- A sus 25 años, Marina Palacio ya es toda una realidad del cine vasco. Tras formar parte de la primera promoción de la Elías Querejeta Zine Eskola (EQZE), presentó su primer cortometraje, protagonizado por su padre, Kechús Palacio, y su primo, Miguel Burgueño, en la sección Zabaltegi-Tabakalera del último Zinemaldia. En él, la donostiarra narra de manera casi documental la historia de un niño y su tío que quieren rodar una película de vampiros.

¿Esperaba el premio?

-Ha sido una sorpresa total. No me lo esperaba absolutamente nada. De hecho, ya se lo he comentado a todo el mundo, no era consciente de que había premio. Para mí el logro ya era haber sido seleccionada.

Veía más el premio como una posibilidad de estar allí y mostrar el trabajo, ¿no?

-Sí, porque es un festival que tiene mucha importancia y al igual que me pasó en Zabaltegi-Tabakalera, yo no esperaba nada más. No son objetivos que me vienen a la cabeza, sino que lo importante es poder estar allí.

¿Cómo ha sido la experiencia de estar en un festival como el de Málaga?

-Me ha gustado mucho, sobre todo, poder conocer a compañeros que estaban conmigo en la sección y el trato con la gente. Nunca había estado antes en el festival ni en Málaga, y, aunque la presencia del covid hacía que estuviéramos menos personas de las habituales, ha sido una experiencia muy bonita y tengo ganas de repetir.

Lo habrá vivido de manera diferente al Zinemaldia, donde jugaba en casa.

-Sí, el Zinemaldia fue sentirme en casa más que nada porque estrené el cortometraje en la misma sala donde había hecho las pruebas previas. Es el lugar donde nació, en la sala de Tabakalera y con mis compañeros de Elías Querejeta Zine Eskola. Pero Málaga es otra cosa, un lugar totalmente ajeno que le da otra mirada.

Quiso agradecer el galardón a su aita y a su primo, los protagonistas del trabajo.

-La película, para mí, son ellos y es como es por como están ellos. Yo tenía la intención de hacer el cortometraje sobre lo que le apasiona a mi padre. Al final ha acabado siendo el reflejo de todo eso, que, en definitiva, es mi padre.

Tampoco se olvidó de la Elías Querejeta Zine Eskola.

-Allí es donde nació el proyecto, desde la intención de hacer un cortometraje hasta la de la propia realización. También tuve la suerte de tener a Maider Oleaga como mentora que me acompañó durante el proceso creativo. Por todo ello, el premio solo ha sido posible gracias a la escuela.

Después de presentarse en el Zinemaldia, ¿qué recorrido ha tenido el corto? Imagino que la idea sigue siendo la de enviarlo a más lugares.

-Sí, ha estado en más de 20 festivales internacionales y normalmente se suele decir que la vida de un corto suele durar entre año y medio y dos, por lo que seguiremos enviándolo.

En ese plan, ¿entran los Goya?

-Con el premio ya soy candidata así que puedo decir que sí (risas). Desde el momento que me dijeron que la posibilidad de los Goya estaba ahí, lo vi como una ventana a poder darme a conocer un poquito más y poder seguir haciendo películas. Que el premio de Málaga me permita estar en la lista de candidatos es un sello que espero me abra más puertas.

Lo mejor de ganar un premio, muchas veces, no es el premio sino la posibilidad de poder hacer el siguiente proyecto, ¿no?

-Exacto. Ojalá no fuese así y hay gente que lo consigue, pero los premios están para continuar. Te dan un plus y una confianza extra para poder seguir desarrollando lo que quieres y cómo lo quieres, porque se supone que la gente confía en lo que haces y le gusta. Es una manera de seguir el camino tal y como lo has hecho.

Participa en el proyecto Ikusmira Berriak de Tabakalera, donde está desarrollando su primer largometraje. ¿El premio de Málaga le hace replantearse el objetivo y seguir creando más cortometrajes?

-Mi cabeza está muy centrada en el largometraje porque es un proyecto a largo plazo. Lo veo como un trabajo troncal que me va a acompañar en mi vida durante mucho tiempo. Pero sí que es cierto que no descarto hacer algún cortometraje o incluso de seguir filmando a mi padre. Aún así, esto seguiría siendo así aun no habiendo ganado el premio, tenía la idea de antes.

Por lo tanto, tiene claro que quiere seguir trabajando con la mirada puesta en su entorno.

-Sí. El largometraje no lo voy a rodar con mi familia cercana, pero el proceso lo estoy escribiendo con mi padre. Él no es guionista profesional, de hecho no es guionista. Se ha convertido en ello como yo, por el hecho de escribir una película juntos. Pero me interesa más eso que otra cosa. Quiero mantener esa esencia personal. La película la voy a grabar en un entorno muy íntimo, con niños que no son actores y que nunca han tenido contacto con el mundo cinematográfico. Me gusta mucho que todo esté cercano a la realidad.

"Que el premio de Málaga me permita estar en la lista de candidatos a los Goya es un sello que espero me abra más puertas"

"Mi cabeza está muy centrada en el largometraje, pero no descarto hacer algún cortometraje o seguir filmando a mi padre"