- El número de personas forzadas a abandonar sus hogares por los conflictos, la violencia o los desastres naturales siguen en aumento y en 2019 alcanzaron una cifra récord de 50,8 millones en todo el mundo, de acuerdo con el último informe publicado por el Observatorio de Desplazamiento Interno (IDMC), que forma parte del Consejo Noruego para los Refugiados (NRC).

En concreto, se estima que hay 45,7 millones de desplazados resultado de los conflictos y la violencia que sufren 61 países, entre los que destacan Siria, Colombia, República Democrática del Congo, Yemen y Afganistán, países todos ellos inmersos en contiendas de distinto tipo desde hace varios años e incluso décadas.

Por otra parte, 5,1 millones de personas tuvieron que abandonar sus hogares como consecuencia de desastres naturales en 95 países, lo que incluye 1,2 millones de personas desplazadas tras años de sequía e inundaciones en Afganistán, más de 500.000 por las lluvias monzónicas en India y más de 33.000 personas en Haití, una década después del devastador terremoto del 2010.

El año 2019 registró además, según el estudio, 33,4 millones de nuevos desplazados, la cifra más alta desde 2012. De estos desplazamientos, 8,5 millones se produjeron en el contexto de conflictos y violencia, en países como Siria (1,85 millones) o RDC (1,67 millones) pero también en Etiopía (1 millón) y Burkina Faso (513.000).

No obstante, la gran mayoría de los nuevos desplazamientos, alrededor de 24,9 millones, fueron motivados por los casi 1.900 desastres que hubo durante el año, incluidos 4,5 millones como consecuencia del ciclón Fani en India y Bangladesh, por los ciclones Idai y Kenneth en Mozambique y por el huracán Dorian en las Bahamas. Además, las fuertes y prolongadas lluvias dieron lugar a inundaciones en numerosos países de África que provocaron 2 millones de nuevos desplazamientos.

“Año tras año, el conflicto y las situaciones de violencia desarraigan a millones de personas de sus hogares”, lamentó el secretario general del NRC, Jan Egeland, que subrayó que “entre todos, estamos fallando enormemente en la protección de las personas más vulnerables del mundo”.

“Los políticos, generales y diplomáticos deben salir de este punto muerto, poner alto al fuego y empezar a dialogar, dejando atrás las armas y la violencia”, reivindicó, advirtiendo de que en medio de la pandemia actual por el nuevo coronavirus “la continua violencia política no tiene ningún sentido”.

Por su parte, la directora del IDMC, Alexandra Bilak, puso el acento en que “las personas desplazadas suelen ser individuos muy vulnerables que viven en campamentos abarrotados, refugios de emergencia y asentamientos informales con escaso o nulo acceso a la atención sanitaria”.

“La pandemia global de coronavirus los pondrá en una situación todavía más vulnerable. Agravará sus condiciones de vida de por sí precarias, limitando aún más el acceso a los servicios esenciales y a la ayuda humanitaria”, explicó en un comunicado.

Pese a todo, el informe también encuentra datos que permiten abrigar cierta esperanza, en particular los esfuerzos notables que se llevaron a cabo para prevenir y responder a las situaciones de desplazamiento. Así, por ejemplo, en Asia varios países han demostrado que el desplazamiento en forma de evacuaciones preventivas salva vidas, y que los sistemas eficaces de alerta temprana y otras medidas para reducir el riesgo de desastres evitan los peores impactos de los mismos.

Por otra parte, se establecieron sistemas nacionales de recolección y análisis de datos sobre desplazamiento en Indonesia, Malí y Sri Lanka, mientras que en Etiopía y en Somalia se pusieron en marcha medidas de desarrollo para resolver el problema del desplazamiento interno. A nivel global, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, estableció el Grupo de Alto Nivel sobre Desplazamiento Interno, “una muestra de compromiso político”, según el informe.

Según Bilak, el estudio muestra que “la única forma para resolver un problema es analizándolo y entendiéndolo”. “Pero también se necesitan recursos y compromiso político para que las personas desplazadas puedan hacer progresos reales en el restablecimiento de sus vidas”, sostuvo.

“La pandemia del COVID-19 hace innegable la necesidad y urgencia de nuestra labor”, remachó.