo de las protestas raciales.

Tras hacer pública la autopsia independiente, los familiares de Floyd reclamaron que a Dereck Chauvin, el único detenido bajo los cargos de asesinato en tercer grado y de homicidio imprudente en segundo grado, se le amplíe la acusación a homicidio en primer grado. Respecto al resto de policías implicados, pidieron que se les procese "todo lo que permita la ley". "La causa de la muerte, en mi opinión, es asfixia por la presión al cuello", dijo el doctor Michael Baden, exforense de Nueva York y uno de los médicos encargados de la autopsia independiente, que también aseguró que ninguna patología previa influyó en el deceso.

El abogado de la familia Floyd, Benjamin Crump, acusó, autopsia en mano, a los agentes de "matarlo con una rodilla en su cuello durante casi nueve minutos y dos rodillas en su espalda, presionándole los pulmones". Crump dijo que la ambulancia a la que subieron inconsciente a Floyd "fue su coche fúnebre".

La otra autopsia, la del condado de Hennepin, apunta a que Floyd murió por "un paro cardiorrespiratorio cuando estaba siendo sometido por agentes policiales". El informe forense cita que Floyd sufría problemas cardíacos y también que en el momento de su muerte estaba bajo los efectos de una intoxicación por fentanilo, aunque no hace un vínculo directo entre estos factores y su deceso.

Estos hallazgos están en ya manos del fiscal del estado, Keith Ellison, que asumió el caso hace 24 horas tras apartar al cuestionado fiscal del condado y que ahora deberá decidir si los informes bastan para ordenar la captura de los otros tres agentes.

Detener a estos tres agentes se ha convertido, precisamente, en el clamor de las protestas por la muerte de Floyd, que esta semana han dado la vuelta al mundo y que han derivado en ocasiones en los mayores disturbios raciales del siglo en EEUU. En Minesota, miles de personas trasladaron de Mineápolis a las puertas de la mansión del gobernador sus reivindicaciones. "Ha caído uno, faltan tres" o "Encerrad a los 4 asesinos" fueron algunas proclamas. El gobernador, Tim Walz, salió de su mansión entre abucheos pero escuchó durante unos 45 minutos los testimonios de víctimas de la violencia policíaca que participaron en la protesta, del todo pacífica. Por la noche, sin desmanes, las autoridades detuvieron a decenas de personas que desafiaron la cuarta jornada de toque de queda en Mineápolis, que parece haber dejado atrás el caos, los saqueos y los incendios.

El abrazo de una destacada activista de Miami, Florida (EEUU), y un agente de policía local en plena calle y ante una manifestación por la muerte de George Floyd, de raza negra, se ha vuelto viral por un vídeo dado a conocer como ejemplo de "conexión". Renita Holmes, una conocida activista, se acercó a los agentes para pedirles "paciencia", cuando uno de ellos se acercó a ella y le preguntó si podía abrazarla.

Glorificar la violencia. La controversia ha marcado la reacción de Trump a las protestas desde el principio: la madrugada del viernes, mientras las televisiones mostraban una comisaría de policía en llamas en Mineápolis, el mandatario advirtió en Twitter: "Cuando empiezan los saqueos, empiezan los tiroteos". Esa frase era idéntica a la que usó en 1967 el entonces jefe de Policía de Miami, Walter Headley, para defender la fuerte represión de los disturbios en barrios negros durante el movimiento de derechos civiles. Al día siguiente, Trump alegó que no conocía la historia de esa frase y que no pretendía "glorificar la violencia" con ella, como denunció Twitter, sino alertar de que los episodios violentos en las protestas podían derivar en muertes. Limitado por la naturaleza del sistema federal de EEUU, Trump solo alcanzó a poner en práctica su propia filosofía de "dominación" de las protestas en Washington, la capital, donde no hay gobernador y el mandatario pudo desplegar a los militares.