- A poco más de 500 kilómetros de Chernóbil y muy cerca de la frontera con la Unión Europea (UE), Bielorrusia ha construido su primera central nuclear. Minsk niega que represente una amenaza, pero vecinos como Lituania la consideran un riesgo para la seguridad del continente como lo fue la planta ucraniana que sufrió en 1986 la mayor catástrofe atómica de la historia.

"Tanto en Chernóbil (Ucrania, URSS, 1986) como en Fukushima (Japón, 2011) la mayor responsabilidad del accidente correspondió al hombre. En concreto, en Chernóbil el culpable fue claramente el factor humano. Por eso, para nosotros lo más importante es la preparación del personal que gestionará la planta", explicó a Mijaíl Mijadiuk, el viceministro de Energía bielorruso.

La central nuclear bielorrusa entrará en funcionamiento en julio, fecha que ya ha sido confirmada por el Gobierno, aunque la conexión a la red eléctrica no se producirá hasta la segunda mitad de este año.

"No tenemos ninguna prisa y no seguimos ningún plazo predeterminado. Nuestra máxima prioridad es la seguridad", subrayó Mijadiuk.

El principal adversario de la central, cuya construcción corre a cargo de una corporación rusa (Atomstroyexport), es Lituania, ya que la nueva central se encuentra en la localidad de Ostrovéts, a unos 50 kilómetros de la capital de la república báltica.

Además de la cercanía de la planta, Vilna considera que ésta no es segura -los políticos lituanos la llaman "la bomba atómica"- y acusan al constructor, Rusia, de poner en riesgo a toda la región con sus ansias de expansión energética.

"El combustible nuclear ya ha sido transportado al lugar con el fin de proceder en breve a su descarga sin haber resuelto los graves problemas de seguridad en la central", alertó el presidente lituano, Gitanas Nauseda.

Por eso, se dirigió la pasada semana a la Comisión Europea para que garantice su seguridad antes de la inauguración y llamó a prohibir la importación de electricidad de países con centrales nucleares que no sean seguras.

"La central de Ostrovéts es un problema de seguridad nuclear para toda la UE (...). Debemos garantizar la seguridad de todos los europeos", afirmó, aunque este mismo lunes ambos países firmaron un acuerdo de alerta temprana en caso de accidente atómico.

En respuesta, Bielorrusia asegura que desde el inicio del proyecto hace una década existe un "estricto" sistema de control sobre la calidad del proyecto, de la construcción, de los materiales -desde la fábrica hasta el montaje- y la tecnología utilizada.

Todo bajo la guía del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), con el que Minsk firmó recientemente un programa de cooperación técnica por dos años para la explotación segura de la planta.

"Este año recibimos una misión internacional integrada por más de una veintena de expertos extranjeros para analizar la preparación de la central para su explotación. Recibimos una valoración positiva", aseguró el viceministro bielorruso.

La central también se sometió "voluntariamente" a un stress test (prueba de seguridad) sobre la base de los resultados del accidente en Fukushima según los estándares de la UE.

"Lo hicimos sin ser miembros de la UE. Estamos cooperando con reguladores de la Unión. Estamos abiertos a cualquier inspección. No ocultamos nada. Somos transparentes", subrayó.

Bielorrusia justifica la construcción de la central por la necesidad de diversificar las fuentes de energía. "El 96 % de nuestra industria trabaja con gas natural. Esa es una gran dependencia de un solo hidrocarburo. Y los precios del gas no dejan de aumentar. Por eso, decidimos apostar por la energía nuclear", explicó Mijadiuk.

"Otra ventaja es la ecología. Una central nuclear no produce vertidos ni contamina", aseveró.